Capítulo 23: Conmigo no vas a poder

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He visto películas, he leído sobre el tema y he escuchado anécdotas desgarradoras sobre la violencia de género, sobre todo en ex parejas, pero jamás hubiera pensado que me pasaría a mí.

Siempre pensé que esas cosas les pasaban a otras personas. Pero ahora... es como si estuviera atrapada en una pesadilla de la que no puedo despertar. Me pregunto en qué momento empezó todo a desmoronarse, en qué punto dejé de ver quién era realmente Teo.
¿Cómo he podido estar tan ciega? Pero de nada sirve lamentarse ahora. Voy a tener que actuar antes de que sea demasiado tarde, y desde luego sola no puedo.

Lo primero que haré será contárselo a Ro y a las chicas, también a Sebas, para que estén todos alerta... Teo está fuera de control, y el hecho de que me siga vigilando, que sepa dónde estoy y con quién, me asusta más de lo que quiero admitir.

Mi mayor preocupación, sin embargo, es Mateo. Sé que puede defenderse solo, es fuerte, pero no quiero involucrarlo más. Esta es mi lucha. Me duele pensar que, por intentar ayudarme, él también pueda salir herido.

Pienso en cómo decírselo a todos, cómo hacer que lo entiendan sin asustarlos demasiado. Mi mente está llena de "y si...": ¿Y si me toman por exagerada? ¿Y si piensan que estoy paranoica? ¿Y si Teo realmente no tiene la intención de hacerme daño físico? Pero luego me recuerdo la mirada que vi en sus ojos, las palabras amenazantes que dejó caer antes de marcharse. No, esto no es una exageración. Esto es real, y tengo que prepararme.

Respiro hondo y envio mensajes a las personas que considero que deben de saberlo. Ro, Sebas, Lidia, Claudia y Sandra.

Dos horas después, reúno al equipo para mi plan. ¿Teo quiere jugar? Jugaremos, pero esta vez no estoy dispuesta a perder. Lidia y Claudia no han podido venir, ya que avisé con muy poca antelación y tenían asuntos importantes, pero no pasa nada, ya les explicaremos más tarde.

El plan, en su esencia, es sencillo pero arriesgado. Quiero sacar a Teo de sus casillas. Quiero que revele lo peor de sí mismo, que se muestre tal como es realmente, para así tener pruebas de sobra y que la policía pueda actuar. Me sigue pareciendo increíble que no me escuchen por "falta de pruebas". ¿Qué se supone que tiene que pasar para que me tomen en serio?

Sebas me mira con el ceño fruncido, claramente preocupado.

—¿Estás segura de esto, Mel? Es peligroso provocar a alguien como Teo. No sabemos cómo va a reaccionar —dice, cruzando los brazos, su mirada fija en la mesa.

—Lo sé —respondo, intentando mantener la calma—, pero no tengo otra opción. Si no hago algo ahora, él no va a parar. Lo conozco. Y, sinceramente, no voy a vivir un día más asustada por si aparece.

Ro, sentada a mi lado, asiente lentamente. Puedo ver en sus ojos que está preocupada, pero también sé que entiende por qué estoy haciendo esto.

—Pero... ¿y si se sale de control? ¿Y si, en lugar de pruebas, Teo termina lastimándote?

Siento el nudo en mi garganta, pero me obligo a ser fuerte. No puedo mostrarles lo asustada que estoy, porque si lo hago, el plan se desmoronará antes de comenzar.

—Voy a tener mucho cuidado —les digo, tratando de sonar más segura de lo que realmente me siento—. No estaré sola. Vosotros estaréis vigilando, y no voy a dejar que se acerque demasiado. Solo necesitamos que diga o haga algo que podamos grabar. Algo que lo incrimine de manera que no pueda negarlo después.

Sé que es arriesgado, pero también sé que estoy rodeada de personas en las que puedo confiar. Y eso me da fuerzas.

—Está bien —dice Sandra, rompiendo el silencio—. Pero debemos asegurarnos de que todo esté bien planeado. No podemos permitirnos errores.

Los pedazos que (me) dejaste [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora