CAPÍTULO 35| SIGUE SIENDO ELLA

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RAÚL POV

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RAÚL POV

Lo primero que veo de Maca es que está pálida, su pelo es lo único que tiene color y esta habitación es tan blanca que casi parece que es una muñeca de porcelana a la que no se puede tocar.

Tiene un tipo de yeso extraño en el brazo, ya que no es un yeso completamente, sino como un trapo que le mantiene el brazo levantado a la altura del abdomen que se amarra tras su cuello. Y su mirada no tarda en posarse en mi, joder, nunca había estado tan feliz de ver sus malditos ojos verdes mas bonitos que los míos.

Ella sonríe en mi dirección, como si estuviera avergonzada pero le divirtiera lo que ha hecho. Pues a mí no me divierte, pero aún así no tardo en dar grandes zancadas hacia la camilla y rodear mis brazos a su alrededor.

—Joder, te voy a matar, ¿Eh?— digo con la mejilla contra su pelo esponjoso.

—No, no lo harás.

—Mierda, te quiero.

—Yo no, y deja de decir palabrotas— me riñe y yo sonrío. Una sonrisa que no se me quita de la cara en todo el rato. Siento que nada podría quitarla de mi cara. Sigue siendo ella.

A Maca la han dado de alta, yo voy a su lado mientras salimos del hospital y mientras tanto yo voy escuchando como se queja de tener que ir en silla de ruedas

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A Maca la han dado de alta, yo voy a su lado mientras salimos del hospital y mientras tanto yo voy escuchando como se queja de tener que ir en silla de ruedas. Su padre lleva la silla y su madre y yo estamos cada uno al lado de Maca.

—... Silla del demonio, yo puedo caminar bien, que me duela un poco la rodilla no quiere decir que no sepa caminar. ¡Y es muy incomoda! Ni siquiera puedo ir cómoda...— va diciendo ella mientras la llevan hacia el coche. Mira el yeso en su brazo y luego sus ojos se tuercen poniendo un puchero.

Creo que está teniendo un momento de malcriadez ahora mismo.

Pero ninguno le responde. Y su padre sigue conduciendola hacia el coche. Hasta que llegamos al coche, ella dice:

—¿Saben? Creo que necesito un momento antes de volver a casa— su propuesta hace que todos la miremos al instante y ella aclara:—... Necesito hablar algo con Raúl y luego entonces les juro que vuelvo a casa, me acuesto en la cama y me vuelvo cautiva de mi habitación por el tiempo que queráis.

Cálido y fríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora