35) Rosa negra

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Perspectiva de Tyler

Los Ángeles, Estados Unidos
2022, 9:40am

Tráigalas por acá. Dirijo al repartidor hacia el set que me prestaron para la sorpresa.

—Señor —Bárb se acerca— acá está la cuenta.

—No me digas señor.

—Perdón.

Checo la factura y le doy el dinero. No tenía idea de que las flores fueran tan costosas.

Vuelve.

—¿Y ahora que pasó?

—Usted... —hace una pausa— crees que ella quiera verte aún después de la entrevista.

Malvada entrevista.

No se en que estaba pensando Francisca, pero dado su momento, le dejaré todo en claro, fuera de eso soy consciente de cómo puede sentirse Claire al respecto de lo que pasó —Aún mantengo una esperanza de que no haya visto la entrevista.

—Solo debo asegurarme de que venga, ya aquí, lo tengo todo controlado. —miro el set— Está quedando bien ¿Eh?

Ella asiente, dudando aún sobre lo que me dijo.

—Llama a Grace —le digo.

Me hace caso.

—No contesta señor.

Señor.

—Yo le escribo, asegúrate de que bajen el resto de las flores.

Abro el chat y escribo a Grace.

Yo: ¿Ya salieron del doctor?

Grace Dunlop: Si, todo bien.

Vaya, creo que no han visto nada.

Grace D: QUE MIERDA ESTABAS PENSANDO? Solo te digo que Claire va echa una furia.

Yo: Cálmala entonces.

Razono.

Grace D: Ay muchacho, ustedes los hombres hacen cada estupidez.

Yo: Yo lo arreglo, solo necesito tenerla aquí.

Termino de escribir.

Me siento a esperar. El llamado a grabar no es hasta dentro de media hora, y no creo que tarden mucho en llegar.

Llevo planeando esto desde que fuimos a Portugal, aunque la idea pudo haber surgido un poco antes. No es culpa mía que ahora se compliquen las cosas, sin embargo, estoy muy seguro de lo que quiero, nunca se me ha echo difícil distinguirlo. Que la suerte no haya estado de mi lado, tampoco es culpa mía.

En este momento solo se que la conocí, y entendí que si no es ella, no se me ocurre quien podría serlo.

No pasaron más de 12 minutos cuando Bárbara se acerca distraída.

—Señor, Tyler, la señorita llegó, le acaban de dar acceso, lo escuché por el radio.

—Vale, apaga la luz.

Salgo rápido del set y me la encuentro caminando hacia mi, se nota que está molesta, pero no parece una pequeña caricatura. Y entiendo que podemos hablar de manera civilizada.

Las mujeres enojadas hasta cierto punto son irrazonables, por eso la mayoría de veces optan por ignorarlas o hacer caso omiso a lo que dicen.

—Buenos días. —zanja.

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