Capítulo 9: Me gusta el tono de tu voz
Jana Clark
Fue un largo camino hasta llegar al aeropuerto O'Hare, donde un avión privado del Servicio Especial del Gobierno nos esperaba para dirigirnos a Irak; la antigua Mesopotamia. Apenas abordamos me senté apartada de los demás en un espacio que parecía VIP para enfocarme el adelantar parte de la traducción del mapa. Saqué la copia del mapa que tenía en una carpeta y mi cuaderno personal para ir traduciendo señalado los aspectos sospechosos y resaltantes de las palabras más complicadas o nuevas del lenguaje sumerio, al menos tenía la primera ruta, señalé los aspectos resaltantes y decidí descansar por un momento cuando la azafata me trajo un cóctel de frutas con un poco de alcohol, pero mientras veía a través de la ventana las nubes de diferentes contraste mi mente empezó a divagar yéndose a los profundos ojos azules del comandante Hofmann y en la forma en la que mi corazón se empezaba a acelerar al pensar en su respiración detrás de mí, en sus manos en mí cuerpo...
«¿Por qué estoy pensando en esto ahora? Lo último que debo hacer era pensar en mí jefe de esta manera tan inapropiada».
Saqué mi pequeño diario de cuero marrón que me llevaba a todos lados con una pequeña frase irónica que decía "No me has matado, me has enseñado", necesitaba despejar mi cabeza, porque la verdad no comprendía ni siquiera lo que estaba sintiendo ahora mismo, como un montón de emociones y empecé a escribir:
18/09/24
Por primera vez me cuestionó lo que pasa entre Donovan y yo, una distancia que se siente bien no puede ser bueno, aunque... ¿por qué siento que me estoy encontrando conmigo misma ahora que él no está? Me da pereza hablar con él, no siento nada, como si estuviera en blanco, ¿existen las mariposas o las mastiqué antes que llegaran a mi estómago cuando conocí a Donovan? Porque ahora las sentía pero con una persona que ni siquiera conocía hasta solo unos días, y por el simple hecho de pensar en él ya sentía mariposas encendidas en fuego que atacaban mi estómago ¿Son solo nervios o es algo más esto que siento por mi je...
—¿Estás bien?
Me sobresalté al escuchar esa voz profunda que ya empezaba a ser familiar, y cerré el diario de golpe. Alcé la vista al ver que se trataba del comandante Hofmann, él estaba al lado de mi mesa, desde este ángulo lucía mucho más alto, su olor hipnótico a fragancia varonil invadió mis sentidos y me resecó la garganta.
¿Alcanzó a leer algo de lo que escribí? Lo dudaba, pero joder, este hombre era tan sigiloso como un gato.
Pensamientos impuros de mí a la altura de sus caderas invadieron mi cabeza pero tuve que echarlos a un lado al saber que era algo demasiado inapropiado, sin embargo noté algo en sus ojos azules, un destello oscuro y misterioso; enigmático, que logró erizarme la piel y abrirme la curiosidad de esta rara conexión que parecía manifestarse cuando nos encontrábamos cerca.
Me obligué a concentrarme mientras guardaba disimuladamente mi diario dentro de mi bolso y murmuré:
—Sí, es solo que estaba viendo el mapa y apuntando algunas cosas.
Él bajó la mirada al mapa y al libro que tenía a un lado en la mesa.
—Traduciendo. —supuso y elevó nuevamente esos profundos ojos azules hacia mí.
—Sí, es que hay algunas cosas que son nuevas palabras que nunca antes había visto y quiero asegurarme de tener una traducción exacta para no andar explorando en círculos... —solté una leve risa nerviosa sin saber por qué de repente me habían atacado los nervios, fue peor cuando noté como el comandante Hofmann me seguía observando y sus labios se estiraron en esa media sonrisa que lograba revolver todo dentro de mí y me daba esa rara sensación en el estómago.
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Perdición (+21)
Lãng mạnCuando Jana, una talentosa y apasionada arqueóloga, es elegida para un proyecto de exploración por el gobierno, no imagina que esta misión cambiará su vida para siempre cuando conoce al comandante Maximilian Hoffmann; el prometido de la mejor amiga...