Los días habían pasado con una calma aparente en la vida de Thalía, pero en su interior, todo era un torbellino de emociones. Las visiones de Elise, las revelaciones sobre Dean, y la amenaza de la guerra entre el cielo y la oscuridad pendían sobre ella como una sombra constante. Aun así, Thalía intentaba mantener la normalidad, especialmente cuando estaba con su familia y amigos. Simon había notado que algo la perturbaba, pero como siempre, se mantenía a su lado sin hacer preguntas, esperando el momento en que ella estuviera lista para hablar.
Era una tarde fría y nublada cuando Thalía decidió reunirse con Simon en el café donde solían estudiar. La nieve cubría las calles, y las luces navideñas parpadeaban en la distancia, dándole un aire casi mágico a la ciudad. Simon la recibió con una sonrisa cálida y un chocolate caliente ya preparado en la mesa.
—Aquí tienes. — Dijo mientras ella se sentaba. — Sabía que con este clima necesitarías algo caliente.
Thalía sonrió débilmente y se sentó frente a él, envolviendo sus manos alrededor de la taza para absorber el calor.
—Gracias, Simon. — Murmuró. — Realmente lo necesito hoy.
Simon la observó en silencio por un momento, estudiando su rostro. Aunque Thalía intentaba mantener una fachada tranquila, él podía notar que algo más profundo la estaba afectando.
—Thalía, sé que no quieres hablar de ello. — Empezó con suavidad. — Pero estoy aquí, y si alguna vez decides contarme qué es lo que te tiene tan inquieta, lo escucharé. No quiero presionarte, solo... me preocupo por ti.
Ella levantó la vista, encontrándose con los ojos sinceros de Simon. Sabía que él era su roca, su mejor amigo y su confidente, y aunque había cosas que no podía compartir con él, sentía la necesidad de abrirse un poco.
—Gracias, Simon. — Dijo finalmente.— Sé que siempre puedo contar contigo. Solo... hay cosas que son difíciles de explicar, cosas que ni siquiera yo termino de comprender. Pero prometo que cuando esté lista, serás el primero en saberlo.
Simon asintió, respetando su decisión. Tomó un sorbo de su bebida antes de cambiar de tema a algo más ligero, y pronto, los dos se sumergieron en una conversación sobre trivialidades, como si nada extraño estuviera ocurriendo en sus vidas. Por un breve momento, Thalía pudo dejar de lado sus preocupaciones y disfrutar de la compañía de su amigo.
Sin embargo, esa paz fue interrumpida cuando, al salir del café, Thalía sintió una presencia familiar a lo lejos. Dean estaba allí, de pie al otro lado de la calle, observándola con una expresión indescifrable. El collar que llevaba brilló levemente bajo su abrigo, y Thalía sintió un tirón en su pecho, como si una fuerza invisible intentara llevarla hacia él. Simon no se dio cuenta de la presencia de Dean, pero Thalía sí, y supo que no podía ignorarlo por más tiempo.
—Simon, necesito irme a casa. —Dijo rápidamente. — Creo que he olvidado algo importante.
Simon se ofreció a acompañarla, pero ella insistió en que estaba bien y que necesitaba un poco de tiempo para sí misma. Aunque algo desconcertado, Simon aceptó y se despidió, dejándola caminar hacia donde Dean esperaba.
Dean cruzó la calle, encontrándose con ella en una esquina más discreta. Sus ojos la miraban con una mezcla de preocupación y algo más profundo que Thalía no pudo descifrar.
—He venido a advertirte. — Dijo Dean, su voz baja pero urgente. — La guerra se está acercando más rápido de lo que esperábamos. Los cielos están inquietos, y las fuerzas oscuras se están organizando. No tendrás mucho tiempo para decidir de qué lado estás.
Thalía frunció el ceño, sintiendo que su confusión crecía con cada palabra que él decía. Había pasado tantos días cuestionándose todo, especialmente después de lo que Liora le había revelado. Dean era un ángel caído, alguien que había traicionado el cielo de alguna manera. Pero al mismo tiempo, algo dentro de ella no podía dejar de confiar en él, no completamente.
—¿Por qué debería confiar en ti, Dean? — Preguntó, su voz teñida de dudas. — Sé que me has ayudado hasta ahora, pero hay muchas cosas que no me has contado. Cosas importantes. Liora me dijo lo que pasó con Elise, y cómo tú no la salvaste. ¿Cómo sé que no terminaré igual?
El rostro de Dean se tensó ante la mención de Elise. Sus ojos oscurecieron por el dolor de recuerdos que llevaba tiempo enterrando, pero finalmente suspiró y se enfrentó a la verdad.
—Lo que sucedió con Elise fue mi culpa. — Admitió con voz grave. — No voy a negar eso. Fallé en protegerla, y la culpa de su muerte me ha perseguido desde entonces. Pero no dejaré que eso suceda contigo, Thalía. He aprendido de mis errores, y esta vez... no fallaré. Te lo prometo.
Thalía quería creer en él, pero las dudas seguían mordiendo en su interior. El peso de lo que estaba por venir la abrumaba, y la desconfianza hacia Dean aún no se había disipado del todo. Sin embargo, antes de que pudiera responder, una nueva presencia hizo acto de aparición.
Una figura alta y resplandeciente descendió del cielo, sus alas doradas extendiéndose con majestuosidad. El nuevo ángel, que irradiaba una poderosa energía, caminó hacia ellos con una mirada firme pero serena. Thalía sintió de inmediato que este no era un ángel común. Había algo más antiguo y poderoso en su esencia.
—Dean... — Dijo el ángel con una voz grave pero sosegada. — Sabía que te encontraría aquí.
Dean se giró para enfrentarse a él, su expresión endureciéndose. Reconoció al ángel de inmediato, y algo en su postura cambió.
—Gabriel. — Susurró Dean, reconociendo la figura con la que ahora se enfrentaba. — ¿Qué haces aquí?
Gabriel, el mensajero del cielo, inclinó ligeramente la cabeza hacia Dean antes de dirigir su mirada hacia Thalía. Había una mezcla de compasión y advertencia en sus ojos, como si estuviera evaluando cada uno de sus movimientos y pensamientos.
—Thalía. — Dijo Gabriel, su voz tranquila pero poderosa—. Eres más importante de lo que piensas. Hay fuerzas en juego que ni siquiera puedes empezar a comprender. Pero debes saber esto: no confíes ciegamente. La verdad está en los detalles, y no todos los que parecen ser aliados lo son.
Las palabras de Gabriel hicieron eco en la mente de Thalía, reavivando sus dudas. ¿Podía realmente confiar en Dean, después de todo lo que había aprendido? ¿Y por qué Gabriel había aparecido justo ahora, en este momento crítico?
Dean, por su parte, parecía en tensión, pero no hizo ningún movimiento agresivo hacia Gabriel. Sabía que enfrentarse a él no resolvería nada. Sin embargo, sus ojos nunca dejaron de observar a Thalía, esperando algún tipo de respuesta.
—No confío ciegamente en nadie. —Dijo finalmente Thalía, dirigiéndose tanto a Gabriel como a Dean. — Pero no soy una marioneta. Tomaré mis propias decisiones, basándome en lo que veo y siento. Nadie más lo hará por mí.
Gabriel asintió lentamente, como si estuviera satisfecho con su respuesta. Luego, sin decir una palabra más, sus alas se desplegaron y desapareció en un destello de luz, dejando a Thalía y Dean solos nuevamente en medio de la fría noche.
Thalía sintió que su corazón latía con fuerza, como si cada paso que daba la acercara a una verdad más oscura y complicada. La guerra entre el cielo y la oscuridad estaba cada vez más cerca, y todos los personajes de su vida —Dean, Simon, Liora, y ahora Gabriel— jugaban un papel en esta historia.
Pero, a pesar de todo, Thalía sabía que, al final, la decisión sobre quién era realmente digno de su confianza y quién no, recaería solo sobre sus hombros.

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Angels
Science FictionThalia es una chica que está tratando de conseguir un trabajo de camarera cuando conoció a Dean, un chico misterioso cargado de secretos que podría cambiar el mundo de Thalia al completo. ⚠️ Personajes basados en mi propia adaptación No copyright