Capítulo 17: El adiós que necesitábamos

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Cuando llego a casa, no le cuento nada a Ro. Necesito procesar todo lo que ha pasado, sola. Sé que no podré engañarla y, en cuanto me vea, me preguntará qué me pasa; cosas de casi hermanas. Así que decido decirle que me encuentro mal y paso el resto del día en mi cuarto.

Odio mentirle, pero Ro siempre me ayuda a tomar decisiones, a ser valiente y a afrontar mis sentimientos, y no estoy preparada para eso ahora. Quiero pensar en todo lo que acaba de ocurrir, y de repente me vibra el móvil: mensaje de Antonio. Joder, con todo lo que ha pasado se me había olvidado el dichoso mensaje.

''Todo bien. Se me ha hecho raro recibir un mensaje tuyo, la verdad. Me he enterado de lo que pasó con Teo, espero que estés bien. No te lo tomes a mal, pero no quiero ser falso y hablarte como si nada. Ahora estoy en una relación y no me parece bien hablar contigo como si fuéramos amigos, porque no lo somos. Cuídate, Mel.''

Vaya, ha sido un poco duro, pero me lo merezco. Al leer que tiene pareja, se me encoge un poco el corazón, pero yo acabo de besar a mi exnovio. Me arrastro hasta la cocina, me caliento una pizza y me vuelvo a encerrar en mi cuarto a ver El diario de Noa. Sí, lo sé, cliché total. Pero solo quiero comida basura y llorar. A veces, una chica solo necesita eso.

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Me levanto sin ganas de nada; por suerte, es domingo y no trabajo. Menos mal. Lo único que me apetece es quedarme en la cama todo el día. El sonido del teléfono interrumpe el pesado silencio de la habitación. Suena varias veces antes de que logre estirarme lo suficiente para alcanzarlo.

Es un mensaje de Mateo:

''¿Cómo amaneciste? Espero que estés bien.''

El mismo torbellino de emociones vuelve a inundar mi mente. ¿Qué respondo? Su presencia aún pesa en mi corazón, pero la confusión sigue ahí, como un eco constante.

Decido dejarlo en visto por ahora y me arrastro de vuelta a la cama, acurrucándome entre las sábanas. La luz del sol se cuela por las cortinas; no quiero afrontar el mundo, pero debo hacerlo. Me preparo un café y me lo bebo mientras disocio de la realidad. Cuando vuelvo a aterrizar, me doy cuenta de que llevo unos cinco minutos empanada, mirando un punto fijo. <<Se te está yendo, Mel, cariño>>.

Basta ya. Necesito aire fresco.

Me visto como cuando los famosos quieren pasar desapercibidos: chándal, sudadera vieja, un gorro negro y pa' la calle. Hace bastante frío, y tenía que haberme puesto una chaqueta, pero ahora que lo pienso, hace tiempo que no la veo. Seguro que la he perdido. Con esa excusa decido ir de compras. Hace mucho que no me doy un capricho, y seguro que eso me distrae un poco del caos que es mi vida ahora mismo.

 Hace mucho que no me doy un capricho, y seguro que eso me distrae un poco del caos que es mi vida ahora mismo

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Los pedazos que (me) dejaste [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora