El silencio en la habitación era sofocante. Cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad mientras Seungmin intentaba procesar lo que estaba sucediendo. Aún atado a la silla, sus ojos se alzaron cuando la puerta volvió a abrirse. Esta vez, no era uno de los matones. Soobin, el hijo del líder de la mafia Choi.Soobin entró con una elegancia inquietante, sus pasos resonaban sobre el suelo de cemento. Llevaba un traje oscuro perfectamente ajustado, su rostro inexpresivo, y sus ojos llenos de una frialdad calculada. Se detuvo frente a Seungmin, observándolo en silencio por un largo momento antes de hablar.
—¿Sabes quién soy? —preguntó con calma, su tono casi casual.
Seungmin lo miró con el ceño fruncido, pero no respondió. Soobin dejó escapar una leve risa, casi divertida por el desafío en la mirada de Seungmin.
—No es importante si lo sabes o no —continuó Soobin, inclinándose un poco hacia él—. Lo que importa es que ahora eres un peón en algo mucho más grande de lo que puedes imaginar. ¿Qué crees que va a pasar ahora?
Seungmin tragó saliva, tratando de mantenerse firme, pero el frío en su voz le calaba los huesos.
—Sé que Christopher vendrá por mí —respondió Seungmin, su voz baja pero firme.
Soobin sonrió, pero sus ojos no mostraban ni rastro de humor.
—Christopher... claro que vendrá. Y por eso estás aquí. Tú eres el cebo perfecto. —Soobin se inclinó aún más, susurrando cerca del rostro de Seungmin—. ¿Sabes lo que eso significa, verdad? Significa que tu única utilidad es atraerlo aquí. Una vez que lo tengamos... ya no nos serás necesario.
El estómago de Seungmin se revolvió al escuchar esas palabras. Sabía que estaba en peligro, pero ahora todo parecía mucho más oscuro. Soobin se enderezó y lo observó con una frialdad calculada.
—No te preocupes, no haré nada ahora. Solo necesito que pienses en algo mientras estás aquí... —Soobin hizo una pausa, acercándose más a su rostro—. ¿Qué tan lejos crees que irá Christopher por ti? —Soobin susurró esas palabras con una suavidad inquietante, sus ojos clavados en los de Seungmin—. ¿Crees que arriesgaría todo? ¿Incluso su vida?
Seungmin lo miró, apretando los dientes, resistiendo el miedo que se arremolinaba en su interior. Sabía que Soobin estaba intentando sembrar dudas en su mente, pero no podía dejar que eso sucediera. No podía dudar de Christopher ahora, no cuando todo dependía de mantenerse firme.
—Lo hará —respondió Seungmin, su voz más fuerte de lo que esperaba—. No tienes idea de lo que Christopher es capaz de hacer.
Soobin sonrió, una sonrisa peligrosa y satisfecha, como si hubiera conseguido exactamente lo que quería.
—Ya lo veremos —dijo, su tono bajo y amenazante.
Con un último vistazo, Soobin se giró y salió de la habitación, dejando a Seungmin solo una vez más, con sus pensamientos revueltos y su cuerpo tenso.
El sonido del metal crujido aún resonaba en la cabeza de Christopher mientras trataba de recuperar el control de la situación. El choque había sido brutal, el impacto lo había lanzado hacia un costado del asiento. El coche ahora estaba medio destrozado en una calle desierta, pero la camioneta que se había llevado a Seungmin ya estaba fuera de su alcance.
Con un esfuerzo doloroso, Christopher abrió la puerta destrozada del coche y salió tambaleándose, notando un dolor punzante en el costado. No tenía tiempo para preocuparse por sus heridas; su prioridad era Seungmin.
Sacó su teléfono y, con las manos temblorosas, marcó el número de Changbin.
—Me han interceptado —dijo Christopher en cuanto su amigo contestó—. Soobin tiene a Seungmin. Necesito apoyo, y lo necesito ahora.
—¿Estás bien? —preguntó Changbin, su voz tensa al otro lado de la línea.
—Lo estaré —respondió Christopher, mirando hacia la calle vacía—. Pero no puedo seguirles la pista solo. Hay demasiados hombres de Soobin cubriendo cada rincón. Necesito que ustedes se muevan.
—Estamos en camino. —La voz de Changbin fue inmediata —Nos vemos en diez minutos.
Christopher colgó y respiró hondo, intentando calmar la rabia que lo consumía. Mientras esperaba a que sus amigos llegaran, sus pensamientos volvían inevitablemente a Seungmin. No era solo que Seungmin fuera una pieza importante en este juego... era más que eso. Había algo en él que lo hacía vulnerable, y Christopher odiaba sentirse de esa manera.
El deseo de protegerlo, de tenerlo cerca, lo consumía. Cada vez que pensaba en el hecho de que Soobin lo tenía, la furia aumentaba. Esta no era solo una guerra entre mafias; ahora era algo personal. Y Christopher no iba a dejar que Seungmin cayera en manos de Soobin sin luchar hasta el final.
Mientras la noche avanzaba, Christopher apretó los puños, decidido a hacer lo necesario para salvar a Seungmin... y acabar con Soobin de una vez por todas.
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Beneath of Shadows |Chanmin
FanfictionEn un mundo de sombras y secretos, Seungmin, un ladrón huérfano con un pasado turbulento, y Christopher Bahng, el despiadado líder de la mafia más poderosa de Corea, están destinados a enfrentarse. Seungmin y sus amigos planean el golpe perfecto: ro...