𝒮𝒶𝓉𝒶𝓃 𝑜𝓇 𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁 - Carl Gallagher

Contexto

ALEC
Mentiría si dijera que no sentí miedo de perder a Elettra. Ella es mi mejor amiga , al igual que Max, pero con Elettra siento una conexión especial. ¿Debería ser sincero? La verdad es que estoy locamente enamorado de Max. No es solo que me guste; me fascina su forma de ser su personalidad despreocupada y esa calma que irradia. su tacto es electrizante, y cada vez que estoy cerca de ella, siento una mezcla de emociones que supera cualquier descripción. ¿Mariposas? Eso dicen los románticos y aun así, para mí es algo mas profundo, algo que va más allá. Ella es única y me hace sentir seguro en un mundo que nunca me ha ofrecido esa certeza.

Mi historia está marcada por el dolor. A los cinco años, perdí a mi madre, y mi padre incapaz de manejar su propio duelo, se sumió en las drogas y el abuso. Recuerdo  sus gritos sus descalificaciones; me decía "maricón" y otras cosas hirientes, constantemente recordándome que no era cono los demás niños. Conocí a Elettra y Max en un momento en que mis problemas parecían insuperables, Juntos, decidimos huir de nuestra realidad, sumergiéndonos en un mundo de drogas, alcohol, fiestas y delitos graves. Cada elección que hacíamos era un intento de olvidar, pero nunca logramos escapar del ciclo.

Una noche tras probar nuevas sustancias —parte de nuestro negocio— perdí el control al llegar a casa. Cuando desperté estaba cubierto de sangre, encerrado en una celda. La realidad me golpeó con la noticia de que mi padre había sido apuñalado y la policía lo atribuyó a mi. las chicas, al enterarse vinieron q visitarme cada fin de semana, pero eventualmente dejaron de hacerlo, gracias a ls intervención de los padres de Max. Me enteré de su ausencia y, aunque no las culpo, mi corazón se lleno de desesperación a visitarme cada fin de semana, pero eventualmente dejaron de hacerlo, gracias a la intervención de los padres de Max. Me enteré de su ausencia y, aunque no las culpo, mi corazón se llenó de desesperación. Al salir, supe que debía encontrarlas. Con un dinero que había enterrado, emprendí el viaje; nadie volvería a separarnos.

MAX.
Mis padres siempre fueron indiferentes, nunca los consideré los mejores, ni los peores; apenas sé quiénes son. No les importa lo que haga, siempre que no afecte sus negocios. Esa desconexión me ha llevado a un punto en el que su ausencia ya no me duele; mi familia es Elettra y Marcus. Los amo más que a nadie, y aunque siempre he sentido una atracción hacia Marcus, mi inseguridad me consume. Me veo a mí misma como alguien seco, tranquilo y bastante introvertido, un contraste con su energía vibrante. Sin embargo, a pesar de nuestras diferencias, siempre hemos estado el uno para el otro. Cuando prohibieron que viéramos a Marcus, lloré sin consuelo; fue entonces cuando comprendí que estaba enamorada de él. Su esencia, su manera de ser, todo en él me atraía, y yo estaba dispuesta a arriesgarlo todo por su felicidad. Éramos fuego y agua; aunque opuestos, nos complementábamos de una manera extraordinaria.

FIONA.
Mi relación con Elettra se remonta a la infancia. Siempre fue mi compañera, la que nunca dejó de estar a mi lado, incluso en los momentos más difíciles. Su regreso trajo consigo un nuevo aire, y nuestra conexión se profundizó. Ahora, al salir juntas, siento que se ha convertido en mi salvación, una luz en medio de mis sombras. Desde su llegada, he sentido que una carga se ha levantado de mis hombros; tengo a alguien con quien desahogarme, un refugio en medio del caos. Un día le mencioné esto a Carl, y desde entonces él la llama mi ángel, algo que no podría ser más cierto.

MICKEY.
Cuando Elettra se fue, mi mundo se desmoronó. Su ausencia dejó un vacío tan profundo que el cambio en mí fue devastador. Comencé a ver la vida a través de un lente sombrío, más amargado y apático. Elettra había traído amor y calidez a mi vida, y cuando me enteré de su regreso, sentí que una chispa de esperanza renacía en mí. Visitarla me hizo revivir un amor que creía perdido; el latido de mi corazón resonaba con un eco familiar. Ella seguía siendo mi princesa, la única que podía reavivar las llamas que una vez iluminaron mi vida.