Capítulo 7: Corazones en Conflicto

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Los días pasaron, y aunque las tensiones habían disminuido ligeramente, el ambiente seguía siendo extraño. Mitsuri había decidido distanciarse un poco de Tanjiro para tratar de aclarar sus sentimientos. Mientras tanto, Obanai se mantenía cerca de ella, siempre atento y dispuesto a apoyarla, aunque sus palabras seguían siendo pocas.

Para Tanjiro, el conflicto interno comenzaba a aumentar. Aunque había sido honesto con Mitsuri, no podía dejar de pensar en cómo su decisión la había afectado. Más allá de eso, también estaba su creciente conexión con Shinobu, algo que todavía no comprendía del todo.

Un día, mientras caminaba por los pasillos de la escuela, Inosuke apareció de la nada, como solía hacerlo.

—¡Tanjiro! —gritó Inosuke, su tono como siempre lleno de energía—. ¡Te reto a una pelea! Vamos al gimnasio, ahora mismo.

Tanjiro se rió ante el entusiasmo de su amigo. Aunque a veces Inosuke podía ser un poco exagerado, su espíritu competitivo siempre lograba distraerlo de sus preocupaciones.

—Inosuke, no puedo pelear contigo ahora. Estoy en medio de algo —respondió Tanjiro, tratando de calmarlo.

—¿Algo? ¡Estás pensando demasiado! —insistió Inosuke, cruzando los brazos—. Las peleas siempre ayudan a despejar la mente. ¡Vamos!

Antes de que Tanjiro pudiera responder, Zenitsu apareció detrás de ellos, jadeando como si hubiera corrido una maratón.

—¿De verdad están pensando en pelear otra vez? —se quejó Zenitsu—. ¿No pueden hacer algo más tranquilo? Yo estoy tratando de relajarme aquí...

—¡Cállate, Zenitsu! —gritó Inosuke, con su habitual falta de paciencia—. ¡Nadie te pidió que vinieras!

Tanjiro no pudo evitar reír. A pesar de todo, siempre era bueno estar rodeado de sus amigos, incluso si sus personalidades eran completamente diferentes.

—Está bien, está bien —dijo Tanjiro, levantando las manos en señal de rendición—. Una pelea rápida, pero nada serio. Solo para despejar la mente.

Los tres se dirigieron al gimnasio, donde rápidamente comenzaron su enfrentamiento amistoso. Los movimientos de Inosuke eran rápidos y agresivos, como siempre, pero Tanjiro, con su control y precisión, lograba esquivar la mayoría de los ataques. Zenitsu, por su parte, observaba desde la distancia, gritando de vez en cuando que no debían lastimarse.

Mientras peleaban, Tanjiro comenzó a sentirse más relajado. La adrenalina y la concentración lo ayudaban a dejar de lado sus preocupaciones. Sin embargo, en un momento de distracción, Inosuke logró derribarlo, provocando una carcajada triunfante.

—¡Te vencí! —gritó Inosuke, orgulloso de su victoria.

Tanjiro, aunque adolorido, se levantó sonriendo. —Está bien, lo admito. Me distraje por un segundo.

Antes de que pudieran seguir con su charla, las puertas del gimnasio se abrieron, revelando a Shinobu. Su mirada era tranquila, pero había algo en sus ojos que captó la atención de Tanjiro de inmediato.

—¿Interrumpo algo? —preguntó con su tono característico, con una leve sonrisa en sus labios.

—¡Shinobu! —Zenitsu fue el primero en hablar—. No, no interrumpes nada. En realidad, estos dos estaban peleando de nuevo...

Shinobu los observó por unos segundos antes de volver su atención a Tanjiro. —¿Podemos hablar un momento?

Tanjiro asintió, dejando a Inosuke y Zenitsu en el gimnasio mientras seguía a Shinobu hacia el exterior. El silencio entre ellos era cómodo, pero Tanjiro sabía que había algo importante que ella quería decir.

Finalmente, cuando estuvieron fuera, Shinobu se detuvo y lo miró con seriedad.

—Tanjiro, he estado pensando mucho últimamente... —comenzó, su voz suave pero decidida—. Y creo que es hora de que ambos seamos sinceros sobre lo que sentimos.

El corazón de Tanjiro comenzó a latir más rápido. Sabía que este momento llegaría eventualmente, pero no estaba seguro de estar listo.

—Shinobu... yo... —intentó hablar, pero ella levantó una mano para detenerlo.

—Déjame terminar, por favor —dijo ella, y Tanjiro asintió.

—Me has demostrado ser una persona increíble, alguien en quien confío profundamente. Y aunque no siempre soy la más abierta con mis sentimientos, quiero que sepas que lo que siento por ti va más allá de la simple amistad. —Shinobu lo miraba directamente a los ojos, sin ninguna duda en su voz—. Pero también entiendo que esto no es algo fácil para ti, especialmente con todo lo que ha pasado con Mitsuri.

Tanjiro sintió un nudo en la garganta. Había estado luchando con sus propios sentimientos durante tanto tiempo, y ahora que Shinobu había sido tan directa, se sentía abrumado.

—Yo... no quiero lastimar a nadie —dijo finalmente, bajando la mirada—. Pero estar contigo me hace sentir algo diferente, algo que nunca había sentido antes. No sé si es amor, pero sé que es importante para mí.

Shinobu sonrió con ternura. —No tienes que tener todas las respuestas ahora, Tanjiro. Solo quería que supieras cómo me siento. No hay prisa.

Tanjiro la miró, sintiendo una mezcla de alivio y confusión. No sabía qué hacer a continuación, pero lo que sí sabía era que no quería perder a Shinobu. Ella era alguien especial, alguien que lo comprendía de una manera que nadie más lo hacía.

Antes de que pudieran seguir hablando, el sonido de la campana de la escuela interrumpió el momento. Ambos rieron suavemente ante la interrupción, y Shinobu fue la primera en dar un paso hacia atrás.

—Hablemos más tarde —dijo ella, dándole una última sonrisa antes de regresar al edificio.

Tanjiro la observó alejarse, sabiendo que este era solo el comienzo de algo más grande. Sus sentimientos hacia Shinobu se volvían cada vez más claros, pero también sabía que tendría que enfrentar las consecuencias de sus decisiones.

Mientras caminaba de regreso al gimnasio, pensó en Mitsuri, en Obanai, en todo lo que había sucedido. El corazón humano era complicado, lleno de sombras y luces, y aunque no podía predecir el futuro, estaba decidido a seguir adelante, con valentía y honestidad.

Cicatrices del Corazón: Amor en la Edad ModernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora