Sed de venganza

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Su día de descanso se basó en intentar contactar con antiguos proveedores de su mafia, estaba bien en el taller pero el siempre iba por libre cuando de negocios se trataba y eso no iba a cambiar. No pretendía tener el poder que tuvo años atrás junto a su hermano no; pero no quería depender de nadie, él es el que lleva la batuta. Por suerte para él, su viejo amigo Rogelio estaba en la ciudad por lo que quedaron para verse y ponerse al día. Era un hombre de confianza, siempre lo había sido y llevaba el suficiente tiempo en la ciudad para conocer a más gente que él en esos momentos ya que apenas había conocido a nadie a excepción de los chicos del taller.

La mañana fue divertida, rememoraron tiempos pasados y recordaron a Jose María con cariño y rabia por como había sido su final. Freddy se sentía muy responsable de ello, fue él quien lo metió en ese mundo y creía que debió ser el quien pagase con su vida. Rogelio era también un gran conductor, su mañana no podía terminar de otra manera que no fuese con un pequeño atraco solo por diversión. Los policías que acudieron al aviso del badulaque tenían pinta de ser bastante novatos por lo que la huida iba a ser más que sencilla para ellos.

-Dos minutos pavo.... menuda panda de inútiles.

-Vaya mierda, yo quería divertirme más Freddy.

-¿Doy media vuelta y los vacilamos un poco más?

-Me leíste el pensamiento jajajajajajajajaja

Buscaron de nuevo al patrulla que habían perdido en apenas dos curvas, estaban haciendo perímetro dos manzanas antes de donde los perdieron buscándoles. Freddy se situó frente a ellos y les hizo señas con el claxon, cuando el patrulla les dio las luces solo se le ocurrió recorrer más de media avenida marcha atrás mientras reían y Rogelio les sacaba la mano y les gritaba por la ventanilla. Diez minutos después se cansaron y los perdieron de nuevo fácilmente. Freddy le dio a Rogelio lo poco que sacaron del badulaque y se acercó a la plaza de cubos para descansar el resto del día.

-Freddy, antes de que te vayas debo decirte algo.

-Dime neno, toda la mañana juntos y esperas hasta ahora.

-No estaba seguro de contártelo pero tarde o temprano te vas a enterar.

-Déjate de misterios y canta

-Conway está de vuelta en la ciudad. No hagas tonterías Freddy, sabes que te va a tener en el punto de mira.

-Que me tenga dónde quiera neno, pero ese desgraciado te juro que va a pagar por lo que le pasó a Jose María.

-Sabía que no debí contarte nada. Si la cagas volverás a la cárcel y esta vez no vas a salir y lo sabes Freddy.

-No voy a volver porque me lo voy a llevar por delante así me cueste la vida, pero te juro que voy a acabar con él.

-La venganza no te traerá de vuelta a tu hermano pavo y sabes que él no querría eso para ti. Déjalo estar

-Parece que no me conoces. Otro día nos vemos Rogelio, me piro.

No podía tomar otra dirección que no fuese la comisaría de la LSPD, tenía que ver con sus propios ojos lo que Rogelio le había contado. Aparcó su Masacro y se apoyó en el lateral a esperar. Un cigarro tras otros rodeaban sus pies mientras esperaba, hasta que por fin el maldito Superintendente salió por la puerta principal dando gritos e instrucciones a algunos agentes. La ira comenzó a inundar su cuerpo llegando incluso a temblar, solo quería acercarse a él y partirle la cara; pero eso no le ayudaría en nada. Lo observó detenidamente hasta que este notó su presencia y lo miró de vuelta. Freddy sonrió y le saludó fríamente con la cabeza, se metió en su coche y se fue de aquel lugar sin más. Conocía lo suficiente al viejo para saber que desde ese momento tenía una diana en su trasero al igual que él se la tenía en la cabeza.

Doble CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora