Dame una razón

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Gustabo no quiso dejar a Freddy solo, por lo que lo acompañó hasta su departamento. Apenas hablaron en todo el camino en coche y eso tampoco cambio una vez estuvieron a solas en la casa del moreno. A los minutos, Freddy decidió acercar posturas con el rubio, era la mejor oportunidad que tenía desde que lo había dejado y no iba a desperdiciar la oportunidad

-¿Estás bien?

-Si, son solo unas rozaduras Rubia. Gracias por ayudarme.

-Es mi trabajo, no te preocupes.

-Estás lleno de sorpresas neno.

-Eso dicen. Bueno, creo que es mejor que me vaya. Mañana en la mañana iré a por el informe médico y prepararé la denuncia, necesito tu firma así que te llamo para vernos.

-Gustabo espera, no te vayas.

-¿Qué quieres?

-Lo siento, aquel día me equivoqué. Me enfadé y actué de la peor forma.

-No te preocupes, está olvidado.

Gustabo se levantó para abandonar el departamento del moreno, no quería dejarlo así pero necesitaba tomar aire después de todo lo que había ocurrido. Tocar a Freddy era lo peor que Conway podía haber hecho y este era un motivo más a la lista que tenía en sus planes contra él. Fue frío con Freddy, pero solo trataba de contener la ira que aún llevaba dentro de sí; le alegró escuchar sus palabras, pero algo le impedía dar un paso hacia el moreno, el miedo al abandono una vez más invadía sus pensamientos.

Estaba a punto de salir, cuando notó el brazo del mayor sujetándolo para impedir su marcha. Notar de nuevo su tacto hizo que el rubio se relajara un poco; observó la mano que le retenía y miró al moreno a los ojos. Freddy no pudo dejarlo ir, tenerlo tan cerca de nuevo, verlo salir en su defensa enfrentándose al viejo era algo que no podía dejar pasar. Saber a ciencia cierta que este pretendía abandonar la ciudad era algo que lo atormentaba desde que lo descubrió.

Cuando Gustabo le miró a los ojos, el imán que le atraía a el cada vez que este fijaba su vista en el actuó. Atrajo al rubio por la cintura para pegarlo a su cuerpo, con la otra mano le quitó las gafas que tantos días habían ocultado sus ojos al moreno y se acercó para besarle. En el instante en que sus labios se rozaron; el rubio atrajo al moreno agarrándolo del cuello y lo besó con ansia. El moreno aprovechó la situación para poder meter su lengua en la del contrario y saborear de nuevo lo que tanto echaba de menos. Fue empujado por el rubio contra la pared con fuerza, sus cuerpos tomaron el control y buscaban fricción para aliviar el calor que les invadió por completo. Freddy intentaba contener las ganas de buscar más, era el rubio el que debía darle el permiso de seguir adelante, no quería forzar nada más. El rubio tomo el rostro del moreno con ambas manos y cortó el beso, apoyo su frente contra la del contrario y trató de recuperar el aliento y el control de su cuerpo.

- Tengo que irme Freddy.

-No te vayas Rubia, no ahora.

-¿Por qué? Dame una razón, una buena.

-No quieres irte neno y yo te quiero a mi lado.

-No es suficiente Trucazo.

-No puedo..... no quiero perderte Gustabo.

-¿Cómo sé que no me dejarás de nuevo?

-Me iré contigo

El tiempo se paró para ambos en el mismo instante en el que el moreno pronunció sus última frase. La verdad era que Freddy no había pensado lo que dijo, pero no iba a permitir que su rubia se fuera, no iba a perderle y si tenía que dejar todo por el lo haría y se marcharía sin mirar atrás. Gustabo dejó de respirar por unos segundos, las palabras del moreno le habían paralizado. El miedo invadió su cuerpo, pero el contacto del moreno le relajó rápidamente. Muy dentro de sí pensaba que se estaba equivocando pero no podía irse sin más; no ahora, el moreno le hacía feliz y las palabras de Luisito volvieron a su cabeza, no podía seguir huyendo de todo.

Freddy no quitó su mirada de la del rubio, podía ver las emociones que estaban invadiendo su mente, pero no iba a soltarlo una vez más. La duda invadió sus pensamientos por un segundo; Gustabo no le decía nada y el temor a perderle empezó a brotar dentro de su cabeza. Se quedó ensimismado en aquellos ojos azules y en sus pensamientos, no era capaz a reaccionar; solo cuando el rubio le tomó su cara y le besó pudo relajarse y corresponderle con necesidad y pasión. Se perdieron en ese beso hasta que no podían respirar y se miraron de nuevo a los ojos, sus frentes se apoyaron en la del contrario. Ya no podrían separarse, era demasiado tarde.

-Juntos.

-Juntos.

Pasaron la noche como si no hubiera una más; sus cuerpo necesitados se dejaron llevar y demostraron sin palabras lo que ambos sabían. La necesidad se hizo presente y todo lo pasado aquellas semanas fue dejado a un lado; cada parte de sus cuerpos reclamaba la del contrario, buscaban el contacto constantemente. Sus labios estaban hinchados a la par de necesitados, pero no podían parar. Solo cuando el agotamiento pudo con ellos, durmieron abrazados hasta que los rayos del sol les trajeron de vuelta a la realidad.

-¿Cómo te encuentras hoy?

-Dolorido rubia, pero bien. No te preocupes.

-Maldito viejo de mierda, me las va a pagar.

-No volvamos a eso. Todo en su tiempo, pagará por todo.

-He de preparar la denuncia, lo dije en serio. Y cancelar unos vuelos.

-¿Ibas a irte verdad?

-Lo tenía todo listo si.

-Escuché todo lo que hablaste con Luisito en el taller.

-¿Qué?

-Sabía que ibas a irte, no sabía como localizarte. Al final el viejo hizo una cosa buena si lo piensas neno.

Gustabo solo pudo sonreír, la verdad es que Freddy tenía razón. Si el viejo no lo hubiera detenido el se habría ido de aquel lugar sin mirar atrás. Avisó a sus empleados para preparar todo para la denuncia y canceló su vuelo y hotel. Le esperaban unos días de papeleo pero no iba a dejar estar lo ocurrido el día anterior. Al pedir todas las imágenes de las cámaras sabía perfectamente lo que hacía, parte del interrogatorio fue sin cámaras y con el parte de lesiones podría demostrar maltrato hacia el moreno. Aunque fuera de forma legal esta vez, le tenía cogido por los huevos. Pero ambos sabían, que todo lo ocurrido haría que Conway afianzara más el cerco sobre ellos; quizás si se precipitaba ellos tenían opción a poder hacer las cosas a su manera.

Por la noche acudieron a la carrera de motos que Bo lanzó; llegaron juntos y todos lo vieron pero nadie dijo nada. Se alegraron en silencio por sus amigos, todo volvía a su cauce por si solo. Una vez más, la policía llegó para interrumpir la carrera pero todos fueron lo suficientemente hábiles para librarse de ellos fácilmente. Acudieron pocos en moto y ellos tenían ventaja sobre los patrullas. Una vez libres, se reunieron en el PitStop como siempre hacían; el ambiente era divertido y distendido como hacía tiempo que no pasaba debido a la situación de la pareja.

-Me alegro de que mi charla os ayudara Freddy.

-¿Sabías que estaba oyendo todo pavo?

-Te recuerdo que hay cámaras, pero no se lo cuentes a Gus.

-No quiero que te mate, es nuestro secreto. Gracias neno.

-No hagas que me arrepienta.

Doble CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora