Conway

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Gustabo tenía ya todo preparado para irse al día siguiente, solo Isidoro sabía lo que estaba tramando. El rubio tenía todo preparado y a su gente de confianza preparada para ocuparse del negocio sin necesidad de estar presente, solo volvería a la ciudad cuando fuera realmente necesario. Tras su charla con Luisito pensó mucho en porqué lo hacía, le dolía dejar al moreno en esa ciudad pero no podía permitir que volviera a hacerle daño. Lo protegería como hasta ahora sí, pero lo haría desde la distancia; como hacía con toda la gente que le importaba.

El negocio de Freddy iba viento en popa, había introducido la mercancía con gran éxito y se afianzó en el mercado rápidamente. Apenas necesitaba moverse por las calles, sus amigos ya tenían bandas a las que proporcionarles la droga y que la movieran sin tener que ensuciarse ellos las manos. Con Isidoro en las calles, sabían rápidamente quienes eran sapos o quienes podrían ser seguros para trabajar lo que les facilitaba todo tanto a Freddy como a los chicos con sus cosas. El buen trabajo de Freddy, hizo que Toni se fiara de él lo suficiente; Gustabo ya no tendría que ocuparse de nada y trataría con el italiano directamente. Aunque el moreno no lo sabía, la última reunión sería con la mano derecha de Gustabo, Isidoro; el rubio ya estaría en ese momento fuera de su alcance.

Estaba ultimando detalles con Isidoro cuando recibió una llamada inesperada de Rogelio, le dolía irse sin despedirse de él. Lo consideraba un buen amigo, pero sabía muy bien que si le contaba algo interferiría y le contaría todo a Freddy para que no se fuera de la ciudad. Contestó la llamada pensando que excusa le daría, no quería ver a nadie antes de irse; todo cambió con lo que el gallego le dijo.

-Cía, soy Rogelio pavo.

-¡Hombre! ¿que tal? hace mucho que no nos vemos, tenemos que quedar un día.

-Estoy en altavoz pavo, necesito una ayudita.

-¿Qué ha pasado?

- Nos han detenido a mi y a Freddy. Estamos en interrogatorios, el viejo viene para aquí.

-¿Qué? ¿Qué ha pasado?

-Nada pavo, nos saltamos un control por las risas. Y tuvimos un accidente, pero claro yo llevaba pasta encima para comprarme un coche y nada no me creen. Nos acusan de no se que rollos.

-Entendido, yo me hago cargo. Cerrar la boca y pedir un abogado.

-Tengo que colgar, no te preocupes que saldremos pronto. Solo quería avisarte porque habías quedado con Freddy.

Gustabo colgó el teléfono y fue directo a su habitación para cambiarse y buscar lo que necesitaba. Sabía que todo lo que Rogelio le dijo era mentira, pero que el viejo fuera a interrogarles personalmente no era bueno y el conocía perfectamente sus métodos para sacar información a un sospechoso. Ni Freddy ni Rogelio dirían nada, pero no iba a ser fácil salir de allí; Freddy estaba en el punto de mira de el viejo y este iba a aprovechar la oportunidad de tener a este bajo su poder. Avisó a los chicos, que anularon todo de inmediato y quedaron en la comisaría para ver en que podían ayudar; todos sabían muy bien como se las gastaba el viejo y no iban a dejárselo tan fácil.

Freddy estaba junto a Rogelio cuando hizo su llamada. Todo lo que le había contado era una mentira barata, pero fue suficiente para que los dos dieran la misma versión y para que Gustabo entendiera la situación. No sabía muy bien que podía hacer este para ayudarlos, pero mantuvo la calma esperando a Conway. Le esperaban unas largas horas de gritos, preguntas y más de un porrazo. Cuando el viejo llegó, se enfadó de ver a los dos juntos por lo que sacaron a Rogelio rápidamente de allí. Freddy observó las cámaras, cuando vio la luz roja apagarse supo con certeza lo que le esperaba. El viejo sabía que no iba a hablar, pero lo haría para dar un mensaje.

Doble CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora