Capítulo 28: El Enemigo Desconocido

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Las horas pasaban con una lentitud tortuosa, mientras el grupo se mantenía en alerta máxima. La desaparición de Kanae había dejado a todos en un estado de desesperación controlada, y la incertidumbre los envolvía como una pesada niebla. Shinobu intentaba mantener la calma, pero la preocupación por su hermana la estaba consumiendo por dentro.

Mientras tanto, Tanjiro trataba de organizar los pensamientos y planear el siguiente movimiento. La desaparición de Kanae no podía ser una simple coincidencia; el proyecto Sombras estaba detrás de todo, y ahora era más peligroso que nunca.

—¿Crees que puedan estar usando a Kanae como señuelo? —preguntó Inosuke, que rara vez mostraba preocupación, pero ahora su voz era grave.

—No lo sé —respondió Tanjiro, frunciendo el ceño—. Pero debemos estar preparados para lo peor.

En ese momento, Zenitsu regresó corriendo hacia el grupo. Había estado investigando entre los estudiantes, tratando de encontrar alguna pista sobre el paradero de Kanae.

—¡He escuchado algo! —jadeó Zenitsu—. Algunos estudiantes dijeron que vieron a Kanae cerca de las antiguas instalaciones subterráneas, al otro lado de la ciudad.

El grupo intercambió miradas. Las antiguas instalaciones subterráneas eran un lugar olvidado por todos, un sitio que solía ser parte de experimentos científicos y, según los rumores, también el origen del proyecto Sombras.

—Si está allí, no puede ser una coincidencia —dijo Shinobu, su tono frío, mientras el miedo por su hermana se mezclaba con la determinación de encontrarla.

Sin perder más tiempo, Tanjiro, Shinobu, Inosuke, Zenitsu, Mitsuri, y Iguro se prepararon para ir a las instalaciones. Sabían que estaban entrando en terreno peligroso, pero ninguno de ellos se echaría atrás.

Cuando llegaron a las instalaciones, una sensación de inquietud los invadió. El lugar estaba completamente abandonado, rodeado de oscuridad y misterio. Las paredes, cubiertas de musgo y humedad, parecían susurrar los secretos del pasado.

—Tengan cuidado —advirtió Tanjiro—. No sabemos lo que nos espera aquí.

A medida que avanzaban por los pasillos lúgubres y mal iluminados, una extraña sensación de ser observados los invadía. Iguro, que siempre era silencioso y atento, caminaba al final del grupo, sus ojos escaneando cada rincón.

—Este lugar me pone la piel de gallina —murmuró Zenitsu, visiblemente tembloroso.

De repente, un ruido sordo resonó en el fondo del pasillo. Todos se detuvieron, en alerta máxima.

—¿Qué fue eso? —preguntó Mitsuri, con el corazón acelerado.

Sin previo aviso, una figura emergió de las sombras. Era alta, con un semblante frío y oscuro. Sus ojos brillaban con una malicia indescriptible. No era alguien conocido por ellos, pero su sola presencia irradiaba peligro.

—¿Quién eres? —exclamó Tanjiro, poniéndose en guardia.

El extraño sonrió, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. Su voz era baja, pero clara.

—Soy parte de lo que ustedes llaman el proyecto Sombras. Pero para ustedes, pueden llamarme el principio de su fin.

Shinobu frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad. Este hombre no estaba aquí por accidente, él los había estado esperando.

—¿Dónde está Kanae? —exigió, dando un paso al frente.

El hombre soltó una risa escalofriante.

—Ella está donde pertenece... y pronto ustedes también lo estarán.

Antes de que pudieran reaccionar, el extraño lanzó una serie de ataques rápidos y precisos. Tanjiro bloqueó el primer golpe, mientras los demás se dispersaban, listos para la batalla. Sin embargo, algo en este enemigo era diferente; su velocidad y fuerza eran inusuales, como si estuviera siendo controlado por una fuerza externa.

La lucha comenzó a intensificarse. Inosuke y Zenitsu se unieron a la pelea, pero cada movimiento parecía anticipado por su oponente. Tanjiro sabía que no podían ganar si seguían atacando a ciegas.

—¡Deténganse! —gritó Tanjiro, alzando la mano para que los demás cesaran el ataque—. Esto no es una batalla que podamos ganar por la fuerza. Hay algo más en juego aquí.

El extraño se detuvo también, como si esperara el siguiente movimiento. Shinobu, con su mente afilada, comenzó a observar cada detalle del oponente. Entonces, lo entendió.

—No está actuando por su propia voluntad —murmuró Shinobu—. Está siendo controlado, manipulado por el proyecto Sombras.

Tanjiro asintió. Si querían vencerlo, tendrían que encontrar una manera de liberarlo de ese control. Pero el tiempo corría en su contra, y Kanae aún seguía desaparecida.

Cicatrices del Corazón: Amor en la Edad ModernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora