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08. Luna y cerezos.
Hijo de la Luna—Mecano

Hijo de la Luna—Mecano

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MALLY

El entrenamiento llegaba a su fin pues las chicas tenían algunos pendientes personales y yo me quedaría a ver qué otros pasos podríamos incorporar en la coreografía. Esto de ir a una competencia de baile era difícil, pero me llenaba de alegría.

Me despedí de Aiko en el momento que cruzaba la puerta—. ¡Mañana también vendremos temprano! ¡Adiós Mally!—le daba el adiós con una sonrisa en el rostro mientras le pedía que tuviese cuidado.

Al terminar de irse las demás suspiré hondo y con la fuerza que ya casi no tenía en mi cuerpo volví a la misma posición inicial del baile. Practiqué un poco más sin descanso hasta que llegó el entrenador del equipo de voleibol dónde me encontraba.

Este sonreía en mi dirección pero una gota de sudor resbalaba por su sien. ¿Por qué estaba nervioso? ¿Había algo mal con mi apariencia? Me observé desde diferentes lugares y no había nada escotado o que hiciera que los chicos pensaran con la otra cabeza.

Al posarse frente a mí el señor Keishin dió inicio a la charla—. Mally, ¿cierto?—confirme—. ¿Podría pedirte un pequeño favor?

—Claro—destape el agua que yacía en mis manos para darle un trago en espera de su pregunta, este carraspeó un poco.

—¿Podrías ayudarme con el entrenamiento de los chicos? Verás... Estamos a semanas de la competencia entre escuelas pero necesitamos una ayuda extra.

Lo avisté con extrañeza. Para eso tenían una manager entre su gente, ¿acaso ella tenía alguna incapacidad para no hacerlo? Aunque parece que el entrenador había leído mi cabeza porqué sonrió tranquilo.

—Verás, la jóven Kiyoko se suele retirar algo temprano de los entrenamientos, cerca de las ocho de la noche y los chicos se quedan hasta las diez. Por lo que no tienen quién los ayude dos de esas horas.

𝐂𝐚𝐦𝐩𝐨 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐝𝐨 | 𝗛𝗮𝗶𝗸𝘆𝘂𝘂!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora