Bones

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—¡Me has fallado!

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—¡Me has fallado!

Un zapato de damasco rojo salió volando por los aires. Jungkook inclinó la cabeza justo antes de que lo golpeara. El zapato siguió más allá de su oreja, derribó una enjoyada esfera armilar que había sobre la mesa y acabó cayendo al suelo. Los anillos entrelazados de la esfera giraron en sus órbitas fijas con impotente frustración.

—Quería a Kelley, idiota. Y en lugar de ello tengo al embajador del emperador, que me ha puesto al corriente de sus numerosas indiscreciones. Cuando exigió verme, todavía no eran las ocho en punto y el sol apenas había salido —gritó Isabel Tudor. La reina estaba aquejada de dolor de muelas, lo que no mejoraba su mala disposición. Aspiró una mejilla para proteger el molar infectado e hizo una mueca—. ¿Y dónde estaba usted? Arrastrándose de nuevo a mi presencia, haciendo caso omiso de mi sufrimiento.

Una belleza de ojos azules se adelantó y le tendió a Su Majestad un paño impregnado de aceite de clavo. Con Jungkook furioso, el olor a especias de la sala era casi abrumador.

Isabel puso delicadamente el paño entre la mejilla y las encías, y la mujer se alejó con su vestido verde haciendo frufrú alrededor de sus tobillos. Era un tono optimista para aquel nuboso día de mayo, como si tuviera la esperanza de acelerar la llegada del verano. La habitación del cuarto piso de la torre del palacio de Greenwich ofrecía una amplia vista del río gris, del suelo sucio y de los cielos tormentosos de Inglaterra. A pesar de las numerosas ventanas, la luz plateada de la mañana no hacía mucho para disipar la melancolía de la sala.

—Tal vez deberíamos escuchar al señor Roydon antes de que arroje el tintero —sugirió William Cecil gentilmente. El brazo de Isabel se detuvo, pero no posó el pesado objeto de metal.

—Sí tenemos noticias de Kelley —afirmó Taehyung, deseando ayudar.

—No precisamos de su opinión, joven— dijo la reina de Inglaterra bruscamente—. Como demasiadas personas de la corte, ha perdido completamente la gobernanza o el decoro. Si desea permanecer en Greenwich en lugar de ser enviado a Woodstock, donde debería estar, tendrá que ser inteligente y tomar a la señorita Throckmorton como modelo. Nunca habla a menos que se le ordene.

La señorita Throckmorton miró a Walter, que estaba de pie al lado de Jungkook. Taehyung y Jungkook se los habían encontrado en las escaleras traseras de los aposentos privados de la reina y, aunque Jungkook se había negado por considerarlo innecesario, Walter había insistido en acompañarlos a la guarida del león.

Bess apretó los labios para contener su regocijo, pero los ojos le hacían chiribitas. El hecho de que la joven y atractiva pupila de la reina y su apuesto y taciturno pirata tenían relaciones íntimas era obvio para todos, salvo para Isabel. Cupido había logrado atrapar a sir Walter Raleigh, como Jungkook había prometido. El hombre estaba perdidamente enamorado.

El gesto de la boca de Walter se suavizó al ver la mirada desafiante de su amante. La ostensible ojeada que él le echó a modo de respuesta prometía que ya tratarían el tema de su decoro en un lugar más privado.

La Sombra de la Noche KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora