Aunque sin muchas ganas, hemos venido a documentar la historia de Silvia, así que decidimos que ya era hora de grabar, antes de que las cervezas nos subieran más. Silvia narra todo lo que vivió dentro y fuera de la relación. El detonante de la agresividad de Teo ocurrió en el momento de la ruptura, ya que, durante el año y medio que estuvieron juntos, todo parecía perfecto. Esa historia me resulta familiar. Como bien nos explicó Silvia por videollamada, él la perseguía hasta su casa, la esperaba después del trabajo, la obligó a mudarse porque las autoridades no hacían nada, y lo peor de todo: intentó atropellarla.
¿Conocéis la típica frase de las películas cuando el psicópata está a punto de matar a su víctima? Siempre sueltan un "Si no eres mía, no serás de nadie". Pues eso mismo quería Teo. Después de ese incidente, la policía le concedió a Silvia una orden de alejamiento. Más tarde, cuando se enteró de que Teo se mudaba de Málaga, se sintió más tranquila. Lo que ella no sabía era que él se iba para empezar una relación conmigo. Así es la vida.
Finalmente, terminamos con el testimonio de Silvia. Miro el reloj y son las ocho de la noche. Al día siguiente volvíamos a casa, así que propuse que ya era hora de despedirnos, pero la verdad es que nadie me hizo caso.
—Mel, por favor, no puedo irme a casa así, con este mal sabor de boca después de recordar ese infierno... —me suplica Silvia.
¿Cómo voy a decirle que no después del esfuerzo que ha hecho al revivir todo aquello?
—Está bien, pero solo un par de cañas y luego a casa. Odio coger vuelos con resaca.
—¡Genial! Chicos, me apetece que me enseñéis un sitio nuevo. Mel y yo hemos estado aquí bastantes veces, así que quiero disfrutar de Málaga como si nunca hubiéramos estado —Ro está emocionada, y su entusiasmo me contagia automáticamente.
—Me parece una idea de puta madre, Ro. Silvia y yo somos de aquí, pero siempre hay sitios nuevos. Vamos a encontrar alguno en el que ninguno de los cinco haya estado nunca.
La idea nos entusiasma a todos. Qué fácil es hacernos felices. Lo cierto es que nos está costando encontrar un lugar nuevo; al fin y al cabo, Silvia y su pareja son de aquí, y Ro y yo siempre hemos recorrido la ciudad acompañadas de malagueños. Mateo, en cambio, está súper despistado. Nunca había estado en Málaga, pero tengo la sensación de que no le está encantando.
Aparte un poco a Mateo del grupo para asegurarme de que está bien.
—Ey, ¿todo bien? —pregunto.
—Sí, claro, ¿por qué lo preguntas? —responde Mateo, tratando de sonar despreocupado.
—No sé, te noto muy callado —digo, frunciendo el ceño.
—Oye, Mel, mi prioridad ahora mismo es que seas feliz, ¿lo sabes, no? —asegura Mateo, mirándome intensamente.
—Sí, y no me alcanzarán las palabras ni las vidas para agradecerte todo lo que has hecho y sigues haciendo por mí —contesto un poco dramática.
—Entonces quiero que seas sincera. ¿Sientes algo por Antonio? —pregunta Mateo de golpe.
—¿Qué? ¿A qué viene eso? —reacciono, un poco a la defensiva.
—No me mientas, sabes que te conozco mejor que nadie, y me merezco que me digas la verdad.
—Mira, si tuviera que hablar de esto con alguien, no sería contigo. Es incómodo, Mateo.
—Mel, sabes perfectamente lo que siento por ti.
—Mateo, no...
—Déjame terminar, por favor —me interrumpe, frustrado—. ¿Por qué todo el mundo siempre me manda a callar?
—Si te estás enamorando de otro tío, necesito saberlo —afirma Mateo, con determinación.
—Mateo, escúchame tú. Antonio tiene pareja, por si no te has dado cuenta.
—¿Pero has visto cómo te mira? Si pierde el culo por ti. Solo un ciego no se daría cuenta —insiste él, con desesperación.
En ese instante, miro a Antonio, y él aparta la vista rápidamente. ¿Lo acabo de pillar mirándome?
—Por cierto, qué bonito ese colgante, no lo llevabas antes —comenta Mateo con ironía, antes de volver al grupo.
<<Genial, ahora Mateo está celoso, lo que me faltaba.>>
Encontramos un restaurante nuevo, en el que ninguno de nosotros había estado antes. Si os soy sincera, no acertamos para nada. Los camareros eran muy bordes, ni nos miraban a la cara, todo estaba súper sucio, además era caro, y cuando traían las cosas, todo estaba frío. Aun así, lo importante era la compañía, y eso fue un diez de diez: mi mejor amigo, mi mejor amiga, mi ex pareja, mi "casi algo" y su novia. Surrealista.
—Bueno, Silvia, ha sido un placer conocerte, ojalá podamos vernos de nuevo.
—No lo dudes, Mel —me responde, y me abraza. ¿Por qué tiene que ser tan tierna esta chica?
Veo cómo todos se van despidiendo de Silvia y Antonio, así que apenas me queda tiempo.
—Antonio...
—Volveremos a vernos, Mel, cuídate. Cualquier cosa, me tienes aquí. Sea lo que sea, no dudes en ponerte en contacto conmigo.
—Vale, pero con la única condición de que no me envíes a la mierda como con el último mensaje que te mandé.
—No sabía lo que te estaba pasando, Mel...
—Era broma. Cuídate, tonto.
Nos abrazamos. Noto cada poro de mi piel reaccionar a su contacto. ¿Por qué tiene que oler tan bien? Siento que ninguno de los dos quiere soltarse, pero hay que hacerlo.
—Adiós.
—Prefiero un "hasta pronto".
ESTÁS LEYENDO
Los pedazos que (me) dejaste [✅]
Teen FictionMel es una chica de diecinueve años que está un poco perdida. En el pasado le rompieron el corazón y ahora es incapaz de volver a confiar en nadie. Junto a su mejor amiga, Ro, deciden tomar un viaje que cambiará sus vidas. ¿Encontrará la felicidad q...