Capítulo 26

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Simon observaba por la ventana de la biblioteca, viendo la fina neblina que cubría las calles a medida que el invierno se asentaba. La nieve caía lentamente, cubriendo los tejados y las ramas de los árboles con una capa suave y blanca. Sin embargo, su mente estaba lejos de la paz que parecía ofrecer el paisaje. Pensaba en Thalía y en todo lo que había sucedido en las últimas semanas. Sabía que algo estaba cambiando en su interior, aunque no sabía si era para bien o para mal.

Desde que Dean había aparecido en sus vidas, Simon no había podido dejar de sentirse un tanto desplazado. Había algo en Dean que lo inquietaba, no solo por la misteriosa conexión que tenía con Thalía, sino también porque Simon empezaba a reconocer en sí mismo sentimientos que siempre había evitado confrontar. Sabía que estaba comenzando a sentir algo más que amistad por Thalía, y eso lo asustaba.

A medida que los pensamientos se agolpaban en su mente, un viejo recuerdo se abrió paso entre ellos. Simon no había pensado en su infancia en mucho tiempo. Desde muy joven, había aprendido a dejar atrás su pasado, pero en momentos como ese, esos recuerdos parecían arrastrarse desde las sombras.

Simon no sabía mucho sobre sus verdaderos padres, aunque si sabía que el apellido de su familia era Mcdermott. Había crecido en una serie de orfanatos, nunca permaneciendo mucho tiempo en un solo lugar. Los detalles de sus primeros años eran difusos, una mezcla de fragmentos borrosos y sensaciones vagas. Las caras de los cuidadores, los pasillos largos y fríos, y el eco de las risas de los otros niños a menudo se mezclaban en su mente, creando una imagen desdibujada de su infancia.

Lo que sí recordaba con claridad era el día en que fue adoptado. Tenía trece años en ese momento, y había dejado de esperar que alguien viniera a por él. Pero, inesperadamente, un hombre entró en su vida. No era joven ni mayor, sino de mediana edad, con gafas redondas y un rostro amable, aunque siempre parecía tener la mirada perdida en un libro o en sus pensamientos.

Este hombre, un bibliotecario de nombre Charles, le había ofrecido un hogar. A Simon le costó creerlo al principio, acostumbrado como estaba a la incertidumbre y la falta de raíces. Pero Charles había sido paciente y gentil, y con el tiempo, Simon empezó a ver a la biblioteca donde Charles trabajaba no solo como un lugar de estudio, sino también como un refugio.

Charles había despertado en Simon una profunda pasión por los libros y la historia, algo que lo había acompañado durante todos los años siguientes. Simon había encontrado en los libros un escape, una forma de comprender el mundo que lo rodeaba y a sí mismo. Pero, a pesar de todo, una parte de su pasado seguía siendo un misterio, algo que lo perseguía en silencio.

Con el tiempo, Simon había enterrado esos pensamientos, enfocándose en su vida presente, en su trabajo en la biblioteca y en su amistad con Thalía. Sin embargo, algo le decía que su pasado aún no había terminado de revelarse por completo. Había fragmentos de su vida que seguían sin encajar, y aunque había intentado dejarlos atrás, no podía ignorar la sensación de que algo importante estaba a punto de salir a la luz.

Al mismo tiempo, Thalía estaba en el centro de sus pensamientos. No podía evitar sentir un creciente conflicto dentro de él. Sabía que Thalía estaba cada vez más cerca de Dean, y aunque intentaba aceptarlo, no podía dejar de lado sus propios sentimientos. No era fácil ver cómo su mejor amiga se acercaba a alguien más, especialmente a alguien en quien no confiaba del todo.

Los últimos días habían sido un torbellino de emociones para todos ellos. Dean parecía decidido a mostrar que podía recuperar su estatus como ángel, y Thalía, aunque aún tenía dudas, parecía cada vez más atraída por su mundo. Simon, por su parte, no sabía qué hacer con todo lo que sentía. Su lealtad hacia Thalía siempre había sido incuestionable, pero ahora se encontraba en una encrucijada.

El día avanzaba lentamente, y Simon decidió cerrar la biblioteca un poco antes de lo habitual. El aire frío le golpeó el rostro al salir, y la nieve crujió bajo sus pies mientras caminaba hacia su pequeño apartamento. Pensaba en lo que el futuro les deparaba a todos, especialmente a Thalía, y no podía evitar preocuparse por ella.

Mientras tanto, Thalía se encontraba en casa, reflexionando sobre todo lo que había pasado. Las revelaciones de Dean, la creciente sensación de peligro que parecía rodearlos, y ahora sus propios pensamientos sobre el futuro. Aunque intentaba enfocarse en lo que debía hacer, su mente volvía una y otra vez a Simon. Había algo en su relación con él que estaba cambiando, y no sabía cómo manejarlo.

Dean, por su parte, estaba cada vez más decidido a demostrar que podía redimirse. Sabía que Thalía era importante en su lucha por recuperar su estatus, pero también empezaba a darse cuenta de que sus sentimientos por ella iban más allá de la simple responsabilidad. Sin embargo, su camino no sería fácil, especialmente con la guerra que se avecinaba.

El aire estaba cargado de incertidumbre, y aunque ninguno de ellos lo sabía con certeza, el destino de todos ellos estaba a punto de entrelazarse de una manera que cambiaría sus vidas para siempre.

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