Capítulo 25: ¿Subes o te quedas?

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Capítulo dedicado a: EdithNaser

 

Capítulo 25: ¿Subes o te quedas?

MAXIMILIAN HOFMANN

La principal de las fuerzas iraquíes no quedaba muy lejos del bar, pero aún así fui al auto que me habían facilitado para movilizarme en mi estadía aquí, una camioneta Chevrolet suburban 2023 negra con vidrios polarizados.

La coronel Indira Merchan y el coronel Freddy Hill habían venido conmigo, pero, algo que me pareció muy entretenido era la competencia que por alguna razón la coronel Indira Merchan se marcó con la doctora Jana Clark y a pesar de que estaba coqueteando conmigo y no. Paraba de decir que quería volver a estar conmigo, terminó por enredarse con Freddy en el pasillo del baño, cuando ella vio que Jana le bailaba. Como si Indira quisiera demostrar que era mejor que ella, no tenía ni idea que Jana lo hizo para provocarme a mí con esa pequeña falda que se aferraba a ese culo divino y esa atrevida camisa que mostraba el escote de sus hermosos pechos redondos.

«Maldita diosa Afrodita de ojos esmeraldas».

¿Cuál era el misterio en ella que enloquecían mi cordura? Como un volcán de sensaciones que me provocaba cuando apenas la había tocado, solo besos, solo caricias, necesitaba más.

El calambre y el dolor de bolas que sentía pidiendo liberación no era normal, pero mi ego pedía esto; venganza, yo era un estratega, por algo me nombraron el comandante del ejército, pero la molestia al recordar como ella bailando con él, coqueteandole, me hervía la sangre, no recordaba la última vez que una mujer me hizo perder la cabeza. Nunca.

Que no fuera mía, despertaba un sentimiento incontrolable que me consumía.

Yo siempre tenía lo que queria y la quería a ella. Pero esa mujer era inteligente, ella sabia que era la única persona en el mundo capaz de causarme celos y atreverse a provocarme a cambio de nada, a cambio de diversión; su diversión. Lo peor es que en vez de provocarme ira por jugar con mi ganas, me obsesionaba aún más estar con ella y me imaginaba todas las posiciones que queria ponerla, que gritara clemencia cuando la castigara fuerte.

Le quité el seguro al auto y abrí puerta cuando de repente escuché pasos efusivos a mis espaldas y no tuve que voltear, solo vi el reflejo de su sombra y el intenso olor a adictiva fragancia característica como a adictiva canela me hizo saber que era ella, Jana.

Sonreí.

JANA CLARK

 

Fui hacia él sintiendo que me salían humo por las orejas, nunca sentí antes que estuviera tan enojada por algo como lo estaba ahora, pero sentía que mis cabales no estaban en su lugar, mis sentimientos estaban descontrolados, mi cabeza nublada y solo a él lo veía con nitidez, solo quería estar frente a él y cerca de él; todo en este momento era el comandante Maximilian Hofmann que se me había metido entre ceja y ceja, dejando mi cuerpo al borde de la muerte del deseo por un simple baile.

Estaba tan enojada porque me encendió en un ardiente deseo incontrolable, estaba frustrada conmigo, porque él era el culpable de un deseo que empezaba a obsesinarme con él, todo mi cuerpo estaba pidiendo a gritos que me apagara.

«Hay algo de esto que es prohibido, Jana» ¿Pero por qué no podia recordarlo? Era como si de repente mi cabeza hubiera tenido un bloqueo.

—¡Oye! —le grité al comandante Hofmann y cuando alcé la mano para tocar su hombro, él me tomó de la muñeca en gesto limpio y firme tan rápido que apenas pude comprender qué carajos era lo que ocurría cuando en un simple movimiento de su otra mano tomando mi cintura me volteó pegandome de la puerta del auto.

Jadee pestañeando un par de veces cuando él quedó frente a mí sin dejar de sostenerme. Vi como sus labios se estiraron en esa sonrisa malévola que demostraba la autosuficiencia de un arrogante petulante que sabe que tiene el completo dominio de la situación, sus ojos como el diamante Hope; azul maldito atravesando los míos, dejándome sin aliento, mi corazón latiendo tan desenfrenado que casi se me salía por la boca.

—¿Has venido para que te haga libre y te de lo que tanto anhelas? —susurró, su voz ronca y terrorífica erizando mi piel, la brisa cálida interponiendose entre los dos como si aumentarán las llamas que nos envolvían incitando la pasión.

—No... No sé de qué hablas —tartamudee sin poder encontrar mi voz.

Noté como amplió un poco más sonrisa y se inclinó de modo que su boca rozó la mía cuando susurró:

—Que te haga mía, por fin, mía.

Pero era verdad, yo había venido por esto y no había excusa que valiera. Yo quería esto.

Mi pecho subía y bajaba con rapidez, fue el momento en que me di cuenta que estaba exponiéndome demasiado por él, estaba actuando de manera impulsiva y yo no era así ¿qué pasaba conmigo? Pero, es que no podía detenerme. No ahora.

De repente me soltó y yo tuve que tomarme unos segundos para poder estabilizarme y cuando volví a encontrar mis pensamientos di un paso hacia él y dije:

—¡Vine porque eres un creído! —mi voz fue en aumento— ¿Crees que puedes venir aquí, bailar conmigo así y luego irte creyendo que voy a tocarme pensando en ti? ¡De ninguna manera!

—¿Por qué estas enojada exactamente? —preguntó con ironía.

Sin detenerme a pensar respondí:

—¡Porque eres un calienta bragas que me dejó con las ganas!

Después de que lo dije, supe que eso no debí decirlo. Me expuse, por completo. Sus ojos se oscurecieron, su sonrisa se ensanchó y entonces sin previó aviso me tomó del cabello fuerte entre sus dedos y me dio la vuelta, gemí cuando se pegó de mí, sus caderas presionando mí culo haciéndome sentir su dureza y lo mucho que me deseaba también.

—Que bien se siente cobrar las que me venias haciendo —susurró a mi oído y mordió el lóbulo de mí oreja—. Las ganas de castigarte me están aumentando las ideas, te recuerdo cantándome y quiero que lo vuelvas a hacer, solo que esta vez de rodillas mientras te atragantas con mi micrófono.

Dejé de respirar al imaginar a lo que se estaba refiriendo y sentí mucho calor entre mis piernas.

—Esta noche podemos ser amantes —la mano que tenía en mi cintura se deslizó lentamente hacia abajo de modo que ahora tocaba mi piel descubierta; estremeciéndome—, por la mañana podemos ser dos completos desconocidos.

Mordí mis labios y giré mí cabeza hacia él.

Ya no podía más, a la mierda todo. 

Afirmé con la cabeza aceptando morir a mi moral, podía estar bebida pero, estaba lúcida, sabia muy bien qué hacia, esto me daba el valor que tanto reprimía. Sus ojos brillaron ante mí aceptación, cuando de repente escuchamos voces de personas saliendo del club posiblemente a fumar.

—Sube al auto —ordenó el comandante Hofmann para evitar que nos vieran, y me soltó el cabello.

Sin embargo, antes de soltarme la cintura, continuó diciendo con la mirada fija en mí:

—Pero esta es la condición, si subes ya no hay vuelta atrás, ¿subes o te quedas?

No le respondí, solo lo miré y cuando él me soltó sin saber cuál sería mí respuesta, me voltee y subí al auto. 










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No me vayan a quemar jajshhdjd pero ahora sí, este es el último capítulo antes de que le den como cajón que no cierra a Jana wuajajja!     El martes les traigo el capítulo que desatará todo en este libro 0w0 ¿como creen que será además de candente? :3 leeré sus comentarios wuajajja

Instagram: Ysarisareinamoo
 

Perdición (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora