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POV

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POV. Kim Seokjin.

— Park Jimin, ¿Se puede saber a dónde carajos te fuiste sin decirme nada? — hice un mohín con mis manos —. Dejaste tu celular en casa, yo estaba totalmente asustado, ¿Tienes una idea de lo poco que dormí por tu culpa? — me alteré.

— Perdón, perdón — se sentó en el asiento detrás de mí —. Fui a casa de Namjoon y olvide por completo todo, incluído avisarte.

Enarqué una ceja.

— ¿Eso significa que ya se reconciliaron?

— No estábamos peleados.

— Jimin, ¿Seguro que estás bien? — indague, realmente estaba preocupado por su estado ánimo los últimos días, además, me sentía culpable por olvidar el aniversario de muertes de sus padres.

Fui un mal amigo.

— Estoy bien, solo estoy ansioso por lo de la universidad — me comentó él.

— Tranquilo, sé que recibirás respuesta, aunque... — sonreí suavemente — quisiera que estudiaras algo que realmente te guste.

El baile.

La profesora entro al salón y dió comienzo a la clase, así que nuestra conversación culminó ahí, puesto que Jimin no quiso tocar más ese tema.

La tarde transcurrío con normalidad, las clases eran de repaso simplemente, nada demasiado difícil.

Cuando la última clase terminó, Jimin me dijo que pasaría por el centro para luego volver a casa de su novio (mi profesor).

Quería acompañarlo, quería estar a su lado, pero yo también tenía mis responsabilidades y la exposición de arte sería ése sábado, por lo que tenía solo un día para terminar mi pintura.

Quizá era un poco más de las nueve de la noche, todos mis compañeros ya se habían ido y yo seguía dándole los últimos detalles a mi cuadro.

El profesor Kim me eligió por mi dedicación y eso me llenó de orgullo, si a un artista reconocido como el profesor Kim le gustó mi trabajo, significa que después de todo si tengo talento.

Cuando salí del salón de arte noté la soledad en los pasillos, sin duda no había nadie en el edificio a excepción de los vigilantes.

Bajé las escaleras y me detuve frente a la puerta del gimnasio de boxeo, con cuidado me asome y escuché los ruidos provenientes del interior, terminé por pasar y cerrar las puertas con el seguro. Me acerqué y lo ví, a mí sudoroso novio golpeando uno de los sacos de arena, tenía unos auriculares inalámbricos por lo que no me escuchó entrar, su ceño estaba fruncido y su mirada fija en su objetivo. Con cada golpe que le propinaba al saco sus músculos se tonificaban.

Mordí mi labio inferior con fuerza.

Deje caer mi bolso con mis cuadernos y pinceles al piso y me subí sobre el ring central, fue cuando el notó mi presencia.

Caléndula [NAMMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora