La noche de la reunión que Mitsuri había organizado llegó rápidamente. Todos los estudiantes se reunieron en una pequeña casa que ella había preparado con entusiasmo. Las luces suaves y las decoraciones coloridas le daban un aire festivo, pero en el ambiente se podía sentir la tensión de los corazones no correspondidos.
Zenitsu y Inosuke estaban sentados en un rincón, discutiendo sobre quién era más fuerte, como de costumbre. Nezuko, siempre observadora, notó la mirada nerviosa de Tanjiro y el brillo contenido en los ojos de Mitsuri, quien lo seguía con la mirada mientras preparaba la mesa de bocadillos.
Tanjiro, por su parte, estaba dividido entre disfrutar de la reunión y pensar en lo que había sucedido entre él y Shinobu. Su conversación con ella había sido un alivio, pero todavía no sabía cómo enfrentar a Mitsuri, quien claramente esperaba algo más de él.
Cuando Mitsuri lo llamó para ayudarla con los bocadillos, Tanjiro sintió cómo su corazón se aceleraba. Al acercarse, la sonrisa de Mitsuri brillaba como siempre, pero algo en ella se sentía diferente esa noche.
—Gracias por venir, Tanjiro —dijo Mitsuri con una dulzura que lo hizo sentir incómodo—. Me alegra mucho que estés aquí. Quiero que todos se diviertan, pero especialmente tú.
Tanjiro forzó una sonrisa. —Gracias, Mitsuri. Hiciste un gran trabajo con la fiesta.
Los dos trabajaron en silencio por un momento, pero la tensión era palpable. Finalmente, Mitsuri rompió el silencio.
—Tanjiro, hay algo que he querido decirte desde hace mucho... —su voz temblaba ligeramente, y Tanjiro sintió cómo el ambiente cambiaba.
Antes de que pudiera responder, Iguro Obanai apareció en la puerta, observándolos en silencio. Sus ojos se clavaron en Mitsuri, y el nerviosismo en su mirada era claro, aunque trataba de mantener su expresión neutral.
—Mitsuri... —dijo Obanai en voz baja—. ¿Podemos hablar un momento?
Mitsuri lo miró sorprendida, pero asintió lentamente. —Sí, claro, Obanai. Tanjiro, vuelvo en un minuto.
Tanjiro observó cómo Mitsuri y Obanai salían de la habitación. Aunque por un lado sintió alivio, también sabía que algo importante estaba por suceder. Mientras tanto, decidió unirse a los demás en la sala.
En el jardín, Mitsuri y Obanai se encontraron bajo las estrellas. El viento soplaba suavemente, moviendo las hojas de los árboles y creando un ambiente tranquilo. Pero el corazón de Obanai latía con fuerza. Durante mucho tiempo había guardado sus sentimientos por Mitsuri, y cada día que pasaba, le resultaba más difícil soportar verla tan cercana a Tanjiro.
—Mitsuri... —comenzó Obanai, evitando mirarla directamente—. Sé que siempre hemos sido buenos amigos, y sé que... tal vez no soy el más indicado para decir esto, pero no puedo seguir callándolo.
Mitsuri lo miró con curiosidad, sus ojos grandes y llenos de brillo. —¿De qué hablas, Obanai?
El silencio se hizo largo, y Obanai finalmente levantó la mirada, enfrentando sus propios temores. —Estoy enamorado de ti, Mitsuri.
Las palabras cayeron como una bomba en el corazón de Mitsuri, quien no supo cómo reaccionar de inmediato. La sorpresa fue evidente en su rostro, pero también algo de confusión.
—Obanai... —murmuró Mitsuri, sin saber qué decir.
Obanai continuó, sin dejarla responder. —Sé que probablemente sientas algo por Tanjiro, y no te culpo. Es una persona increíble. Pero quería que supieras lo que siento, incluso si no puedes corresponderme. Solo necesitaba sacarlo de mi pecho.
Mitsuri bajó la mirada, sintiéndose abrumada. Siempre había sentido un cariño especial por Obanai, pero nunca lo había visto como algo más que un amigo cercano. Su corazón estaba con Tanjiro, aunque sabía que él no sentía lo mismo. Ahora, estaba atrapada entre dos personas importantes para ella, y no sabía cómo lidiar con ello.
—Obanai, yo... no sé qué decir —respondió Mitsuri con sinceridad, sin querer herir a su amigo—. Eres muy importante para mí, pero no estoy segura de cómo me siento.
Obanai asintió lentamente, intentando no mostrar el dolor en su rostro. —Lo entiendo, Mitsuri. No te estoy pidiendo una respuesta ahora. Solo quería que lo supieras.
Mitsuri dio un paso adelante y lo abrazó suavemente, intentando consolarlo. Obanai, aunque sorprendido por el gesto, la rodeó con sus brazos, cerrando los ojos y disfrutando de ese momento que probablemente no se repetiría.
—Gracias por ser siempre tan honesto conmigo, Obanai —susurró Mitsuri—. Eres alguien muy especial, y nunca quiero perder tu amistad.
Obanai se separó lentamente del abrazo, sabiendo que, aunque sus sentimientos no eran correspondidos, aún tenía un lugar importante en la vida de Mitsuri. Pero ese lugar no era el que deseaba, y ahora lo sabía con certeza.
De vuelta en la casa, Tanjiro observó desde la ventana cómo Mitsuri y Obanai regresaban. Aunque no podía escuchar su conversación, algo en la expresión de Obanai le dijo que había sido un momento difícil para ambos.
Zenitsu, notando el ambiente tenso, se acercó a Tanjiro.
—Oye, ¿crees que Obanai finalmente le confesó a Mitsuri? —susurró con curiosidad—. Pobre tipo, debe haber sido difícil para él.
Tanjiro no respondió, simplemente asintió. Mientras el resto de la noche continuaba, su mente volvía una y otra vez a la complejidad de los sentimientos a su alrededor. Todos estaban lidiando con sus propios corazones heridos, y él no era la excepción.
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Cicatrices del Corazón: Amor en la Edad Moderna
RomanceEn un mundo alternativo donde la batalla contra Muzan ha quedado atrás, Tanjiro Kamado y sus amigos intentan adaptarse a la vida en una era moderna. Pero incluso en tiempos de paz, nuevos desafíos emergen. En una escuela secundaria, Tanjiro descubre...