Estoy mas loca que tu

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Elettra y Lip estaban sentados en el viejo sofá del salón, el silencio entre ellos era casi palpable. Elettra, cruzando los brazos, lo miraba con una mezcla de preocupación y cansancio.

—Tienes que dejar de hacer eso —dijo finalmente, rompiendo la tensión.

Lip frunció el ceño, sin entender a qué se refería. —¿De qué hablas?

—De rogarle a Sierra. No lo ves, pero te estás destrozando por alguien que no te quiere de la manera que mereces —sus palabras fueron directas, sin rodeos, como siempre lo hacía cuando le importaba alguien.

Lip suspiró y bajó la mirada. —No estoy rogando, solo... trato de arreglar las cosas. Yo sé que aún hay algo entre nosotros.

Elettra negó con la cabeza, sus ojos clavándose en él. —No. Lo que hay es un lazo roto que tú sigues tratando de pegar con cinta barata. A ella solo le interesa su exnovio, y lo sabes.

Lip apretó la mandíbula, claramente incómodo. Sabía que Elettra tenía razón, pero admitirlo era una herida en su orgullo. —No es tan fácil dejar ir...

—¿No? —Elettra arqueó una ceja—. Te estás aferrando a algo que te está quitando la vida. Lip, no necesitas más personas que te hagan sentir que no eres suficiente.

Hubo un momento de silencio, solo roto por el ruido lejano de la televisión encendida en la cocina. Lip se frotó la cara con frustración.

—¿Y qué se supone que haga? —preguntó finalmente, agotado, pero con una leve desesperación en su tono.

Elettra lo miró más suave ahora. —Tienes que pensar en ti mismo por una vez. Haz algo que te haga sentir bien, no algo que te mantenga atrapado en este ciclo. Sierra nunca va a dejar a su exnovio... y seguirás sufriendo si te quedas esperando.

Lip permaneció en silencio, procesando sus palabras. Sabía que ella no decía esas cosas por maldad, sino porque se preocupaba por él. Elettra siempre había sido brutalmente honesta, pero también sabía cuándo alguien estaba hundiéndose en sus propios problemas.

—Deja de desgastarte por personas que no te valoran —añadió Elettra, más suave ahora—. Sabes que vales mucho más que eso.
(..)

El proximo suceso había sido un golpe inesperado para Elettra. Cassidy la había observado desde las sombras, alimentando una rabia retorcida que solo se incrementaba con cada victoria de Elettra sobre ella. Para Cassidy, esto ya no era solo venganza; era una obsesión que la consumía por completo. Cuando finalmente la capturó, no dudó en llevarla a un lugar apartado, un almacén vacío y desolado a las afueras de la ciudad.

Elettra estaba atada a una silla en el centro de la sala, con la cara cubierta de sudor y sangre, pero aún mantenía su expresión desafiante. Cassidy caminaba alrededor de ella con una sonrisa maniaca, disfrutando cada momento.

—¿Sabes? Siempre me pregunté qué es lo que te hace tan especial —dijo Cassidy mientras jugaba con una navaja en su mano—. Carl... las serpientes... todos te siguen como si fueras una maldita reina.

Elettra no le dio el placer de una respuesta, solo la miró con una mezcla de desafío y desprecio. Eso solo enfureció más a Cassidy.

—¡Contéstame! —gritó, inclinándose hacia ella—. ¿Qué te hace creer que puedes quitármelo todo?

Con una calma sorprendente, Elettra escupió sangre al suelo y murmuró: —No es que te lo haya quitado. Tú nunca tuviste nada.

Cassidy, furiosa, la golpeó, tirando la silla hacia atrás. Elettra cayó al suelo con un ruido sordo, el dolor recorriéndole el cuerpo. Pero a pesar de todo, no iba a dejar que Cassidy viera su debilidad.

 𝒮𝒶𝓉𝒶𝓃 𝑜𝓇 𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁 - Carl Gallagher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora