El día siguiente amaneció con un cielo despejado, como si el universo hubiese decidido darle a Thalia una breve pausa de la tormenta emocional que había estado viviendo. Aun así, mientras el sol se alzaba sobre el horizonte y los primeros rayos de luz llenaban su habitación, la joven no pudo evitar sentir el peso de todo lo que había pasado el día anterior.
Se quedó en la cama, mirando el techo, su mente repasando cada detalle del momento que había compartido con Dean. Ese beso... esa inesperada muestra de afecto. Había sido suave, casi tímido, pero había dejado una huella profunda en ella, una huella que aún no sabía cómo procesar.
Confusión. Esa era la palabra que mejor describía lo que sentía. Aunque no podía negar que había algo especial entre ella y Dean, algo que había estado creciendo desde el primer momento en que sus caminos se cruzaron, todavía estaba luchando por darle sentido a lo que significaba. ¿Cómo podía una relación tan personal y emotiva desarrollarse en medio de una guerra celestial? ¿Cómo podía permitir que estos sentimientos se entrelazaran con su responsabilidad en una batalla que afectaba no solo al mundo, sino al equilibrio entre el cielo y la tierra?
Thalia suspiró profundamente, sus pensamientos enredándose aún más mientras intentaba desenmarañar sus emociones. Quería ser racional, centrarse en lo que estaba sucediendo en el mundo, en su entrenamiento y en las amenazas que se avecinaban. Pero había una parte de ella que no podía dejar de pensar en Dean, en cómo se había abierto a ella de una manera que no había esperado. Y en cómo, a pesar de toda su confusión, se sentía atraída por él de una manera que no había anticipado.
Finalmente, se obligó a levantarse de la cama. Permanecer allí, perdida en sus pensamientos, solo aumentaría su confusión. Necesitaba despejar su mente, y la mejor manera de hacerlo era salir de la habitación y enfrentar el día. Tal vez el aire fresco la ayudaría a encontrar algo de claridad.
Se vistió rápidamente y salió de su habitación, encontrándose con Simon en la cocina. Él ya estaba desayunando, y al verla, le ofreció una sonrisa cálida y despreocupada. No tenía idea de lo que había sucedido entre ella y Dean, lo cual la tranquilizó. A veces, Thalia apreciaba la normalidad que Simon traía a su vida, la simplicidad de su amistad. Con él, no tenía que lidiar con los complicados sentimientos que Dean despertaba en ella.
—Buenos días. — Dijo Simon alegremente. — Te ves como si no hubieras dormido mucho. ¿Estás bien?
Thalia sonrió débilmente mientras se servía un vaso de agua.
—Sí, estoy bien. Solo... demasiadas cosas en mi cabeza, supongo.
Simon asintió con simpatía mientras tomaba otro bocado de su desayuno.
—Lo entiendo. Todo esto es mucho. Pero estás manejándolo increíblemente bien. No creo que yo podría mantenerme tan sereno como tú lo has hecho.
Thalia se rió un poco, apreciando su intento de levantarle el ánimo.
—Sereno no es exactamente la palabra que usaría. — Respondió. — Pero gracias, Simon. Me alegra saber que al menos doy esa impresión.
Simon dejó su plato en la mesa y se giró hacia ella, observándola con preocupación.
— Sabes que siempre puedes hablar conmigo si necesitas desahogarte, ¿verdad? No tienes que cargar todo esto sola.
Thalia lo miró, sintiendo una oleada de gratitud por su amigo. En medio de todo el caos, Simon siempre había sido una roca firme en la que podía apoyarse. Su lealtad y apoyo incondicional eran una constante en su vida, y aunque no podía hablarle de lo que había sucedido entre ella y Dean, apreciaba el hecho de que él siempre estaba allí para ella.
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Angels
Science FictionThalia es una chica que está tratando de conseguir un trabajo de camarera cuando conoció a Dean, un chico misterioso cargado de secretos que podría cambiar el mundo de Thalia al completo. ⚠️ Personajes basados en mi propia adaptación No copyright