Capítulo 21: El Peso del Pasado

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El campo lleno de flores donde Tanjiro y Shinobu se encontraban era sereno y tranquilo, pero la paz duraba poco. Shinobu, aún con una sonrisa en su rostro, soltó suavemente la mano de Tanjiro y dio un paso hacia atrás.

—Es hora de despertar, Tanjiro —dijo ella con una suavidad que contradecía la gravedad de sus palabras.

Tanjiro la miró confundido.

—¿Despertar? ¿Qué quieres decir? —preguntó con la voz llena de incertidumbre.

—Este lugar, este momento... es solo un eco del pasado —respondió Shinobu, con su mirada fijada en los ojos de Tanjiro—. Para seguir adelante, debes dejar de lado lo que te ata.

El corazón de Tanjiro se apretaba al escuchar esas palabras. Sabía que algo profundo estaba a punto de revelarse. Shinobu siempre había sido alguien en quien confiaba, alguien que lo había apoyado incluso en sus momentos más oscuros. Pero ahora, parecía que había algo que ella sabía, algo que él aún no comprendía del todo.

—Pero no quiero perderte —susurró Tanjiro, sintiendo una mezcla de miedo y angustia.

La sonrisa de Shinobu se mantuvo, pero sus ojos se llenaron de una leve tristeza.

—No me perderás, Tanjiro. Siempre estaré contigo. Pero debes estar preparado para lo que está por venir. El verdadero desafío no ha hecho más que comenzar.

Tanjiro asintió lentamente, aunque su corazón seguía lleno de preguntas. El campo de flores comenzó a desvanecerse lentamente, y la figura de Shinobu se tornó más etérea, como si estuviera a punto de desaparecer.

—Recuerda —dijo Shinobu, su voz ahora un susurro en el viento—. La fuerza verdadera viene del corazón.

Antes de que pudiera responder, todo a su alrededor se desvaneció en un destello de luz cegadora. Tanjiro sintió que su cuerpo era arrastrado de vuelta al mundo real.

Tanjiro abrió los ojos, encontrándose nuevamente en el pasillo oscuro de la casa donde había seguido la voz de Shinobu. Estaba rodeado por sus compañeros, quienes lo miraban con preocupación.

—¡Tanjiro, finalmente has despertado! —exclamó Zenitsu, con evidente alivio.

Mitsuri se acercó rápidamente.

—Estabas inconsciente durante unos minutos. Parecía que habías caído en una especie de trance —dijo con preocupación en su voz.

Tanjiro se tocó la cabeza, intentando procesar lo que acababa de vivir. Lo que había parecido una eternidad dentro del campo de flores había sido solo un instante en la realidad.

—Fue Shinobu —murmuró Tanjiro, mirando a sus amigos—. Ella... me habló, pero no estoy seguro de lo que todo significa.

Iguro, que había estado observando desde la distancia, intervino.

—Es posible que lo que hayas visto fuera una manifestación de tus propios sentimientos —dijo con calma—. Estos lugares juegan con nuestras mentes, pero no significa que lo que viste no tenga valor.

Inosuke, impaciente como siempre, bufó.

—¡Dejen de hablar tanto! ¡Tenemos que seguir adelante! No hay tiempo para sentimentalismos —gritó, agitando sus espadas de manera exagerada.

Tanjiro, aunque todavía algo aturdido, asintió. Sabía que había más por descubrir, y el tiempo se estaba acabando. Aunque no entendía completamente el mensaje de Shinobu, sentía que las respuestas estaban más cerca de lo que imaginaba.

El grupo siguió avanzando por la casa, que ahora parecía más siniestra y peligrosa. Las sombras en las paredes parecían moverse a medida que caminaban, y el aire estaba cargado de una sensación de peligro inminente.

—Debemos mantenernos juntos —advirtió Tanjiro, recordando lo que había experimentado en su trance—. No sabemos qué más nos espera.

Nezuko, quien hasta ese momento había estado en silencio, caminaba junto a Tanjiro, observando todo con sus ojos brillantes. A pesar del peligro, su presencia le daba a Tanjiro una sensación de seguridad. Sabía que, pase lo que pase, no estaba solo.

De repente, un ruido ensordecedor llenó el pasillo. Las paredes comenzaron a temblar, y el suelo bajo sus pies se agrietó.

—¡¿Qué está pasando ahora?! —gritó Zenitsu, claramente asustado.

El grupo se detuvo en seco, preparándose para lo que fuera que estaba a punto de ocurrir. De las sombras, una figura apareció lentamente, emergiendo de la oscuridad. Era alta, imponente, y su presencia llenaba el aire con una energía aterradora.

—Finalmente han llegado —dijo la figura con una voz profunda y resonante—. He estado esperándolos.

Tanjiro sintió que su cuerpo se tensaba. Esta figura no era alguien que hubieran enfrentado antes. Había algo en su aura que lo hacía diferente a cualquier enemigo que hubieran encontrado.

—¿Quién eres? —preguntó Tanjiro, dando un paso al frente.

La figura soltó una risa baja.

—No importa quién soy. Lo que importa es lo que tú eres capaz de hacer. Tu viaje hasta aquí ha sido solo una prueba. Pero ahora... ahora enfrentaremos el verdadero desafío.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, la figura extendió su mano, y una poderosa ráfaga de energía oscura envolvió al grupo, lanzándolos a todos en diferentes direcciones. Tanjiro apenas pudo mantenerse en pie mientras la energía lo empujaba hacia atrás.

—¡Debemos resistir! —gritó Tanjiro, con su voz firme a pesar de la fuerza que los atacaba.

El grupo luchaba por mantenerse unido, pero la energía seguía empujándolos. Zenitsu intentó usar su velocidad para esquivar, mientras que Inosuke blandía sus espadas frenéticamente, pero parecía que la energía oscura los superaba.

De repente, Nezuko soltó un rugido, sus ojos brillando con una luz intensa. Su cuerpo comenzó a emitir una energía cálida y brillante que contrarrestaba la oscuridad, y la figura retrocedió, sorprendido por la fuerza de Nezuko.

—¿Qué es esto...? —murmuró la figura con incredulidad.

Tanjiro aprovechó el momento para concentrarse. Nezuko había logrado debilitar el ataque de la figura, pero aún no estaba derrotado. Sabía que debían actuar rápido.

—Este es el momento —pensó Tanjiro, preparándose para la batalla final.

Cicatrices del Corazón: Amor en la Edad ModernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora