No dormí demasiado la noche anterior, mi cabeza era un jodido caos de pensamientos y reproches morales.
Me salté la última clase y me encerré en el baño del primer piso, me miraba en el espejo buscando cualquier detalle que debiera arreglar, saqué mi camisa de mi pantalón y la volví a meter unas diez veces, peine mi cabello de todas las formas posibles para terminar como empecé. Estaba un poco nervioso y ciertamente aterrado.
Cuando se hicieron las tres y cincuenta y tres minutos, salí hacia la entrada de la escuela. Me quedé de pie junto a un árbol que daba bastante sombra y mire a todas direcciones esperando por él.
Poco tiempo después ví a lo lejos un Porsche negro aproximándose y deteniéndose frente a mí. Cuando el auto bajo la ventanilla, observé unos ojos oscuros que me miraban fijamente con neutralidad.
Lamí mis labios y miré hacia el auto, deseé esconder mis inseguridades y actuar con confianza, pero la verdad es que mis miedos me estaban devorando... ¿Por qué?
¿Estaba mal lo que estaba haciendo?
Solo había una forma de descubrirlo.
Me subí al auto del mayor.
Él me saludó con bastante normalidad, yo solo sonreí y miré el interior del auto.
— ¿Hoy no daras clases? — pregunté curioso, lo ví tensar un poco su cuerpo —. ¿Te incómoda que te tutee?
Él negó sin mirarme.
— Solo me resulta extraño. No suelo permitir que se dirijan a mí con tanta confianza.
— ¿Por qué? — me giré para mirarlo —. ¿No tienes amigos?
Guardo silencio unos segundos.
— Jimin.
— ¿Si, Namjoon?
Sonreí con malicia.
— ¿Qué te gustaría comer?
— ¿Me estás llevando a una cita? — mi sonrisa creció.
— Tómalo como un acto de disculpas.
Mi sonrisa se deslizó hasta borrarse por completo, ¿Acto de disculpas? ¿Que mierda significaba eso?
— Deten el auto — le pedí.
— ¿Qué?
— Que detengas el auto — repetí, los músculos de mi cuerpo se tensaron y yo sentí una gran punzada en mi cabeza —. Quiero bajarme.
Él no dijo nada, continúo conduciendo hasta que llegamos a lo que era un restaurante, y por su fachada, era uno muy costoso.
— No quiero tus disculpas Namjoon — le dije con las estúpidas lágrimas amenazando con explotar —. Yo quise y disfrute mucho hacerlo.