Capítulo 11: Sueños húmedos, Parte II
Jana Clark
Me desperté de golpe cuando escuché lo que parecía ser un pájaro muy cerca de mi carpa cantando como un chillón despertador. Me senté llevando una mano a mi pecho, recuperando el aliento, mi corazón se sentía muy acelerado, joder, tenía demasiado calor, estaba sumergida en mi propio sudor y sentía que ardía por dentro, en especial en medio de mis piernas.
Solo fue un sueño.
Uno que me dejó el cuerpo tembloroso, sentía mi cuerpo encendido, nunca había tenido tanta sensibilidad, ¿por qué estaba tan excitada por un sueño erótico? Joder... Y con él; el hombre que me empezaba a atormentar la existencia porque no podía controlar lo que mi cuerpo sentía cuando estaba cerca de él.
Sentía que mi cabeza no podía dejar de pensar en él, en sus profundos ojos azules y su manera de mirarme, llevé una mano a mis pechos, y bajé otra al medio de mis piernas para calmar este fuego de excitación que me había dejado el sueño...
No. Alto. ¿Pero qué estaba haciendo? No me tocaría pensando en él. Me negaba a hacer tal cosa.
Encendí por un momento mi linterna y saqué mi libro de cuero para desahogarme, esta era la única forma en la que me podía tranquilizar. Escribí en mi diario:
22/09/24
¿Por qué no puedo sacármelo de la cabeza? No he pensado ni extrañado a mi novio ni una sola vez por estar pensando en el comandante, y ahora me siento estúpida porque me siento celosa de que hable con aquella coronel que al parecer fue su amante. ¿Algo más patético que mi caos mental? Sin dudas pensar algo así del ex novio de mi mejor amiga, pero ese sueño... Ha sido el mejor sueño húmedo qué he tenido, pero por alguien de quien me tengo que mantener alejada porque siento que perderé la cabeza.
Cerré mi diario, lo guardé y entonces me levanté para salir de la carpa, tenía demasiado calor, tras la lluvia de ayer creí que el clima estaría fresco, pero estaba muy caluroso y aunque aún me adaptaba al cambio de horario, no tenía sueño, solo había dormido unas pocas horas pero ya eran las 5 de la mañana y necesitaba continuar mi trabajo revisando el mapa, pero primero me lavaría la cara.
Cuando salí, aun nadie estaba despierto, el ambiente estaba oscuro aún pero el sol empezaba a asomarse. Empecé a caminar de camino al río cuando alguien salió de su carpa, parecía sobresaltado, su cabello en diferentes direcciones como si se hubiera acabo de levantar por mis pasos.
—Hola —dijo ligeramente confundido cuando vio que yo no era una amenaza, y entonces arregló su cabello pasando una mano por su rostro, pestañeó un par de veces y abrió ligeramente la boca repitiendo de forma un poco más calmada:— Hola...
Sonreí un poco, no lo había visto, de hecho habían muchas personas que no había visto antes.
—Hola, disculpa, no quería despertarte.
—Tranquila —Miró alrededor y volvió a mirarme con una leve sonrisa—. Es una manera agradable de despertar.
Al parecer era cierto eso que dijo Lindsay era cierto, todos los tenientes eran unos lanzados. Aclaré mi garganta.
—Voy a lavarme la cara. —dije enseñandole mi pequeño bolso con mi cepillo dental— Hablamos luego.
Él afirmó con la cabeza con una ligera sonrisa y yo continué caminando. Cuando llegué al río, vi que mi había nadie, sin embargo una toalla colgaba sobre una rama, debía de ser de alguien que se le olvidó. No perdí tiempo me lavé la boca, y luego al ver que no había nadie, me quité la camisa quedando en ni sostén para echarme agua y refrescarme, el agua estaba divina. Me empecé a quitar el pantalón cuando de repente algo empezó a burbujear en el agua y me eché hacia atrás cuando una cabeza salió y junto con ella unos hombros, unos brazos fuertes y un torso ejercitado con tatuajes que adornaban su piel. Me quedé sin aliento cuando él pasó una mano por su rostro quitando él exceso de agua y termino de salir del río llevando tan solo unos bóxers negros que se aferra bañarse a sus caderas y más arriba de sus muslos cubriendo tentadoramente parte de su cuerpo cultural.
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Perdición (+21)
RomanceCuando Jana, una talentosa y apasionada arqueóloga, es elegida para un proyecto de exploración por el gobierno, no imagina que esta misión cambiará su vida para siempre cuando conoce al comandante Maximilian Hoffmann; el prometido de la mejor amiga...