Consecuencias

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Freddy daba vueltas a su alrededor, no le miraba a la cara y Gustabo quería que lo hiciera a toda costa. Sabía que eso era lo único que podía darle la más mínima posibilidad para que creyera sus palabras. Todo lo ocurrido era su culpa, pero nunca creyó que vería al moreno de esa forma, la decepción y la ira salían de su boca con cada palabra que le daba. Se acercó a el; tomándolo del brazo, necesitaba tocarlo, necesitaba mirarlo a los ojos ya libre de lentillas. Pero el mayor solo se deshizo de su agarre con un movimiento rápido. En ese momento lo miró a los ojos por primera vez; vio la ira y la decepción en ellos, pero también una pequeña parte de el que le estaba ocultando, esa parte que seguía sintiendo algo por el.

-Ni se te ocurra tocarme neno porque no respondo.

-Freddy, lo siento, de verdad.

-¿Que es lo que no entiendes Rubia? ¡NO SE QUIEN ERES!

-Mírame Freddy, por favor, solo soy yo.

-Trabajaré contigo, cumpliré mi palabra con Toni. Pero como ya dije, nada más, esto se acabó.

Gustabo le vio irse, pero no pudo ir tras el. Ni su cuerpo ni su mente le respondían ya, toda la tensión acumulada asoló su cuerpo y empezó a sentirse mareado. Todo daba vueltas a su alrededor y fue entonces cuanto notó unos brazos que le sostenían y le ayudaron a sentarse. Bo había entrado en el momento justo, Gustabo no se veía nada bien y rápidamente lo ayudo a sentarse y le dio un vaso de agua. Se sentó a su lado y le hizo compañía al rubio, no le dejaría solo esa noche. Ninguno de los dos pegó ojo, ni pronuncio palabra alguna.

A la mañana siguiente Gustabo pareció salir de su mundo interior, se levantó y fue a darse una ducha para despejar. Cuando regresó al salón, Bo seguía esperándolo con tranquilidad, cuando le vio, solo se levanto y juntos fueron a trabajar al taller.

-¿Estas bien?

-No, pero no puedo hacer nada mas. Ya lo sabe todo, no tengo nada más que decir por ahora.

-¿Podlás tlabajal con el?

-Eso es lo único que me queda para estar cerca, si no me pide lo contrario me ocuparé de todo. Si no quiere pondré a Isidoro de por medio.

-¿Isilolo? Lo matalá.

-Mejor para mi.

Una vez en el taller; fueron directos a la oficina donde el Abuelo ya había puesto al día a Luisito de todo lo ocurrido. Se les notaba preocupados por Gustabo, pero Bo les había contado sobre lo que este escuchó de la discusión y sabían que había pasado la noche con el para no dejarlo solo. Lo que no esperaban fue la imagen que vieron cuando Gustabo abrió la puerta de la oficina; tenía ojeras de no haber dormido si, pero por lo demás parecía totalmente normal. Lo conocían lo suficiente para saber que todo era una fachada, pero no dirían nada, Gustabo hablaba cuando quería y con quien quería. Hablaron sobre la reunión, hicieron números en el taller y trataron de distraerlo al máximo, pero la mente de Gustabo no estaba en aquel lugar.

Ya entrada la tarde, Freddy llegó al taller. Una vez cerrado el trato, iba a dejarlo como había acordado con Luisito días atrás. Oliver lo saludó desde lejos y le indicó la oficina, por lo que el tomó ese camino sin abrir la boca. Sintió alivio al no ver ni el coche ni la moto de Gustabo en el lugar, no estaba listo para verlo, pero todo se vino abajo en cuanto abrió la puerta de la oficina. Este al verlo, se puso sus gafas de sol para ocultar su cara del rubio que tampoco parecía tener buena cara.

-Buenos días pavos.

-Hola Freddy, ¿Que te ha pasado en la cara?

-No es nada, solo un par de moretones neno.

Doble CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora