Caléndula [NAMMIN]

08

La brisa del mes de abril golpeó mis mejillas haciéndome estremecer. Eran un poco más de las nueve de la noche y las nubes habían ocultado por completo la luna. No quiero volver a esa casa, no sabiendo lo que me esperaría, así que preferí caminar por el parque a esperar que se hiciera un poco más tarde.

Cinco llamadas perdidas de mi tía Yuna.

Seis mensajes  de texto de mi tía Yuna.

No quería ser un malagradecido con mi tía, pero justo en este momento, no quería lidiar con el idiota de su esposo.

Sentí una gota fría impactando en mi mejilla, luego otra, comencé a correr tan rápido como pude buscando con la mirada un sintió donde refugiarme, cuando por fin llegué a una tienda cerrada, pero tenía un toldo abierto y eso era suficiente.

Apoyé mi espalda en la pared y cerré mis ojos con fuerza.

Soy un desastre.

Estaba absorto en mi cabeza intentando comprender mi existencia, cuando de repente escuché pasos acercándose a mí y seguido de ellos una voz.

— Ah, ¿Jimin? ¿Que haces aquí hombre?

Mis ojos se movieron rápidamente hasta dar con el sujeto vestido de negro, fue cuando lo reconocí, Jeon Jungkook.

— Hola Jeon — lo saludé y me deslicé por la pared hasta quedar de puntillas con las rodillas flexionadas — ¿Que haces aquí?

— Espero a mi novio — respondió y le dió una calada a su cigarro —. ¿Y tú?

— Divagar — sonreí y miré hacia el frente, el lugar exacto en dónde la lluvia caía y se rompía en dos contra el asfalto.

Se acercó más a mí y adoptó mi posición.

—¿Te encuentras bien? — quiso saber.

— Mmh, define bien.

Él azabache soltó una risita —. Bueno te ves fatal.

Reí también.

— Que amable.

— Perdón por ser sincero — dejo salir el humo de sus labios —. Hace un frío terrible— comento.

— Dímelo a mi — solté un sonido de molestia.

— Supe que dejaste el club.

— Si, descubrí que no es lo mío.

— Bueno, ¿Y qué es lo tuyo?

— No lo sé — mentí.

Lo miré y le sonreí sin más.

Ambos nos quedamos en silencio por un momento, él mientras terminaba de fumar su cigarrillo y yo mientras observaba la lluvia caer.

— ¿Tus padres saben que eres gay? — pregunté de repente.