Capítulo 7: Lo que rompiste

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—Me apetece un montón hacer algo tú y yo solas, como antaño —le digo a Ro por videollamada.

—Te lo iba a decir, mañana Luis se va y nosotras libramos. ¿Qué te apetece hacer? —responde acomodándose en el sofá.

—Pues la verdad es que me gustaría hacer alguna ruta por la montaña... Y después podemos ir a tomar unos vinitos en algún pueblo perdido. Porque tampoco será todo deporte, ¿no? —le guiño un ojo.

—Me parece perfecto. Así bajo estos kilitos de más que me han caído últimamente —se ríe mientras se da un golpecito en el estómago.

—Pero ¿qué dices, idiota? Si estás perfecta, tía —le contesto con una mirada de incredulidad.

—Amiga, el amor engorda —me dice con una carcajada.

—Anda que... Pues más tarde cuadramos la hora. Te quiero –le digo con una sonrisa cálida.

—Te quiero más —responde, justo antes de que la pantalla se apague.

Cuelgo y no puedo evitar quedarme sonriendo. Todo parece estar en su sitio.

                                                                        ***

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                                                                        ***

Al día siguiente, Ro y yo estamos contemplando las maravillosas vistas que tenemos enfrente. Llevamos andando tres horas y media, pero ha valido la pena. Ro no ha dejado de quejarse durante todo el camino, pero cuando le recordaba lo bien que nos iban a sentar las copas después, parecía que eso le daba fuerzas para seguir. Nos sentamos en una roca, nos comemos un bocadillo y nos ponemos al día de nuestras vidas. Tras una horita de descanso, decidimos que es hora de hacer el camino de vuelta.

—Lo que podríamos hacer es ir a casa y ducharnos —sugiere Ro, sacudiéndose el polvo del pantalón—

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—Lo que podríamos hacer es ir a casa y ducharnos —sugiere Ro, sacudiéndose el polvo del pantalón—. Porque, tía, damos mucho asco, me gustaría ponerme un poco mona.

—La verdad es que sí —le contesto, riéndome—. Otro día ya iremos a tomar las copas por aquí, ¿nos vamos a casa y tomamos algo por el pueblo?

—¡Sí! Además, han abierto un local nuevo cerca de tu casa. Le podemos decir a las niñas si les apetece venir.

Los pedazos que (me) dejaste [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora