El viento soplaba suavemente a través de los árboles del patio escolar, mientras el grupo se recuperaba de lo que acababan de presenciar. Mitsuri, atrapada por las sombras del Proyecto Sombras, se había marchado sin dejar rastro. Todos sentían el peso de lo sucedido, pero sabían que debían mantenerse firmes.
Iguro se quedó mirando el lugar donde Mitsuri había desaparecido. El remolino de emociones en su interior amenazaba con desbordarse, pero se mantuvo en silencio, su determinación renovada. Tanjiro se acercó a él, consciente de lo difícil que era para su amigo.
—La encontraremos —dijo Tanjiro con voz suave pero decidida—. No la dejaremos caer en esas sombras.
Iguro asintió sin decir nada, su mirada fija en el horizonte. Sabía que no podía permitirse perder el control. Mitsuri dependía de él, y haría lo que fuera necesario para salvarla.
Shinobu, mientras tanto, estaba sumida en sus propios pensamientos. El destino de Kanae seguía siendo incierto, pero ahora tenían que dividir sus esfuerzos. Sabía que su hermana estaría en algún lugar enredada en los misterios del Proyecto Sombras, pero también sabía que Mitsuri y Iguro necesitaban apoyo.
—Tenemos que averiguar más sobre el Proyecto Sombras —dijo Shinobu, mirando a sus compañeros—. Solo conociendo el origen de este experimento podremos detenerlo.
Zenitsu, temblando un poco, intervino—. Pero, ¿cómo vamos a encontrar más información si ni siquiera sabemos quién está detrás de todo esto? Apenas hemos sobrevivido hasta ahora...
Inosuke, siempre impetuoso, le dio un golpe en la espalda a Zenitsu—. ¡Deja de temblar! Si quieres quedarte aquí lloriqueando, hazlo. ¡Yo seguiré luchando!
Tanjiro levantó una mano para calmar a ambos—. Necesitamos estar juntos en esto. Vamos a dividir nuestras fuerzas. Iguro y yo buscaremos pistas sobre el paradero de Mitsuri, mientras que Shinobu, Zenitsu, Inosuke y Nezuko intentarán encontrar más información sobre el Proyecto Sombras.
Nezuko asintió, lista para ayudar en lo que fuera necesario. Aunque su naturaleza era tranquila, sabía lo importante que era permanecer unida a su hermano y sus amigos en esta situación.
Shinobu asintió, aceptando la división del grupo—. Estaré con el equipo que investigará el Proyecto. No podemos dejar que estas sombras sigan extendiéndose sin control.
La decisión estaba tomada. El grupo se dividió, cada uno con su propia misión en mente. Tanjiro e Iguro avanzaron hacia el bosque que rodeaba la escuela, esperando encontrar alguna pista sobre el rastro de Mitsuri.
Mientras tanto, Shinobu guio a su equipo hacia el sótano del edificio principal de la escuela, donde había escuchado rumores de que los experimentos del Proyecto Sombras habían comenzado. A medida que descendían, el ambiente se volvía más oscuro y opresivo. Las paredes se sentían húmedas, y el aire, denso, estaba impregnado de una sensación de mal augurio.
—Este lugar no me gusta nada —susurró Zenitsu, nervioso—. ¿Por qué siempre terminamos en lugares como este?
Inosuke bufó—. Porque somos los únicos que tenemos agallas para enfrentarlo, ¡eso es por qué!
Shinobu, con una sonrisa leve, respondió—. Aquí es donde encontraremos las respuestas. Si logramos descubrir el origen del Proyecto Sombras, podremos deshacer lo que han hecho.
Nezuko caminaba silenciosamente a su lado, observando todo a su alrededor con ojos agudos. Aunque no podía hablar, su presencia era un recordatorio constante de la fuerza silenciosa que llevaba dentro.
Al llegar a una puerta de metal al final del pasillo, Shinobu se detuvo. —Aquí es. Según los rumores, este lugar fue sellado después de que los primeros experimentos salieran mal.
Inosuke sonrió—. ¡Déjenme a mí! —dijo antes de golpear la puerta con todas sus fuerzas.
La puerta se abrió con un crujido pesado, revelando una habitación oscura iluminada solo por la tenue luz de unas lámparas de emergencia parpadeantes. Había mesas de metal y herramientas quirúrgicas dispersas por toda la sala. En el centro, una pizarra con diagramas complejos, mostrando los detalles del Proyecto Sombras.
—Esto... no es normal —murmuró Zenitsu, observando las herramientas.
Shinobu se acercó a la pizarra, leyendo las notas escritas apresuradamente. Los diagramas describían cómo el Proyecto Sombras intentaba fusionar la energía vital de los humanos con entidades oscuras provenientes de otro plano. Una especie de control mental, pero con efectos devastadores en el cuerpo y la mente de los sujetos de prueba.
—Esto es lo que le están haciendo a Mitsuri y Kanae —dijo Shinobu en voz baja—. Están tratando de usarlas como conductos para esta energía oscura.
Inosuke frunció el ceño—. Entonces, ¿cómo los detenemos?
Shinobu examinó los diagramas con más atención. —Parece que el proceso puede revertirse si cortamos el vínculo con la entidad oscura a tiempo, pero... —su voz se apagó mientras leía una advertencia en la parte inferior—. Si el vínculo se completa, las sombras consumirán el alma de los sujetos.
El silencio cayó sobre el grupo mientras asimilaban lo que eso significaba. Mitsuri y Kanae estaban en grave peligro. No solo debían encontrarlas, sino hacerlo antes de que fuera demasiado tarde.
Nezuko observó un detalle en la esquina de la pizarra: un mapa parcial que parecía mostrar una ubicación subterránea, no muy lejos de donde estaban.
—Nezuko lo ha encontrado —dijo Shinobu, siguiendo la dirección a la que apuntaba su hermana—. Este mapa... parece indicar una entrada secreta bajo la escuela.
—¿Una entrada a dónde? —preguntó Zenitsu.
Shinobu frunció el ceño—. Al corazón del Proyecto Sombras. Si podemos llegar allí, quizás podamos interrumpir el vínculo antes de que sea demasiado tarde.
Inosuke sonrió ampliamente—. ¡Entonces no hay tiempo que perder! ¡Vamos a destruir todo ese lugar!
Mientras tanto, Tanjiro y Iguro seguían el rastro de Mitsuri a través del bosque. Iguro no había dicho mucho desde que se separaron, pero Tanjiro sabía que estaba profundamente preocupado. Mitsuri era más que una amiga para él, y perderla era un pensamiento insoportable.
—La encontraremos —dijo Tanjiro, rompiendo el silencio—. No importa qué, la traeremos de vuelta.
Iguro asintió con la cabeza, sus ojos fijos en el camino. Sabía que Tanjiro tenía razón, pero el miedo a fallar seguía acechando en su mente. Aun así, no podía permitirse flaquear. Mitsuri necesitaba que fuera fuerte.
El bosque se oscurecía a medida que se adentraban más. Las sombras parecían moverse por su cuenta, como si estuvieran siendo vigilados. Iguro apretó su katana, listo para cualquier eventualidad.
—No estamos solos aquí —dijo Tanjiro, con la respiración contenida.
Iguro asintió—. Entonces, que vengan.
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Cicatrices del Corazón: Amor en la Edad Moderna
RomanceEn un mundo alternativo donde la batalla contra Muzan ha quedado atrás, Tanjiro Kamado y sus amigos intentan adaptarse a la vida en una era moderna. Pero incluso en tiempos de paz, nuevos desafíos emergen. En una escuela secundaria, Tanjiro descubre...