Capítulo 21

22 2 0
                                    

A medida que los meses avanzaban y la boda se acercaba, todo parecía estar perfectamente alineado. Los vestidos, la ceremonia, la cena, la fiesta... todo estaba listo. Ada, que ya tenía ocho meses, empezaba a balbucear “mamá” y era una bebé increíblemente inteligente y llena de encanto, muy parecida a su madre, Cate.

Cate había tomado una decisión importante, quería que Ángeles fuera, legalmente, la madre de Ada. Así, ambas firmaron los papeles que otorgaban a Ángeles la custodia legal de la pequeña, quien ahora llevaba el nombre Ada Blanchett Francés. El mismo día, en un ambiente íntimo y privado, Cate y Ángeles también firmaron los documentos que las convertían en esposas por lo civil. Todo avanzaba a una velocidad vertiginosa, pero Ángeles se mantenía al frente, cuidando cada detalle, asegurándose de que Cate y todo lo que la rodeaba le perteneciera completamente.

Un día, mientras disfrutaban de una tarde en el parque, Cate se atrevió a plantear un tema que llevaba tiempo rondando su mente.

— Amor, quiero conocer a tus padres — le dijo Cate a Ángeles, mientras Ada jugaba cerca de ellas, explorando con curiosidad las hojas y flores que encontraba en su camino.

Ángeles sintió cómo una ola de tensión recorría su cuerpo, pero sabía que este momento llegaría tarde o temprano. No podía seguir ocultando su verdadero origen, así que decidió enfrentarlo de la única manera que conocía, mezclando verdades a medias con mentiras.

— Cate, hay algo que debo confesarte antes de que conozcas a mi familia — comenzó, tomando las manos de su esposa. — No vengo de una familia modesta, como te hice creer. En realidad, vengo de una familia muy adinerada. Fingí ser de origen humilde porque tenía miedo... miedo de que me vieras diferente, de que pensaras que solo valía por mi dinero, y no por lo que soy en realidad.

Cate la miró con comprensión, y sin pensarlo dos veces, la besó suavemente en los labios.

— Te amo por lo que eres, Ángeles, no por tu dinero — respondió Cate con sinceridad, reafirmando su amor.

Días después, Cate tuvo la oportunidad de conocer a la familia de Ángeles. Se encontró cara a cara con Maximiliano Francés, el imponente y sofisticado padre de Ángeles, cuya presencia llenaba la habitación, a su lado estaba Demon Francés, el hermano de Ángeles, su nombre tiene un significado oscuro ya que su nombre provenía del apodo “Demonio” que solo la familia sabía, él a primera vista parecía frío y distante, pero tenía una chispa en los ojos que revelaba una mente astuta y peligrosa. Finalmente, estaba Ellen Landon, la madre de Ángeles, una mujer cuya belleza y elegancia eclipsaban todo a su alrededor. Ellen tenía una presencia magnética, de esas que hacen que todos los demás palidezcan en comparación.

Maximiliano, el padre de Ángeles, rompió el silencio con una voz profunda y autoritaria mientras servía un vaso de vino para Cate.

— Entonces, Cate, ¿cómo van los preparativos para la boda? — preguntó, sus ojos azules penetrantes observando cada detalle.

Cate, aunque algo incómoda por la intensidad de su mirada, sonrió educadamente.

— Van muy bien, gracias. Ángeles ha estado increíblemente involucrada en todos los detalles. Estoy muy agradecida de tenerla a mi lado en este proceso — respondió con una sonrisa, buscando la mano de Ángeles para sentirse más tranquila.

Ellen, la madre de Ángeles, intervino con su tono suave pero firme.

— Ángeles siempre ha sido muy decidida y sabe lo que quiere. Me alegra ver que ha encontrado a alguien que aprecia eso en ella — dijo, mirando a su hija con una mezcla de orgullo y advertencia.

— Lo soy, señora Landon. Ángeles es todo lo que siempre quise en una pareja — afirmó Cate con sinceridad, ignorando la tensión subyacente en el ambiente.

ÁNGELES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora