Capítulo 18: El valor de soltar

24 10 16
                                    

Me siento extraña. Por una parte, aliviada por haber cerrado algo que desde hace tiempo pedía un final, pero por otra, el saber que nunca más volveré a sentir el tacto de Mateo en mi piel... Al fin y al cabo, es un duelo, uno necesario. Por eso he decidido permitirme vivir este duelo y aprender del proceso. Voy a dejar mis emociones fluir; si tengo que llorar, lloraré, y si necesito cuatro tarrinas de helado para sentirme mejor, me las comeré. Cada uno lo hace lo mejor que puede, ¿no?

Al llegar al piso, voy directamente al baño. Estoy empapada por la lluvia, y no quiero terminar resfriada; ya tengo suficiente con el torbellino de emociones que llevo encima. Mientras el agua caliente cae sobre mí, siento un nudo en la garganta. Y como prometí, si tengo que llorar, lloro. Las lágrimas se mezclan con el agua de la ducha.

Después de la ducha, me pongo algo cómodo y, sorprendentemente, me apetece cocinar. Algo extraño en mí, porque normalmente pediría algo por delivery, pero hoy me siento inspirada. Abro una botella de vino, porque sí, porque me lo merezco, y me sirvo una copa. El simple acto de cocinar me calma, como si, por un rato, todo estuviera bajo control.

Reviso mi playlist, pero nada parece encajar con mi estado de ánimo. Todo suena demasiado melancólico o exageradamente fiestero. Hasta que encuentro "RAIN III" de Trueno. Perfecto. Ese hombre tiene el poder de levantarme hasta de la tumba. Y hoy, en este día tan extraño, es justo lo que necesito. La música empieza a sonar, y por un momento, dejo que el ritmo llene el espacio y me envuelva, como si fuera capaz de arrastrar las emociones que no logro entender del todo.

Cuando digo que tengo ganas de cocinar, no os esperéis nada demasiado elaborado; voy a lo sencillo. Una pasta a la carbonara con mucho queso, y poco más. No me complico, pero me gusta la idea de que, por una vez, soy yo quien está al mando en la cocina. Mientras corto el bacon y pongo a hervir el agua para la pasta, Trueno sigue sonando en el fondo, acompañando cada movimiento.

 Mientras corto el bacon y pongo a hervir el agua para la pasta, Trueno sigue sonando en el fondo, acompañando cada movimiento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me doy cuenta de que este pequeño ritual —el vino, la música, cocinar— está resultando más terapéutico de lo que esperaba. No es tanto por la comida, sino más por reconectar conmigo misma, darme un espacio para simplemente estar, sin prisas, sin presiones. Y aunque el final de este día sigue siendo una mezcla extraña de emociones, al menos por ahora, estoy aquí, y eso es suficiente.

 Y aunque el final de este día sigue siendo una mezcla extraña de emociones, al menos por ahora, estoy aquí, y eso es suficiente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los pedazos que (me) dejaste [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora