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Me removía entre sus sábanas, inquieto, sentía un tedioso dolor de cabeza, quizás la causa fue haberme saltado la cena, pero eso no me importaba demasiado.

La mañana transcurrío con mi rutina de todos los días, me di un baño y lavé mi cabello; sali a toda prisa para evitar la mirada y los  comentarios desagradables del esposo de mi tía.

Mentalmente agradeci al cielo cuando supe que la clase de matemáticas se había suspendido, según dijeron fue porque el profesor había contagiado una gripe de temporada, eso me dió la oportunidad de comprar un sándwich en la cafetería y sentarme a desayunar en una de las banquetas del patio.

A pesar de tener casi dos años en Boston, aún todo me resultaba extraño, siempre fui un chico inteligente, no tardé demasiado en familiarizarme con el idioma, y me agradaba de cierta manera que la tolerancia hacia los gustos sexuales era mejor que en Corea. Dado el repentino intercambio,  tuve que repetir un año obligatoriamente.

Observe a lo lejos la silueta de mi amigo aproximándose a pasos lentos. Seokjin se sentó a mi lado y dejó caer su cabeza en mí hombro derecho.

— Buenos días a ti también — le dije, seguí masticando mi sandwich mientras escuchaba los suspiros dramáticos de su parte.

— Es hetero.

— ¿Quién? — hablé con la boca llena.

— El chico que me gusta — dijo con pesadez —. Es hetero, ayer después de clases lo ví besandose con una chica de natación.

— Lo lamento mucho Jinnie.

Enterró su frente en mi cuello —. Supongo que tendré que seguir esperando al amor de mi vida.

Comencé a reír —. Ó que aparezca otro chico lindo que te robe el aliento.

— Amo que me conozcas.

— Lo sé, así que deja tu falso drama y dime — lo alejé para encararlo —. ¿Por qué no me esperaste? — bufé molesto.

Jin se acarició la nuca nervioso, es obvio que estaba buscando alguna excusa para apaciguar mi enojo.

— Ayer después de inscribirme fui hasta el dichoso salón y no estabas allí, y un hombre todo grosero me corrió del lugar — me quejé.

— ¿Un moreno súper alto?

— ¿Sabes quién es?

Jin asintió —. Kim Namjoon, mi profesor de arte.

Me quedé en silencio unos segundos, la imagen del hombre se hizo presente en mi cabeza.

— ¿Me estás escuchando? — escuché la voz de Jin, sacándome de mi buena imagen mental —. Tierra a Jimin, ¡Responde!

—¡¿Qué!?

— ¿En quien piensas?

— En tu profesor — le respondí con una sonrisa maliciosa.

— Mmh, no sé si sea gay, además, es mayor que tú — ladeó su cabeza —, y un artista muy conocido por cierto. Es director de un museo en europa, pero escuché que está dando clases aquí como pasatiempo — explicó —. Sin embargo, no estoy seguro, son muchos rumores, así que solo quédate con la información de que es mayor y un artista bastante conocido.

— Y también bastante atractivo — le dije con picardía.

Estuvimos bromeando un rato ahí, nuestras carcajadas se escuchan por mucho tiempo. Nuestra última clase terminaba a las cuatro. Normalmente, después de clases me iría al centro o pasaría mi tiempo caminando por el parque hasta que llegará la hora de ir a casa, pero ahora, había una nueva actividad en mi rutina, y eso me llevó a golpearme con la realidad. ¿Boxeo? ¿Que carajos sabía yo de boxeo? Nada, por supuesto. Por eso comencé a rezar mentalmente pidiendo que las clases fueran llevaderas, lo suficiente para mantenerle la boca cerrada a Frank.

Caléndula [NAMMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora