Nota de Autora: Espero que disfruten leerlo como yo disfruté escribirlo. Y, gracias a todos mis lectores por haber llegado hasta aquí.
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Las quiero...
POV. Kim Namjoon.
Tres años después...
— Por aquí — le dije a Yura, extendí mi brazo y ella lo recibió —. Estos son nuestros asientos.
Las luces del escenario se apagaron y poco después comenzó a sonar la música.
Mis ojos se enfocaron en mí hermoso esposo que interpretaba una maravillosa danza .
Fue una maravillosa vista, me aseguré de detallar cada movimiento, cada expresión, todo de él... Lo inmortalizaria en mi memoria y en hermoso cuadro que pintaria y colgaría en mi estudio.
Jamás imaginé que aquel pelinegro osado y curioso pudiera cambiar tanto mi vida, no de esa manera.
Estaba seguro que los últimos tres años habían sido los más felices de mi vida y aún faltaban más. Muchos más.
Estaba jodidamente enamorado de mi sexy, adorable,muy curioso y ahora rubio esposo.
Pese que algún punto tuvimos algunos desacuerdo, Jimin y yo hicimos todo lo medianamente posible para aprender a conllevar nuestras diferencias y crear un perfecto balance en nuestras vidas y relación.
A la semana de nuestra llegada, nos establecimos con nuestros deberes, Jimin comenzó sus estudios universitarios en Artes Escénicas y música y yo trasladé mi galería de arte mientras tomaba la directiva del museo.
Fue facil acoplarnos a una rutina, por las mañanas desayunábamos juntos en casa y salíamos a primera hora, él asistía a sus clases; mientras yo trabajaba. Al finalizar la tarde yo pasaba por él y juntos volvíamos a casa. Pese a que le compré un auto no lo utilizaba demasiado, puesto que siempre prefería irse conmigo.
Junto a Jimin comenzamos a recibir terapia con una exelente psicóloga, yo por mi adicción y él por la la muerte de sus padres.
No podía mentir, en ocasiones temía recaer pero, Jimin se mantenía a mi lado firme, brindándome su apoyo y amor.Al año de nuestra relación, decidí pedirle matrimonio y él me dió el si envuelto en lágrimas y mocos sueltos; y a mediados de septiembre, frente a nuestros amigos cercanos y su tía, dijimos nuestros votos y lo convertí en mi esposo.
No cambiaría a mi esposo por nadie, él era lo único que deseaba y, después de tanto tiempo, después de tanta mierda y tropezones que destruyeron parte de mi, él estar con él, casados y con tres gatos, era lo perfecto.
Y me daba igual lo que pensaran o creyeran el resto.
Se puede decir que la relación con mi familia se limitó a una llamada en navidad y una felicitacion en mi boda. Fue lo mejor.