Capítulo 11: El Misterio de la Sala Prohibida

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Con el aire de tensión flotando entre ellos, Tanjiro y su grupo caminaron con determinación hacia la sección menos transitada de la escuela. Era una parte del edificio que muchos estudiantes evitaban, pues se rumoreaba que escondía secretos oscuros, aunque nadie podía confirmar nada. La adrenalina corría por sus venas, pero estaban listos para lo que viniera.

Mientras se acercaban a la puerta al final del pasillo, notaron que estaba bloqueada con una cadena gruesa y un candado viejo. Inosuke, siempre impetuoso, dio un paso adelante con una sonrisa confiada.

—¡Esto es pan comido! —exclamó, listo para romper el candado por la fuerza.

Pero Shinobu lo detuvo con suavidad, poniendo una mano en su hombro. —No es necesario ser tan brusco, Inosuke. Hay formas más discretas de entrar —dijo, mientras sacaba una pequeña herramienta que había preparado.

Con destreza, Shinobu abrió el candado en cuestión de segundos, y la puerta se deslizó lentamente, revelando un largo pasillo oscuro que parecía no haber sido usado en años. El ambiente se sentía pesado, y una extraña sensación de inquietud llenó el aire.

Zenitsu, como siempre, estaba nervioso, mirando a su alrededor con temor. —¿Es realmente necesario hacer esto? No estoy seguro de querer descubrir lo que hay detrás de todo esto...

Tanjiro, siempre firme y decidido, colocó una mano sobre el hombro de Zenitsu. —Estamos juntos en esto. Lo que sea que esté ocurriendo, lo enfrentaremos como equipo.

Con esas palabras, el grupo avanzó lentamente por el pasillo. A medida que se adentraban, comenzaron a escuchar extraños susurros y ruidos metálicos provenientes de las paredes. Nezuko, caminando al lado de Tanjiro, frunció el ceño, mostrando preocupación. Sabía que algo no andaba bien, y sus instintos le decían que debían estar alerta.

Finalmente, llegaron a una puerta al final del pasillo, diferente a las demás. Esta puerta era más robusta, con símbolos extraños grabados en la madera, como si hubiera algo antiguo y poderoso detrás de ella. Shinobu se acercó a la puerta, inspeccionando los grabados.

—Estos símbolos... No los reconozco, pero parecen tener algún tipo de propósito —murmuró, mientras acariciaba las marcas con sus dedos.

—¿Magia? —preguntó Inosuke, ansioso por romper la puerta y ver qué había más allá.

Shinobu negó con la cabeza. —No lo sé, pero no parece ser magia común. Hay algo más detrás de esto.

De repente, un ruido fuerte resonó detrás de ellos. Zenitsu dio un salto, sobresaltado, mientras el grupo se giraba rápidamente para ver de dónde provenía el sonido. Lo que vieron los dejó helados: una figura alta y encapuchada se acercaba lentamente desde el pasillo, sus pasos resonando en el suelo de piedra.

—¡¿Quién eres?! —exclamó Tanjiro, adoptando una postura defensiva mientras su mano se movía instintivamente hacia la katana que llevaba consigo, aunque sabía que era poco probable que necesitaran pelear en una escuela moderna.

La figura se detuvo, y un silencio incómodo llenó el lugar antes de que una voz baja y profunda rompiera el aire. —No deberían estar aquí.

Shinobu dio un paso adelante, mirándolo fijamente. —¿Eres tú el responsable de lo que está ocurriendo en la escuela? —preguntó con frialdad.

La figura encapuchada no respondió de inmediato. En lugar de eso, hizo un gesto con la mano, y la puerta detrás de ellos, la puerta con los símbolos extraños, comenzó a abrirse por sí sola. Un viento frío salió desde el interior de la sala, y un brillo tenue iluminó el espacio.

—Si quieres saber la verdad, adelante. Pero debes estar preparado para lo que encontrarás —dijo la figura antes de girarse y desaparecer en la oscuridad del pasillo.

El grupo quedó en silencio, procesando lo que acababa de ocurrir. Zenitsu temblaba de miedo, mientras Inosuke se veía más emocionado que nunca. Nezuko observaba la puerta abierta con cautela, mientras que Shinobu mantenía su compostura, aunque su mirada reflejaba una mezcla de intriga y preocupación.

Finalmente, Tanjiro respiró hondo y dio el primer paso hacia la sala.

—No importa lo que encontremos, lo enfrentaremos juntos —dijo, mientras entraba al espacio misterioso.

El interior de la sala estaba lleno de estanterías cubiertas de polvo, con frascos y libros viejos esparcidos por todas partes. En el centro de la sala, una mesa grande con instrumentos extraños y papeles desordenados parecía ser el epicentro de todo. El grupo se acercó lentamente, inspeccionando los objetos con cuidado.

—Esto... parece un laboratorio —dijo Shinobu, frunciendo el ceño mientras recogía uno de los frascos—. Algunos de estos químicos no son comunes. ¿Qué estaban haciendo aquí?

Tanjiro se acercó a la mesa, donde había un cuaderno abierto con notas escritas a mano. Al leerlas, su rostro se tornó serio.

—Estaban experimentando con los estudiantes... intentando manipular sus mentes y cuerpos. Esto es mucho peor de lo que pensábamos —dijo en voz baja, mientras pasaba las páginas.

Zenitsu, que había estado mirando nerviosamente alrededor, se acercó al cuaderno también. —¿Manipular? ¡Eso suena como algo de una película de terror!

Inosuke, que ya estaba revisando los frascos y herramientas, parecía más emocionado que preocupado. —¡Esto es genial! ¡Quiero ver quién está detrás de todo esto!

Pero Nezuko, siempre más prudente, miraba a su alrededor con desconfianza. —Debemos tener cuidado. Si descubrieron esto, puede que ya estén vigilándonos.

De repente, un fuerte ruido hizo eco en la sala, y las luces comenzaron a parpadear. El ambiente cambió de inmediato, y una sensación de peligro llenó el lugar. Tanjiro levantó la mirada, sus instintos afilándose.

—¡Prepárense! Algo está viniendo —dijo, mientras se ponía en guardia.

Cicatrices del Corazón: Amor en la Edad ModernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora