Capitulo 11

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El sonido de las hojas crujientes bajo los pies de Thalia marcaba el ritmo de su caminata de regreso a casa. Había pasado un largo rato junto a Dean, escuchando historias sobre Elise, los ángeles y la guerra que se libraba en el cielo. Pero ahora que el día comenzaba a enfriarse y el sol se deslizaba lentamente hacia el horizonte, se encontraba sola de nuevo, inmersa en sus pensamientos.

A pesar de todo lo que Dean le había dicho, aún tenía dudas. No era tanto que no le creyera; era más bien la magnitud de todo. La idea de que el cielo, con todas sus leyendas y creencias, estuviera en guerra, y que de alguna manera ella estuviera conectada con esa batalla, era algo que costaba procesar. Thalia no podía evitar sentir que el destino que se le había presentado era más grande de lo que nunca hubiera deseado o imaginado.

Cuando llegó a casa, su madre la estaba esperando en la cocina, preparando la cena. El olor familiar de las especias y los vegetales cocinándose la envolvió, dándole una sensación de calidez y confort que casi había olvidado. Durante esos breves momentos, Thalia se permitió relajarse, como si fuera la misma chica que había sido antes de que todo cambiara.

—Estás de vuelta temprano. —Comentó su madre mientras removía una sartén. — ¿Cómo estuvo tu día?

Thalia sonrió de manera forzada.

— Bien... solo necesitaba aire fresco, supongo.

Su madre la miró por encima del hombro, con esa mirada que solo una madre puede tener, una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Has estado muy pensativa últimamente. — Dijo suavemente, como si no quisiera presionarla, pero al mismo tiempo queriendo saber qué estaba pasando. — ¿Hay algo de lo que quieras hablar?

Thalia dudó por un momento. Por más que quisiera compartir lo que estaba viviendo, sabía que contarle a su madre sobre ángeles, guerras celestiales y su supuesto destino no era algo que pudiera decir sin parecer loca.

—Es solo... mucho en qué pensar. —respondió finalmente. — Cosas de la vida, ya sabes.

Su madre sonrió, aunque la preocupación seguía visible en su rostro.

— Bueno, siempre estaré aquí para escucharte, cariño. No lo olvides.

Thalia asintió, agradecida por la oferta, aunque sabía que no podía compartir todo lo que llevaba dentro. Aún así, el simple hecho de estar en casa, rodeada de la normalidad cotidiana de su familia, le proporcionaba un breve respiro de la intensidad de los últimos días.

Esa noche, después de cenar y ayudar a su madre a limpiar la cocina, Thalia subió a su habitación. Cerró la puerta tras de sí, apoyándose contra ella por un momento mientras dejaba escapar un largo suspiro. La paz que había sentido en la cocina había sido efímera, y ahora que estaba sola de nuevo, los pensamientos y preocupaciones volvieron a inundarla.

Caminó hacia su escritorio y encendió su computadora. Desde que Dean le había contado sobre la guerra celestial, había estado investigando, tratando de encontrar cualquier referencia en textos antiguos o en leyendas sobre lo que él le había dicho. Sabía que la respuesta a lo que estaba sucediendo no estaba en los libros de historia convencionales, pero también sabía que las leyendas y los mitos a menudo contenían fragmentos de verdad.

Pasó horas leyendo relatos sobre ángeles caídos, profecías y antiguas batallas en los cielos. Algunos relatos hablaban de una rebelión en el cielo liderada por un ángel caído, otros mencionaban guerreros divinos enviados para proteger la humanidad. Sin embargo, nada de lo que encontró coincidía exactamente con lo que Dean le había dicho. No había mención directa de una "guerra interna" en el cielo como la que él describía, ni de una conexión entre esa guerra y personas en la Tierra como ella.

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