Los días comenzaron a transcurrir de una manera curiosa para Thalia. La tensión que antes sentía cada vez que veía a Dean empezaba a disiparse lentamente, pero en su lugar algo nuevo había comenzado a crecer. Era sutil, como un destello de luz que aparecía en los momentos menos esperados, cuando ambos estaban juntos, entrenando o simplemente hablando. A veces era una mirada sostenida por un poco más de tiempo del necesario; otras, un roce de las manos cuando le ayudaba a levantarse tras un ejercicio agotador. Era algo que la hacía sentir confundida, aunque al mismo tiempo, extrañamente intrigada.
A pesar de las historias que Dean le había contado sobre Elise y las advertencias sobre la traición en el cielo, Thalia sentía que había comenzado a conocer al verdadero Dean. No solo era un guerrero, un ángel del cielo involucrado en una guerra ancestral, sino alguien que también cargaba con su propio peso emocional. Cuando estaban juntos, había momentos en los que Thalia veía destellos de vulnerabilidad en él, como si detrás de su fachada de calma inquebrantable hubiera algo más, algo que se parecía a los sentimientos humanos que ella misma trataba de entender.
Simon había sido un apoyo constante durante esos días también, ayudándola con sus investigaciones y ofreciendo su habitual tranquilidad. Pero, aunque apreciaba a Simon y su lealtad, Thalia no podía evitar sentir que su conexión con Dean era diferente, más profunda de lo que ella misma había querido admitir.
Era una tarde soleada cuando Dean y Thalia decidieron salir al bosque que rodeaba la casa de sus padres para entrenar. Los árboles altos y el suave susurro del viento entre las ramas proporcionaban un ambiente tranquilo, casi íntimo. El suelo estaba cubierto de hojas caídas que crujían bajo sus pies, y el aire estaba impregnado del fresco aroma del bosque. El lugar era perfecto para desconectar del mundo, un refugio natural que hacía que Thalia se sintiera más relajada.
—Tu postura está mejorando mucho. —Comentó Dean mientras la observaba practicar algunos movimientos defensivos que le había enseñado—. Estás volviéndote más rápida y precisa.
Thalia, jadeando levemente por el esfuerzo, sonrió mientras se enderezaba.
—No te lo pongas tan fácil. —Respondió, intentando bromear. — Aún me queda mucho por aprender.
Dean sonrió también, pero su mirada era más seria.
— Has avanzado más de lo que crees, Thalia. No solo en tus habilidades, sino en la manera en que llevas esta responsabilidad. La mayoría de las personas no lo habrían manejado tan bien como tú.
Thalia lo miró, sintiendo ese familiar calor en su pecho. Aún le costaba aceptar su nuevo rol, pero cada vez que Dean le ofrecía palabras de aliento, sentía que quizá podía hacerlo. Quizá era más fuerte de lo que se había permitido creer.
—Gracias. — Dijo suavemente. — No podría haber llegado hasta aquí sin tu ayuda.
Dean dio un paso hacia ella, sus ojos fijos en los de Thalia. La intensidad en su mirada era inconfundible, algo que hizo que el corazón de Thalia se acelerara inesperadamente. Había algo en el aire entre ellos, algo que parecía diferente a cualquier otro momento que hubieran compartido antes.
—Thalia. — Dijo Dean, su voz más baja de lo habitual, casi un susurro.— Hay algo que he estado queriendo decirte desde hace un tiempo.
Thalia lo miró, sintiendo una mezcla de anticipación y nerviosismo. Dean nunca había hablado de esa manera antes, y ella no estaba segura de lo que iba a decir, pero de alguna manera, sabía que sería importante.
Dean dio otro paso hacia ella, tan cerca ahora que Thalia podía sentir el calor de su cuerpo. Su proximidad la hacía sentirse extrañamente vulnerable, como si el mundo entero hubiera desaparecido y solo quedaran ellos dos en medio del bosque.
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Angels
Science FictionThalia es una chica que está tratando de conseguir un trabajo de camarera cuando conoció a Dean, un chico misterioso cargado de secretos que podría cambiar el mundo de Thalia al completo. ⚠️ Personajes basados en mi propia adaptación No copyright