En Mystic Falls, Sophie Forbes era conocida por su cabello rojo como el fuego, un legado familiar cargado de misterio y poder. Con la llegada de unos misteriosos hermanos, descubre que su cabello es más que una herencia: es un indicio de un poder la...
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Capítulo Veintiocho.
A la mañana siguiente desperté en la cama de Care, los recuerdos de lo que pasó anoche y de el trato, me invadieron. Miré a Caroline a mi lado, y la veo mejor. Tomo mi teléfono para ver si hay algún mensaje pendiente y veo una llamada de Elena y un mensaje. Los abro y decía que Jeremy se va, y si quiero despedirme que vaya ahora. Me levanto de la cama, le escribo una nota a mi hermana y voy a mi habitación para cambiarme e irme. Al entrar a la habitación veo una cajita con una cinta blanca, estaba doblado en forma de rosa. ¿Un regalo de mamá? Tomó la cajita y había una nota, decía que era de Klaus. Se me escapa una sonrisa, que atento. Abro la cajita y veo un precioso brazalete con circones plateados. Es bellísimo. La sacó de la cajita y me la coloco. Es un muy lindo detalle.
Ya estaba lista, ahora solo faltaba algo. Voy hacia la cocina y abro el refrigerador, sacó una Nutella y me voy. Primero conduzco a la casa de Bonnie, me pidió que la pasara a buscar, quería despedirse.
–¿Cómo estás? –Le pregunto mientras vamos a la casa de Elena.
–Triste. –La miro por el rabillo del ojo.
–Pero alcanzarás a despedirte, te lo prometo. –Ella asiente y yo sigo conduciendo.
Llegué a la casa de Elena, ella estaba fuera con Jeremy, estaban despidiéndose. Bonnie sale corriendo hacia ellos. Yo apague el motor, saque la llave y salí del auto para luego cerrarlo. Camino hacia donde estaban y me paro frente a Jeremy.
–¿Tú también querías despedirte? –Pregunta el chico.
–Si. –Contesto con pena. –Que tengas un buen viaje, que lo pases increíble. –Saco de la bolista la Nutella. –Te la debía, por lo menos hace dos meses. –Él ríe por eso.
–Muchas gracias, Sofi. –Nos damos un abrazo.
–Cuídate Jeremy. –Le sonrió con tristeza.
–Igual tú. –Me hago a un lado para que pase. Y me paro a un costado de Bonnie.
Estábamos en la casa abandonada, con los ataúdes, mostrándoselos a Elena. Bonnie le contaba su sueño extraño a Elena, mientras que no se creía que le ocultamos lo de los ataúdes.
–Entre menos era mejor, Lena. –Le digo a mi amiga.
–Si, Sof tiene razón, Elena. –Me apoya Bonnie. –Stefan pensó que si sabias en donde estaban, Klaus amenazaría a las personas para sacarte la información. –Le explica la bruja.
–Y ellos. –Apunta a los otros ataúdes. –¿Son el resto de su familia? –Nos mira.
