17) Pedirte un beso o robártelo

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Bordeaux, Francia
2021, 10:15pm

Estamos en los establos, preparando todo para salir a las 4:00am.

Dejar Francia, se siente vacío, siempre es el final de la gira, el fin de una temporada.

Generalmente, empezamos en Portugal o hacemos la mayoría de las participaciones en el país. Es la segunda vez que Michael y yo hacemos España y Francia, conocemos poco, pero se que son lugares de ensueño.

Mi papá, el abuelo, mi tio Manuel y hasta mi mamá han conocido muchísimo, tantas partes del mundo, que para ellos viajar a otro país es como andar de ciudad en ciudad.

Veo a Michael cargando las sillas en el trailer —Oye ¿Recuerdas cuando nos enojábamos por quedarnos en la finca mientras los adultos estaban de gira?

—Si he, ¿quien diría que traer a los caballos de aquí para allá era tanto trabajo? —le da dos golpecitos al trailer.

La voz de Miguel hace que Michael se sobresalté —sigue quejándote y vas a manejar todo el camino de regreso, —Me tapo la boca para que no vea como me rio —tu también señorita —me señala, y ahora reímos los dos.

—Algún día llegaremos a las competencias mas grandes del mundo. Pero por ahora tenemos que ver donde meter esto, —saca el premio de la cajuela— creo que no entra —termina juguetonamente.

Se la quito y limpio mi nombre, acaricio la placa con los dedos.

Una competencia de poca exigencia pero un primer lugar nunca molesta.

Ya quiero estar devuelta en casa, enseñarles el premio, ver a mi mamá y hermanas, a los otros caballos, y el aire fresco del campo.

Una notificación interrumpe mi momento melancólico.

Mensaje no leído*

Lio Cheers: Darkness, Harry me invito a comer, espero que no te moleste, mañana tomare un vuelo a Brasil.

Ok. Esto se veía venir pero es un poco raro ¿no?

Yo: Tranquila, tal vez nos veamos despues de navidad.

Todos nos iremos a casa para pasar fiestas con nuestras familias y por si no lo recuerdan Lio acudió a mi, gracias a que esta teniendo problemas familiares, o estaba, la verdad ya no lo se.

Ahora que eso esta aparentemente superado no creo que deba preocuparme por ella.

Si debí preocuparme por ella.

—Oigan, yo me voy y nos vemos mañana temprano para salir, aprovechen para comer muchas baguettes. Estamos en Francia —levanto la mano, despidiéndome.

Ellos asienten así que me encamino al coche.

Manejo las emblemáticas calles de Bordeaux con bésame mucho de Andrea Bocelli fondeando el ambiente, paso por la plaza de la catedral y me orillo. Bajo del coche, en el frío de diciembre, la luna resplandece como nunca, dandole un brillo al estructurado que parece de película, pero las cosas mas hermosas, siempre son efímeras, la noche desaparece, el invierno se deshace y todo muta en algo mas.

PerfidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora