Carreras

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Al día siguiente, ambos se comportaron como si nada de la noche anterior hubiera pasado. Pero la verdad era que ninguno de los dos había pegado ojo pensando en el otro; Gustabo, no podía creer como pudo dejarse llevar de esa manera con el moreno ya que apenas lo conocía el era el tipo de tío que necesitaba conocer a una persona antes de que nada pasara y con el moreno era todo lo contrario; Freddy, se sorprendía de la atracción y la confianza que sentía estando al lado del rubio, agradecía en su interior que el rubio volviera a llevar sus gafas de sol pues no estaba seguro de poder resistir enfrentarse de nuevo a esa mirada. Ambos estaban confusos, pero lo que estaba claro es que los dos tenían ganas de ver a donde les llevaba todo esto. Ambos trabajaron como si nada, pero se observaban en la distancia y quitaban la mirada cuando se veían descubierto por el contrario. Con el paso de las horas se fueron relajando, pero intentaban mantener las distancias entre sí; no fue hasta bien entrada la tarde que, tras la reunión de todos los días con los chicos se pusieron cara a cara.

-Chicos, hay carrera programada para dentro de media hora

-Llega en buen momento neno, necesito relajarme

-¿A si?

-Si, porque vais a terminar con mi paciencia.

-Yo paso, os veo mañana.

-¿No vienes Gustabiño?

-No me van las carreras de coches, lo mío son las motos ya lo sabes.

-Eso es porque nunca estuviste en una carrera conmigo.

-No voy a ser al que presumas como copiloto, si quieres que vaya contigo te lo ganas.

-¿Y como hago eso neno?

-Sorpréndeme Caín.

-¿Hola? ¿queréis que os dejemos solos o que?

-Cierra la boca Luis, largaos. Mañana nos vemos, tengo cosas de las que ocuparme.

Todos salieron del taller mientras Gustabo se dirigía a los vestuarios, se pegó una ducha rápida y se miró al espejo mientras pensaba en las palabras del moreno. Freddy por su parte, dio vuelta al taller cuando perdió a los demás para regresar al taller con la esperanza de que Gustabo siguiera en el lugar. Abrió la puerta de los vestuarios y se quedó mirándolo embobado; pantalón oscuro y el torso desnudo, no dió ningún paso hacia el, solo lo observó. El rubio se giró en el momento exacto en que se sintió observado, al notar al moreno se puso rápidamente sus gafas de sol y fue a buscar una camiseta para vestirse.

-¿Que haces aquí Freddy?

-Pensé en la forma de sorprenderte neno.

-¿Tantas ganas tienes de que me suba contigo en tu coche?

-Solo digo, ¿porque quieres que te sorprenda?

-Si quieres que yo vaya a una carrera y que este cuerpo esté a tu lado.... tiene que ser una buena sorpresa.

El rubio se planto frente al moreno, sonriente y con actitud desafiante ante el moreno, solo quería tentarlo y ver lo que haría este. El moreno sonrió y se acercó a él, pegó su cuerpo al del rubio, que aún estaba sin camiseta; con una de sus manos sujetó su cintura y con la otra intentó quitarle las gafas al rubio, pero este no se dejó. El moreno frenó en su avance ante ese gesto, por lo que el rubio tomo el control y tomó al moreno del cuello para volver a acercarlo a el. Ese simple gesto, hizo que el moreno se acercara lo suficiente, pero esperó a que Gustabo diera el último paso; este sonrió para si, miró los labios del moreno y lo besó con fuerza atrayendo su cuerpo hacia el suyo. En cuanto el rubio le besó, el moreno recuperó el control y sujetó con fuerza al rubio, que lo recibía de buen gusto. Le dió paso a su lengua y el beso se hizo desesperado y ardiente; apenas se separaban para respirar cuando eran besados de nuevo por el contrario. El rubio llevó a Freddy hacia la pared y rozo su miembro con el del otro, que estaba tan excitado como el, puso su mano en el pecho y se separó para vestirse.

Doble CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora