Capítulo 19: La calma después de la tormenta

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Pasaron los meses, Navidad, Fin de Año, San Valentín, Carnaval, Semana Santa... y en unos días llegaba mi cumpleaños. Iba a cumplir 22 años y, por fin, podía decir que era feliz. Aprendí a dejar que las cosas fluyeran, a sentir cada emoción y no reprimir ningún sentimiento. Conocí a un chico. Tuvimos tres citas; no me acababa de convencer, pero mis amigas me animaron a no ser tan cerrada y darle una oportunidad.

En la cuarta cita, decidimos ir a tomar algo a un bar a las afueras del pueblo. Fue ahí cuando mi mal presentimiento se hizo realidad. El susodicho le gritó al camarero porque, sin querer, le tiró un poco de refresco en su camisa de marca. Acto seguido, pedí perdón al camarero y llamé a un taxi. No volví a ver a ese ser.

Así que sí, sigo teniendo mala suerte con los hombres, pero mis amigas están entretenidas con mis anécdotas. A decir verdad, cada cita fallida me parece acercarme un paso más a lo que realmente quiero. Cada experiencia me ayuda a tener más claro lo que no volvería a tolerar, y en ese sentido, estoy muy orgullosa de mí misma. Mis límites son mucho más claros ahora.

Acabé la carrera, sí, esa de ADE que probablemente no me sirva de mucho porque no me gusta, pero bueno. Al menos mis padres me dejarán en paz. No tengo muy claro qué quiero hacer ahora, pero me gustaría ahorrar lo suficiente para poder irme de aquí. Aunque, tengo que admitir, cada vez me siento más a gusto en mi pueblo. Desde que fluyo y dejo de preocuparme por el "qué dirán", me siento mucho más libre.

Me he dado cuenta de que antes no encontraba la paz porque siempre estaba pensando más en el futuro que en el presente

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Me he dado cuenta de que antes no encontraba la paz porque siempre estaba pensando más en el futuro que en el presente. Pasaba horas preocupándome por lo que vendría, por las decisiones que debía tomar, y eso solo me generaba ansiedad. No es necesario tener todas las respuestas ahora; de hecho, es que no se pueden tener. Es imposible. Siempre va a suceder algo que frustre aquello que tenías tan claro.

Es como si el destino tuviera su propio sentido del humor. Justo cuando crees que tienes un plan sólido, aparece una curva inesperada que te obliga a reajustar tu rumbo. Ahora entiendo que, en lugar de aferrarme a esa necesidad de control, es mucho más liberador dejar que las cosas simplemente sucedan.

Lo que ocupa mi cabeza ahora es mi cumpleaños. Quiero que sea una gran fiesta, rodeada de los míos. Falta una semana y Ro y Sebas me están ayudando a planearlo todo. Estoy muy ilusionada. Nunca me ha gustado demasiado celebrar mis cumpleaños, siempre ha pasado algo que terminaba haciéndome llorar, como si fuera un día maldito. Pero este año será diferente, lo sé.

He alquilado un local a unos quince minutos del pueblo, lo suficientemente lejos para desconectar, pero sin irnos demasiado lejos. He invitado a mis amigas de la universidad y a los amigos de toda la vida. No quiero un montón de gente que no conozco, solo quiero sentirme a gusto y disfrutar sin preocupaciones.

Hay solo una norma: nada de móviles. He comprado un montón de cámaras desechables que estarán a disposición de todos. La idea es capturar los momentos de manera auténtica, donde cada foto sea única, sin filtros ni repeticiones. La temática es "personajes de ficción", así que puede ser Zoro de One Piece, Leonardo DiCaprio en Romeo y Julieta, Hermione de Harry Potter, o Mulán de Disney... lo que cada uno prefiera. Lo único que importa es que sea una noche donde el foco esté en cómo lo vivimos, no en cómo lo mostramos.

Puede sonar un poco friki, pero nunca he hecho nada especial para este día y me apetece que esta vez sea memorable.

Yo me he decidido por un personaje de una de mis películas favoritas de Disney: Rapunzel. ¿Un poco obvio? Tal vez. Pero quiero verme guapísima, así que, por supuesto, voy a ir lo más sexy posible. Además, me ha crecido bastante el pelo, y esta vez no pienso cortármelo. ¿Por qué será que, cuando pasamos por una ruptura, las chicas siempre hacemos desastres con el pelo? ¿Qué culpa tendrá él?

Sé que Ro está planeando algo. Últimamente no para de ir de arriba para abajo, y aunque la han ascendido a CEO en su empresa y está liadísima, la conozco demasiado bien como para no darme cuenta de que algo trama.

Por cierto, hablando de Ro, mi amiga ha dejado el Equipo Solteras y ha fichado por el Casadas FC. Está saliendo con una chica preciosa, y tengo que decir que siempre bromeábamos sobre hacernos bisexuales si no nos funcionaba con los hombres. Pues, entre broma y broma...

Se conocieron de la manera más surrealista que he escuchado jamás. Un viernes, las chicas y yo salimos a cenar, pero con el vino y las copas de después, empezamos a motivarnos y se convirtió en una de esas noches que se alargan hasta las tantas.

Dentro de la discoteca, Sandra empezó a sentirse un poco mareada, así que Ro la acompañó fuera para que le diera el aire

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Dentro de la discoteca, Sandra empezó a sentirse un poco mareada, así que Ro la acompañó fuera para que le diera el aire. Mientras estaban afuera, se encontraron con una chica que se estaba peleando con el portero del local. Al parecer, no la dejaban entrar porque, según él, "iba con pintas de bollera". La chica llevaba unos pantalones anchos y una camiseta de tirantes, un look básico, sí, pero el sitio en cuestión ni siquiera era una discoteca, sino más bien un pub. Además, más de una iba vestida igual, incluyéndome a mí en muchas ocasiones.

Ese portero no sabía lo que le esperaba...

Como Sandra y Ro tardaban tanto, las demás salimos para ver qué pasaba. Al llegar, nos encontramos a Ro discutiendo a pleno pulmón con el portero. No os diré las barbaridades que decía ese hombre, porque solo recordarlo me pone de mal humor. En medio de la discusión, el tipo empujó a Ro, y, claro, todas saltamos a defenderla. El portero se llevó algún que otro arañazo, y, al final, nos echaron del local y nos vetaron para siempre.

Es lo típico: cuando saben que tienes razón y no les queda nada más que decir, recurren a la violencia. No nos importó en absoluto, de hecho, nos fuimos a otro pub a seguir la fiesta. Y Ainhoa —sin "H", como siempre recalca—, la chica que estaba discutiendo con el portero, se unió a nosotras.

Y así fue como Ro terminó con la chica que, en medio de una pelea con un portero prepotente, robó su corazón.

Nos cayó demasiado bien; era aire fresco y estaba llena de ideas superlocas. Al principio quedábamos todas juntas, pero aunque se llevaba bien con todas, con Ro hizo migas especiales. Ni ellas mismas se acuerdan de quién se lanzó a quién o qué pasó exactamente. El caso es que, después de unos meses, en una cena, las dos nos dijeron que estaban juntas, y no nos pudo hacer más ilusión. Ahora, aparte de ser una más en la pandilla, tengo nueva cuñada.

Volviendo al presente, no tengo tiempo ni de respirar. Además del trabajo en la floristería, ahora que ya he acabado de estudiar, he cogido otro curro, ¿sabéis dónde? En la cafetería de la tía de Mateo. Sí, así es.

¿Y qué fue de Mateo? Pues nos volvimos a encontrar; al fin y al cabo, es un pueblo pequeño. Como ya había pasado un tiempo, decidimos que lo mejor sería llevarse bien. Evidentemente, amigos no somos, ya que, compartiendo el pasado que compartimos, no saldría bien. Pero sí es verdad que, siempre que nos vemos, nos saludamos. A veces nos preguntamos qué tal va todo, y me siento muy feliz por poder saber de él sin rencores. Yo buscaba trabajo y su tía necesitaba una camarera, así que Mateo me hizo el favor de enchufarme.

Estoy muy a gusto y así puedo ahorrar un poco más para mis proyectos futuros, que aún no tengo muy claros cuáles serán, pero lo iremos viendo. Eso será un problema de la Mel del futuro.

Los pedazos que (me) dejaste [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora