En un mundo de sombras y secretos, Seungmin, un ladrón huérfano con un pasado turbulento, y Christopher Bahng, el despiadado líder de la mafia más poderosa de Corea, están destinados a enfrentarse. Seungmin y sus amigos planean el golpe perfecto: ro...
Seungmin se encontraba en su habitación, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre sus hombros. Su mente giraba en torno a sus amigos, Jisung y Félix, y el deseo de que supieran que estaba bien. Aunque sabía que su situación con Christopher era complicada, el deseo de comunicarse con ellos era más fuerte que su miedo.
—Christopher —dijo, girándose hacia el mafioso que estaba observándolo desde la puerta—, ¿puedo llamar a Jisung y a Félix?
La expresión de Christopher se volvió seria.
—¿Para qué? —preguntó, cruzándose de brazos, su mirada fija en Seungmin.
—Solo quiero que sepan que estoy bien —respondió Seungmin, intentando mantener la calma a pesar de la tensión en el aire—. No quiero que se preocupen más de lo necesario.
Christopher lo observó por un momento, considerando su solicitud. Algo en la sinceridad de Seungmin lo detuvo. A pesar de su papel como captor, había algo en el ladrón que lo intrigaba, y la idea de que pudiera ser una preocupación para sus amigos lo detuvo.
—Está bien —dijo, finalmente—, pero solo por unos minutos.
Seungmin sintió un alivio inmediato. En su mente, el plan de Jisung y Félix se desvaneció, al menos por ahora. Se acercó a su teléfono, marcando rápidamente el número de Jisung. Su corazón latía con fuerza mientras esperaba que respondieran.
—¿Seungmin? —La voz de Jisung se escuchó al otro lado de la línea, llena de sorpresa y preocupación.
—Jisung, soy yo —dijo Seungmin, intentando sonar más tranquilo de lo que realmente estaba—. Estoy bien. Estoy con Christopher, pero estoy a salvo.
El alivio en la voz de Jisung era evidente.
—Gracias a Dios. Pensamos que... —pero antes de que pudiera continuar, Seungmin interrumpió.
—No sigas con el plan. No quiero que se pongan en peligro por mí. Por favor, solo cuídense y manténganse alejados —pidió Seungmin, consciente de que sus palabras estaban llenas de una mezcla de emociones.
Jisung dudó.
—¿Estás seguro? —preguntó, su voz preocupada.
—Sí, lo estoy. Solo cuida de Félix y mantente seguro. No quiero que arriesguen nada por mi culpa —insistió Seungmin.
—Está bien. Pero te vamos a tener vigilado, ¿entendido ? —respondió Jisung, su tono más firme.
Seungmin sonrió levemente, sintiéndose agradecido por la preocupación de sus amigos. Después de intercambiar algunas palabras más, colgó.
Christopher lo observaba, sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de curiosidad y algo más.
—¿Te sientes mejor? —preguntó, con un tono que sorprendió a Seungmin.
—Sí, gracias. Aunque estoy preocupado por ellos —respondió, bajando la mirada.
Christopher se acercó, su presencia era intensa, casi opresiva.
—No deberías preocuparte por ellos. Estás aquí, y eso es lo que importa —dijo, su voz baja y casi susurrante.
Seungmin sintió un escalofrío recorrer su espalda. La tensión entre ellos creció, y en un instante, el espacio que los separaba se sintió infinitamente pequeño.
—¿Y si no estoy tan seguro de querer estar aquí? —retó Seungmin, aunque sus palabras carecían de la firmeza que intentaba transmitir.
Christopher se inclinó más cerca, la mirada fija en sus ojos.
—A veces, los lugares donde menos quieres estar son los que más te enseñan —respondió, su voz suave.
La cercanía hizo que los latidos de Seungmin se aceleraran, y el aire entre ellos parecía cargarse de electricidad. Fue un momento, una fracción de segundo, antes de que ambos se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo.
—Christopher... —murmuró Seungmin, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
—Seungmin —respondió Christopher, acercándose aún más, su rostro casi tocando el de él.
Christopher dio un paso hacia adelante, atrapando su rostro entre sus manos y acercándose peligrosamente. El corazón de Seungmin latía con fuerza mientras sus labios apenas se rozaban, una invitación silenciosa que lo estaba volviendo loco. La tensión era palpable, casi eléctrica, y Seungmin sabía que cruzar esa línea cambiaría todo.
Finalmente, sin poder resistir más, Seungmin cerró los ojos y dejó que sus labios encontraran los de Christopher. El beso fue suave al principio, pero pronto se volvió intenso y apasionado, llenando el espacio entre ellos con un fuego que parecía consumirlos. Seungmin se dejó llevar, sintiendo cómo Christopher lo abrazaba más cerca, como si quisiera protegerlo del mundo exterior.
El momento se alargó, ambos inmersos en la calidez del otro. Seungmin sintió cómo las preocupaciones se desvanecían, al menos por un instante. La conexión entre ellos era innegable, y cada beso, cada caricia, solo reforzaba la intimidad que estaban creando.
Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban con dificultad, sus frentes tocándose, compartiendo la misma atmósfera cargada de emoción.
—Esto es solo el comienzo, Seungmin —murmuró Christopher, su aliento cálido en la piel de Seungmin. —No puedo prometer que será fácil, pero haré lo que sea necesario para mantenerte a salvo.
Seungmin asintió, sintiendo que estaba listo para enfrentar lo que viniera, siempre que estuvieran juntos. —Yo también quiero luchar. No quiero ser solo una pieza en tu juego.
Los ojos de Christopher se iluminaron, y la tensión que había entre ellos se transformó en una promesa...
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