¿Monica?

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ELETTRA

Habían pasado unos días desde todo lo que había ocurrido. Hoy me había quedado en la casa de los Gallaghers. Fiona había salido temprano, así que estaba en la cocina haciéndome una taza de café cuando entró Debbie acompañada de una mujer rubia. Mi corazón dio un vuelco. ¿Era... Mónica?

Kev: ¡Wow! ¿Mónica?
Mónica: Hola, Kev.
Kev: Hola... ¿Qué te trae de vuelta?
Elettra: Seguro la corrieron de algún lado y está buscando un lugar donde quedarse... y dinero.
Mónica: ¿Milkovich? Vaya, eres toda una mujer ahora. Kev, ¿tú te quedas aquí?
Kev: Estoy durmiendo en el sofá hasta que logre superar que mis esposas me traicionan...
Elettra: ¿La rusa loca?
Kev: Sí, luego les cuento. ¿Y tú? ¿Tuviste suerte esta mañana?
Debbie: No... La extraño demasiado. Siento que me falta una parte de mí.
Mónica: Eso fue exactamente lo que sentí cuando me quitaron a Fiona por primera vez... Grité hasta perder la voz y me arranqué el cabello. Luego tomé ácido, fue horrible.
Debbie: No descuidé a mi bebé porque estuviera drogada. Soy una buena madre, y nunca haría ni la mitad de lo que tú nos hiciste. Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?

Las palabras de Debbie resonaban en mi cabeza. Sabía lo que era sentir esa pérdida profunda, como si te arrancaran una parte de ti. Mi mirada se endureció, y me dirigí a Debbie, con una promesa en la voz:

Elettra: Esperaré un día más. Si no te la dan, juro que no verán la luz del sol nunca más.

Chocamos puños, y luego salí de la casa.

Más tarde, ya de noche, regresé a la entrada de la casa de los Gallaghers. Saludé a Lip y entré directamente. Encontré a Ian en la sala, y sin decir una palabra, me acerqué a él.

Elettra: Hey, pelirrojo. – Le di besos por toda la cara mientras él se quejaba entre risas.
Ian: Agh, me recuerdas a tu hermano.
Le guiñé un ojo y me aparté rápidamente cuando escuché la voz de Fiona llegando. Salí para evitar cualquier escena incómoda.

Pero lo que no esperaba fue la llegada de un hombre del FBI preguntando por Mickey. Nos miramos con incredulidad cuando el agente dijo que Mickey se había escapado.

Elettra: ¿Ese maldito loco hizo eso? ¡¿Qué carajos?!

(...)

Caminaba por la calle, distraída, cuando alguien chocó conmigo, dejando caer su teléfono. Lo recogí automáticamente y, justo en ese momento, empezó a sonar.

Mickey: ¿Me extrañaste, hermanita? Nos vemos en el río del Sur en una hora. Deshazte del teléfono.

Antes de que pudiera responder, Mickey colgó. Sin pensarlo dos veces, lancé el teléfono a un nido de un árbol cercano.

Cuando llegué al lugar, esperé un rato. De repente, una minivan apareció y dos chicos me pusieron una bolsa en la cabeza. Mientras me llevaban, escuché una voz familiar quejándose. Cuando llegamos, me quitaron la bolsa y la arrojé al suelo furiosa. Me di cuenta de que quien estaba conmigo era Ian.

Elettra: ¡Maldito imbécil! Soy una Milkovich. ¡Te arrepentirás!

Mickey soltó una carcajada, y yo, con una sonrisa cómplice, le guiñé un ojo antes de apartarme para que él e Ian pudieran hablar a solas. Me encendí un cigarro y los dejé resolver sus asuntos.

Más tarde, después de que terminaron de hablar, abracé a Mickey con fuerza. Me contó todo su plan, y aunque me dolía en el alma, tuve que decirle que no podía ir con él. Mickey lo aceptó, me dejó un teléfono para que lo llamara si lo necesitaba y se fue.

(...)

Días después, los Gallaghers me llamaron para decirme que Mónica había muerto. Fui de inmediato a su casa. El ambiente estaba cargado de tristeza y confusión. Mientras hablábamos, Lip mencionó que habían encontrado una llave con una dirección.

 𝒮𝒶𝓉𝒶𝓃 𝑜𝓇 𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁 - Carl Gallagher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora