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— Te ves molesto — dijo de repente Taehyung, sacándome de mis pensamientos

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— Te ves molesto — dijo de repente Taehyung, sacándome de mis pensamientos.

— No lo estoy — esa fue mi breve respuesta, pero él sabía que yo estaba mintiendo por eso soltó una característica y burlesca risita.

Es cierto.

Estaba completamente desconectado de mi razonamiento común.

Él día en el que Taehyung llegó sin invitación alguna a mi casa, Jimin tomó la decisión de quedarse con su amigo por un tiempo, el cual ya se había convertido en tres días. Desde ese lunes me ha enviado cortos mensajes para informarme que está bien o pidiéndome que coma algo decente no solo café por las mañanas, pero solo eso. Yo le dejé una de mis tarjetas de crédito especificándole que la usara libremente y gastara todo lo que él deseaba.

Pero, hasta ahora no había hecho ni una sola compra y eso me tenía de cierta manera irritado.

— Lo lamento, no quise asustarlo — dijo de repente —. Pero en parte también es tú culpa, ¿Cómo podría saber yo que andabas de novio con uno de tus estudiantes?

No respondí.

Seguí con mi obra.

— Es un chico muy lindo — continúo — ¿Qué edad tiene? No puede ser menor, no eres tan estúpido como arriesgarte por algo así.

No lo miré pero supe que me estaba observando.

— ¿Dieciocho, diecinueve, veinte?

Aleje el pincel del lienzo.

— Tienes tres días aquí, pero aún no me has dicho por qué has venido — solté con total calma.

Me giré apenas sobre el banquito de madera, Taehyung abrió su boca, pero la cerró de inmediato, como si buscará las palabras correctas.

— Tuve un negocio en Manhattan y quise visitar a mi hermano mayor — sonrió ladino.

Enarqué una ceja.

— ¿Y por cuánto tiempo planeas quedarte?

— ¿Qué? ¿Acaso el niño no regresará hasta que yo me vaya? — se levantó del escritorio y me dió una mirada burlona —. Lo lamento tanto, no fue mi intención asustarlo, es más, me hubiera encantado hablar con él y conocerlo.

— No tienes porque — sentencie.

— Sigues siendo igual de posesivo, recuerda que eso nunca es bueno — se giro y camino hacia la puerta —. Si me lo permites, quisiera darte un consejo como tú hermano.

No dije nada, solo aguarde.

Él se giró y me miró fijamente.

— Aléjate de ese chico — advirtió.

Solté una risa irónica.

— ¿Viniste aquí para vigilarme? — Inquirí —. Eres demasiado benévolo, Tae. Pero no me importan tus consejos.

Caléndula [NAMMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora