Capítulo 14: Bajo ataque

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HOY MARATÓN :D

Capítulo 14: Bajo ataque

Jana Clark

—Ana...

La voz de mi padre resonó en mi oídos, estaba en lo que parecía ser un bosque, pero no lograba verlo, todo empezaba a volverse muy oscuro a mi alrededor.

—¿Papá? —susurré, sentía que mi voz era demasiado aguda para mis oídos.

—Ana, aquí estoy —dijo mi padre.

—¡Papá!

No podía verlo, por más que daba vueltas alrededor no lograba ver más que oscuridad y entonces me desperté.

Suspiré, estaba sudando, seguía en el auto y aún nada que avanzabamos.

Lo que se suponía que serían solo unas horas se extendió por más tiempo porque empezó nuevamente a llover, lo que ocasionó más derrumbes hasta la madrugada donde la neblina y el frío predominaban en el clima. Eran las 5 de la mañana sentía que se me iba a explotar la vejiga si no iba al baño, así que me levanté saliendo del auto escabullendome entre las tiendas hasta meterme entre los arbustos. La verdad no había podido dormir mucho, estaba inquieta, tenía un raro presentimiento que se volvia extrañamente más pesado, además de que en lo poco que dormí soñé con mi padre y era algo que definitivamente nunca me había pasado, no desde la noticia de su muerte.

Me terminaba de arreglar la ropa y me eché antibacterial en las manos, para salir cuando de repente algo me cayó en la cabeza, salté en mi lugar gritando de horror cuando ese algo empezó a arrastrarse por mi cabeza mi cuello o cualquier lugar alrededor de mí. Alguien se me acercó probablemente siguiendo mis gritos diciendo que me calmara pero yo estaba muy ocupada gritando y saltando en mi lugar. El sujeto me la quitó del pelo y entonces la atrapó en sus manos, lo miré con horror intentando calmar mi respiración.

—Ya la tengo doctora ¿estás bien? —preguntó el hombre que recordaba haber visto antes cuando me dirigía al río.

—Sí. —dije intentando recobrar la compostura.

—¿Le tienes miedo a las cucarachas? —preguntó y la soltó— son criaturas indefensas y de hecho nosotros estamos invadiendo su territorio.

—Miedo no, fobia, de pequeña una se me metió a la boca mientras dormía —me estremecí— un completo asco.

—Soy Freddy Hill, por cierto —dijo extendiendome la mano—creo que no nos conocimos antes.

—No, creo que no —afirmé—. Soy Jana Clark.

Dudé pero en vez de estrecharsela tomé mi desinfectante de manos y se lo eché, él se rió entre dientes pero después volvió a extendermela, esta vez sí se la estreché.

—Fue sorprendente lo que hiciste —continuó diciendo él cuando soltamos las manos—, eso de hablar con los terroristas, me dejaste muy impresionado.

—Fue de hecho creo que algo tonto.

—Tonto no, arriesgado sí, mucho, pero creo que nos salvas. ¿Cuantos idiomas hablas?

—Solo dos y un poco de los que me interesan—admití, en realidad me gustaban muchos los idiomas.

—Eso es sorprendente —dijo—, bien, será mejor que volvamos este clima solo empeora.

Me di cuenta que él parecía agradable, y no era un coqueto como los demás, así que mientras nos devolvíamos dije:

—¿Llevas mucho tiempo siendo teniente?

—No me ofendas —dijo—, soy coronel.

—Ah, perdón —dije—, aun no me acostumbro a estos de los rangos.

Solo sabía que era como una escala, el comandante que era el líder, los coroneles y luego los tenientes, y estando dentro del servicio especial me imaginaba que todos eran muy buenos.

—Luego te acostumbrarás a convivir con nosotros —dijo Freddy—, solo mantente cerca, y deja que nosotros nos encarguemos del trabajo pesado, como matar personas y esas cosas.

Lo miré a ver si hablaba enserio o bromeaba, parecía bastante serio, hasta que se rió un poco.

—Relájate, solo bromeó, he estado en misiones peligrosas, pero esto es sólo una expedición, lo peor que puede pasar es que nos salgan momias asesinas.

Me reí un poco de su disparate y él también.

—Vale —me limité a decir.

Cuando volvimos al área de las carpas, todos los tenientes ya estaban recogiendo sus cosas, el comandante Hofmann pasó llevando lo que parecían dos termos grandes de agua en sus brazos hacia un auto, los dejó ahí y cerró la cajuela al mismo tiempo que en su mirada se desvió hacia la mía como si la hubiera sentido, sentí que sus profundos ojos azules me traspasaron, justo como anoche cuando se acercó al auto y me dijo aquel comentario tan... Atrevido, como si supiera lo que hacía en la oscuridad del auto. Que vergüenza. Pero era imposible que lo supiera... ¿O no?

El comandante Hofmann notó que el coronel Freddy Hill iba a mi lado y su rostro pasó de estar impasible a uno más gélido y distante,

—Ya han despejado las vías —dijo el comandante Hofmann mirando al coronel Hill— vuelvan a sus puestos.

El comandante Hofmann no me miró, solo se dio la vuelta y se fue.

—Por fin —me dijo el coronel Hill—, hey, cualquier cosa no dudes en decirme doctora Clark, aquí estamos para ayudarnos.

—Gracias. Puedes decirme Jana.

Él afirmó con la cabeza y siguió su camino. Yo iba caminando al auto, cuando vi a la coronel Indira Marchan que me había mencionado antes Sebastián, esa que —según él— fue amante del comandante Hofmann. Ambas ibamos en direcciones contrarias e inevitablemente ibamos a cruzarnos de frente, no iba a mentir, tenia curiosidad por ella, quería saber si seguía siendo amante del comandante Hofmann ahora que él había terminado con Juliana, cuando ella fijó sus ojos claros en los míos quise ser amable para conocerla y dije con una leve sonrisa:

—Buen día...

Ella puso los ojos en blanco como si yo fuera un dolor de culo e ignorando deliberadamente mi saludo siguió de largo.

Uhm, al parecer yo no era de su agrado, que mujer tan descortés. Seguí caminando intentando que esto no me desanimara, frente a mí, iba una teniente cargando una caja que lucia pesada, iba a ofrecerle ayuda cuando de repente le explotó la cabeza y la sangre me salpicó en la cara. Tarde solo unos segundos en asimilar lo que ocurría y cuando lo hice grité llena de horror pasando las manos por mi rostro para mirar la sangre en mis dedos.

Fue cuando todo empezó.

Perdición (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora