La lluvia caía suavemente sobre las calles adoquinadas de Alderwood, creando un susurro constante que llenaba el aire. Thalia ajustó su chaqueta y apresuró el paso, sintiendo cómo las gotas frías se filtraban a través de su cabello. El café "El Refugio" se perfilaba al final de la calle, con su cartel de madera desgastado pero acogedor, una promesa de calor y resguardo contra el clima inclemente.Al entrar, un tintineo suave de la campana sobre la puerta anunció su llegada. El aroma a café recién hecho y pastel de manzana la envolvió inmediatamente, dándole una sensación de hogar. El lugar estaba casi vacío, salvo por un par de clientes habituales que charlaban en una esquina.
—¡Thalia! — La voz alegre de Sarah, la dueña del café, la recibió desde detrás del mostrador. — Justo a tiempo. La clientela de la mañana ha sido lenta, pero seguro que esta tarde tendremos más movimiento.
Thalia sonrió nerviosa mientras se quitaba la chaqueta y la colgaba en el perchero cercano.
— Gracias por darme esta oportunidad, Sarah. Haré mi mejor esfuerzo.
Sarah, una mujer de mediana edad con una calidez maternal, le dio una palmadita en el hombro.
— Lo harás genial, ya lo verás. Solo recuerda sonreír y ser tú misma.
Mientras Thalia se familiarizaba con la pequeña cocina y la máquina de café, un nuevo cliente entró al café. El sonido de la campana hizo que Thalia mirara hacia la puerta, y su corazón dio un vuelco. Dean. Aunque lo había visto solo una vez, no había podido olvidarlo. Había algo en él, una presencia que la intrigaba y perturbaba al mismo tiempo.
Dean se acercó al mostrador con pasos decididos. Sus ojos oscuros parecían observarlo todo con una intensidad que Thalia no había visto antes en nadie. Vestía una chaqueta de cuero gastada y jeans oscuros, y su cabello mojado por la lluvia le daba un aspecto aún más enigmático.
— Hola, ¿qué puedo servirte? —Preguntó Thalia, intentando sonar profesional y ocultar su nerviosismo.
Dean la miró fijamente por un momento antes de responder.
— Un café negro, por favor.
Mientras preparaba la bebida, Thalia notó que Dean seguía observándola. Sentía su mirada como una corriente eléctrica recorriéndole la piel.
—¿Eres nueva aquí? — Preguntó Dean, su voz baja y suave.
—Sí, es mi primer día. —Respondió ella, tratando de mantener la conversación ligera.— Me llamo Thalia.
Dean asintió ligeramente, como si estuviera evaluando cada palabra.
—Dean. — Dijo finalmente. — Encantado de conocerte, Thalia.
El intercambio fue breve, pero dejó una huella profunda en Thalia. Había algo en la forma en que Dean pronunciaba su nombre, algo que la hacía sentir que este encuentro era más significativo de lo que parecía a simple vista.
A lo largo de la tarde, Thalia no pudo evitar robarle miradas a Dean mientras él se sentaba en una mesa en la esquina, aparentemente absorto en un libro viejo y gastado. Sin embargo, en más de una ocasión, sus miradas se encontraron, y en esos breves momentos, Thalia sintió como si todo el café se desvaneciera, dejando solo a ellos dos en un espacio compartido de secretos no revelados.
Cuando finalmente se levantó para irse, Dean dejó una propina generosa junto a su taza vacía y se dirigió a la puerta. Justo antes de salir, se volvió hacia Thalia y, con una media sonrisa, dijo:
— Nos veremos pronto.
Las palabras resonaron en su mente mucho después de que Dean desapareciera bajo la lluvia. Thalia se quedó mirando la puerta cerrada, preguntándose qué misterios traería consigo su próximo encuentro.

ESTÁS LEYENDO
Angels
Science-FictionThalia es una chica que está tratando de conseguir un trabajo de camarera cuando conoció a Dean, un chico misterioso cargado de secretos que podría cambiar el mundo de Thalia al completo. ⚠️ Personajes basados en mi propia adaptación No copyright