Durante su tiempo en la cárcel de menores mixta, Elettra conoció a algunas serpientes que también estaban presas. Fue un reencuentro inesperado con las personas que consideraba casi como familia. Sin embargo, también tuvo que lidiar con otras reclusas, incluida una chica especialmente irritante, que parecía estar obsesionada con ella. Esta chica la seguía constantemente, tratando de llamar su atención de manera malsana, lo que acabó en una confrontación física. Elettra no podía tolerar la invasión de su espacio ni la tensión que la acosadora le generaba, y una pelea fue inevitable. Finalmente, la chica se alejó, aunque la tensión quedó latente en el ambiente de la prisión.
A pesar de estar encerrada, Elettra recibió visitas ocasionales de Carl. Él intentaba acercarse, mantener un lazo entre ambos, pero ella ya no era la misma persona. Mientras Carl hablaba con entusiasmo y preocupación, Elettra apenas lo escuchaba. Aunque físicamente estaba presente, su mente estaba en otro lugar, atrapada en una frialdad que Carl no entendía. Sus palabras le llegaban como un eco lejano, sin verdadero impacto. Incluso cuando él mencionó que había roto con Dominik tras descubrir su engaño y que se estaba preparando para ingresar a una escuela militar, el rostro de Elettra se mantuvo inmutable. Su indiferencia lo desconcertaba. No era la Elettra con la que había crecido, esa chica llena de fuego, de furia controlada, pero con pasión por la vida. Esta nueva versión de ella, fría y distante, lo dejó profundamente herido.
Carl dejó de ir por un tiempo. La sensación de rechazo lo invadió, y aunque intentaba comprender qué había pasado, no lograba descifrar la barrera que Elettra había levantado. Pensó que quizá, con el tiempo, ella volvería a ser la misma. Pero cuando ella regresó , las cosas no habían mejorado. Para su desconcierto. Cuando preguntaba a Max y Alec, ellos le decían que Elettra actuaba de manera normal con ellos, que seguía siendo la misma en su trato. Entonces, ¿qué era lo que estaba ocurriendo entre ellos dos?
Lo que Carl no sabía era que Elettra llevaba mucho tiempo ocultándole la verdad. Desde que había salido de la cárcel, se había sumergido cada vez más en negocios turbios con Ashtray, Max y Alec. A su manera, pensaba que alejarse de Carl y el resto de su familia era una manera de protegerlos. No quería que su involucramiento en actividades peligrosas los afectara o pusiera en riesgo. Sabía que Carl no lo entendería, que intentaría sacarla de ese mundo, pero ella sentía que era el único camino que podía tomar ahora. Su frialdad no era solo indiferencia, sino una barrera que estaba levantando para mantenerlo a salvo, aunque eso significara perder el vínculo que tenían.
Elettra se convenció de que este distanciamiento era necesario, aunque en su interior sentía una profunda soledad y tristeza. Parte de ella extrañaba a Carl, a su familia, a la cercanía que alguna vez compartieron, pero en su mente, el precio de su relación era demasiado alto. No podía permitirse ser vulnerable ni ponerlos en peligro.
(..)
Elettra estaba en medio de una noche oscura, rodeada de Ashtray, Max y Alec, cuando los Diablos, una pandilla dentro de las Serpientes, llegaron para ajustar cuentas. El ambiente estaba cargado de tensión, y todos sabían que no habría vuelta atrás. Los Diablos habían estado provocando durante semanas, pero ahora querían una confrontación directa.
El líder de los Diablos, con una sonrisa arrogante, comenzó a lanzar insultos, buscando provocar a Elettra. En otro momento, tal vez ella hubiera intentado calmarse, pero esa noche algo en su interior se rompió. Los meses de angustia, la rabia contenida por haberse alejado de su familia, por la traición de Carl, por todo lo que había sacrificado, salieron a la superficie. Cuando uno de los chicos Diablos, un joven apenas mayor que Alec, dio un paso hacia adelante y la miró desafiante, fue como prender una chispa en un barril de pólvora.
Sin advertirlo, Carl estaba observando todo desde las sombras. Había llegado para intentar hablar con Elettra, con la esperanza de entender qué había pasado entre ellos. Pero lo que vio lo dejó helado.
El joven Diablo, decidido a impresionar a su pandilla, sacó un cuchillo. La hoja brilló bajo las luces de la calle, y en ese momento, Elettra dejó de pensar. Se lanzó sobre él antes de que pudiera reaccionar, golpeándolo con una violencia desmesurada. El chico intentó defenderse, pero Elettra era imparable, cegada por la furia. Los gritos de Ashtray y Max tratando de detenerla se perdieron en el estruendo de la pelea. Para ella, el mundo se había reducido a ese momento, a esa descarga de ira que había estado conteniendo durante demasiado tiempo.
Carl, oculto a pocos metros, no podía moverse. No podía gritar, no podía detenerla. Solo podía ver cómo Elettra, la persona que había querido proteger, se perdía en una vorágine de violencia. Cada golpe parecía más brutal que el anterior, y cada segundo que pasaba, la situación empeoraba. El joven Diablo cayó al suelo, pero Elettra no se detuvo. Seguía golpeando, una y otra vez, hasta que el cuerpo del chico dejó de moverse.
El silencio que siguió fue ensordecedor.
Elettra, jadeando, se quedó de pie sobre el cuerpo inmóvil del chico, con las manos ensangrentadas. Todo a su alrededor parecía difuso. La adrenalina aún corría por sus venas, pero la realidad empezaba a asentarse lentamente. Miró al chico, pero no lo veía realmente; estaba atrapada en el eco de su propia furia.
Carl, aún escondido, sentía el peso de lo que acababa de presenciar. Su corazón latía con fuerza, su mente luchaba por procesar lo que había visto. Elettra, la persona que más amaba en el mundo, había matado a alguien. Y no era solo el acto lo que lo destrozaba, sino la manera en que lo había hecho, con una agresividad tan cruda que apenas la reconocía.
Elettra, sin saber que Carl había presenciado todo, intentaba procesar lo que acababa de hacer. Los Diablos, al ver a su compañero muerto, retrocedieron, asustados, pero no derrotados del todo. Había ganado la pelea, Y era lo único que le importaba realmente, no era la primera vez ni iba ser la última.
Para Carl, ese fue el momento en que se dio cuenta de que había perdido a Leettra. No físicamente, no aún, pero la persona que era Elettra ya no existía.
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𝒮𝒶𝓉𝒶𝓃 𝑜𝓇 𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁 - Carl Gallagher
General Fiction¿Que pasara en la vida de los gallaghers si una nueva Milkovich aparece? ...