La noche caía con una serenidad engañosa sobre la casa de los Morgan. El aire estaba helado, y el mundo parecía envuelto en una capa de blanco silencio. Sin embargo, debajo de esa paz superficial, las tensiones internas que rodeaban a Thalía estaban al borde de estallar. Los últimos días habían sido una maraña de incertidumbres, revelaciones impactantes, y una guerra celestial que ahora se cernía sobre todos como una tormenta a punto de desatarse.
Thalía se encontraba sola en su habitación, observando el collar que Dean le había regalado el día que se conocieron. Desde el principio, ese objeto había sido un misterio para ella, y aunque al principio se había resistido a usarlo, ahora no podía negarlo: algo profundo y poderoso emanaba de él. Era como si el collar tuviera una vida propia, un aura protectora que la envolvía cada vez que lo llevaba puesto. La joya emitía un brillo suave, casi imperceptible, que la calmaba en medio de sus pensamientos caóticos.
Mientras lo sostenía entre sus manos, una sensación extraña comenzó a recorrer su cuerpo. Un ligero mareo la invadió, y sintió como si el aire a su alrededor se tornara pesado, espeso. Todo en la habitación empezó a girar lentamente. Trató de levantarse, pero sus piernas temblaban, y antes de poder gritar, se desplomó sobre la cama, inconsciente.
Cuando Thalía despertó, ya no estaba en su habitación. Se encontraba en un vasto campo cubierto de nieve, pero no era cualquier campo. Este lugar parecía sacado de un sueño, o quizás de un recuerdo lejano. El cielo era de un gris apagado, y las montañas a lo lejos parecían flotar en la niebla. A su alrededor, la nieve caía en un movimiento casi en cámara lenta, como si el tiempo se hubiera detenido.
En medio de la blancura del paisaje, una figura se materializó frente a ella. Era un hombre alto, vestido con ropas antiguas, su rostro inexpresivo pero lleno de sabiduría. Thalía lo miró con una mezcla de miedo y asombro. Nunca había visto a alguien como él.
—¿Quién eres? — Preguntó, su voz resonando en el vacío.
La figura no respondió de inmediato. En cambio, dio un paso hacia adelante y levantó una mano. En ese momento, el collar de Thalía comenzó a brillar con más intensidad, rodeándola con una luz cálida y reconfortante.
—Soy un guardián del pasado. —Dijo finalmente la figura. — He venido a mostrarte lo que necesitas saber.
Antes de que Thalía pudiera protestar o hacer más preguntas, la escena a su alrededor cambió de nuevo. El vasto campo nevado se desvaneció, y de repente, se encontró en lo que parecía ser una ciudad antigua. Las calles estaban llenas de gente, pero había algo extraño en sus expresiones, algo sombrío y desesperado. La ciudad estaba en caos, edificios derrumbados, fuego en las esquinas. Era un campo de batalla, pero no solo en el sentido físico. Sentía que algo más profundo estaba en juego, algo espiritual, invisible.
A lo lejos, Thalía vio a una joven de cabellos dorados y armadura resplandeciente. La joven se movía con una destreza sobrenatural, empuñando una espada de luz pura. Luchaba contra seres oscuros, sombras que parecían absorber la luz a su alrededor. La joven tenía una determinación feroz en su rostro, pero también un profundo dolor en sus ojos.
—Esa es Elise, la verdadera portadora de tu collar. — Susurró la voz del guardián en el aire—. Era una guerrera elegida por los cielos para liderar la batalla entre la luz y la oscuridad. Pero fue traicionada... y pereció antes de cumplir su destino.
Thalía observaba con fascinación y horror. La escena era intensa, dolorosa de ver. Podía sentir la conexión entre ella y Elise, como si el collar las uniera a través del tiempo y el espacio. En el fondo de su mente, comprendió que la historia de Elise y su propia historia estaban entrelazadas de formas que aún no entendía.
—¿Qué sucedió? — Preguntó Thalía, su voz temblorosa.
—Elise confiaba en Dean. —Respondió el guardián. — Pero en ese entonces, Dean era diferente. Era más joven, más impulsivo. Tomó decisiones que llevaron a su caída, y aunque intentó salvar a Elise, no pudo evitar su destino. Ahora, la misma oscuridad amenaza con regresar. Y tú, Thalía, has heredado su carga.
Thalía sentía su corazón acelerarse mientras las imágenes seguían desfilando ante sus ojos. Vio la caída de Dean, su destierro del cielo, y el dolor que lo había perseguido desde entonces. La culpa por la muerte de Elise lo había consumido, lo había convertido en lo que era ahora: un ángel caído, atrapado entre el cielo y la tierra, buscando redención.
La visión comenzó a desvanecerse, y Thalía sintió que el mundo volvía a girar a su alrededor. Cuando abrió los ojos de nuevo, estaba de regreso en su habitación, tumbada en la cama. El collar seguía brillando, pero la intensidad de la luz comenzaba a desvanecerse lentamente.
Thalía se incorporó, sintiendo una mezcla de emociones. No sabía qué hacer con toda esta información. La traición de Dean, la historia de Elise, y su propio papel en la guerra que se avecinaba... todo era demasiado para procesar. Pero algo dentro de ella había cambiado. Ya no era la chica asustada que no sabía qué hacer con los susurros y los misterios de los ángeles. Sabía que había sido elegida para algo más grande, y aunque el camino por delante estaba lleno de peligros, estaba dispuesta a enfrentarlo.
Justo cuando estaba sumida en estos pensamientos, escuchó un golpe suave en la puerta de su habitación. Simon entró, su rostro lleno de preocupación.
—Thalía, ¿estás bien? Te vi muy callada durante la cena y vine a ver si necesitabas algo.
Thalía lo miró y forzó una sonrisa, intentando mantener la calma.
—Sí, estoy bien, Simon. Solo... ha sido un día largo.
Simon asintió, aunque claramente no estaba convencido. Se acercó a ella y la miró a los ojos.
—Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿verdad?
Thalía asintió, agradecida por su apoyo. Pero sabía que había cosas que aún no podía compartir, no hasta que comprendiera completamente lo que había visto.
—Gracias, Simon. Lo sé. Pero por ahora, necesito un poco de tiempo para pensar.
Simon le dio una sonrisa de apoyo y salió de la habitación, dejándola sola una vez más.
Thalía se tumbó de nuevo en la cama, mirando el techo. El peso de lo que había visto y escuchado aún colgaba sobre ella, pero en su corazón, algo había cambiado. Sabía que la guerra estaba cerca, y que tendría que tomar decisiones difíciles en el futuro. Pero también sabía que el collar la protegería, al igual que lo había hecho con Elise.
El futuro era incierto, pero Thalía estaba lista para enfrentarlo, sin importar lo que viniera.
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Angels
Fiksi IlmiahThalia es una chica que está tratando de conseguir un trabajo de camarera cuando conoció a Dean, un chico misterioso cargado de secretos que podría cambiar el mundo de Thalia al completo. ⚠️ Personajes basados en mi propia adaptación No copyright