Angels

Capítulo 30 final

Hace eones

La atmósfera en el cielo era tensa y cargada de energía. Las nubes, que normalmente eran suaves y etéreas, se habían tornado oscuras y tumultuosas. Relámpagos y rayos cruzaban el cielo celeste, una señal de la guerra inminente que se avecinaba. Los ángeles, normalmente guardianes de paz, estaban divididos en facciones opuestas, luchando no solo entre ellos sino también contra las fuerzas demoníacas que amenazaban con invadir el mundo de los mortales.

La guerra celestial había comenzado debido a una fractura en la armonía del cielo. Un grupo de ángeles, liderado por un ser corrupto conocido como Malek, había buscado desafiar el equilibrio establecido por las leyes divinas. Malek y sus seguidores creían que el poder debía concentrarse en sus manos, desafiando la autoridad del Creador y creando caos entre los cielos. Dean, una vez un ángel de gran estima, había intentado detener a Malek, pero el conflicto se había vuelto inevitable.

100 años antes

Antes del trágico final de Elise, Dean y ella habían compartido un vínculo profundo. Elise, una guerrera de luz, era conocida por su valentía y dedicación. Ella había sido enviada en una misión crucial para detener a Malek y restaurar el orden, y Dean había sido su compañero más cercano en esa causa. Ambos habían compartido muchas batallas, y su relación había evolucionado más allá de la camaradería, forjando un amor que los unía en el combate.

Desafortunadamente, el destino fue cruel. Durante un enfrentamiento final con las fuerzas de Malek, Elise fue gravemente herida. A pesar de los esfuerzos de Dean para salvarla, la batalla se volvió fatal para ella. Elise murió en los brazos de Dean, dejando un vacío en el corazón de ambos y una herida que nunca sanaría completamente.

Actualidad

La batalla en la Tierra comenzó con la llegada de los primeros ángeles caídos y demonios, quienes se infiltraron entre los mortales. La ciudad se llenó de caos y destrucción mientras los enfrentamientos se extendían por las calles. Thalía, Dean, y Simon se encontraron en el centro del conflicto, luchando no solo por sus vidas sino por el futuro de ambos mundos.

Thalía, con la espada brillante que había emergido del collar, luchaba con un coraje renovado. Dean estaba a su lado, demostrando que, a pesar de su pasado oscuro, su amor por Thalía y su deseo de protegerla lo habían convertido en un aliado invaluable. Simon, aunque herido, se mantuvo firme, defendiendo a Thalía con valentía.

Finalmente, tras una intensa batalla, las fuerzas del bien prevalecieron. La oscuridad se retiró, y el cielo comenzó a despejarse, revelando un amanecer claro. La victoria era agridulce; aunque la amenaza inmediata había sido contenida, las cicatrices de la guerra aún permanecían.

De vuelta en la casa de Dean, la atmósfera estaba cargada de emociones. Thalía y Dean, después de enfrentar juntos tanto peligro, finalmente se permitieron expresar sus sentimientos más profundos. En un momento íntimo y sin palabras, se besaron y se desnudaron, entregándose completamente el uno al otro. Ambos encontraron consuelo y afirmación en la cercanía que compartían.

Al amanecer, Thalía se despertó primero y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. El aroma del café recién hecho y los pancakes llenaron la casa con una sensación de normalidad y esperanza. Dean entró en la cocina, su rostro aún reflejando la intensidad de la noche anterior, pero con una sonrisa serena.

—Buenos días. — Dijo Thalía, ofreciendo una taza de café a Dean.— He estado pensando en pasar el día con mis padres. Ellos necesitan saber que estamos bien, y quiero estar con ellos.

Dean asintió, apreciando el gesto de normalidad y el deseo de Thalía de regresar a lo cotidiano.

—Eso suena bien.  — Dijo Dean. — Quiero que pases tiempo con tu familia. Es importante. Yo... tengo que reunirme con alguien. Raziel me ha llamado. Me ha informado que he recuperado mi estatus como ángel, y debo discutir con él lo que esto significa para mi futuro.