Cierre

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Braga, Portugal

2030, 7:46pm

—¡Hermana! Te traje lo que pediste.

Corro a la cocina cargando al bebé y le hago un gesto a Carina para que guarde silencio.

—Shhh... no grites que Tania esta en la sala pintando.

—Hola pequeño Javier, ¿Verdad que tu mamá es una amargada? —mi hermana me ignora y mi hijo juega con su mano, pero ella se la quita cuando intenta comerse uno de sus dedos— ¿Para que querías este caballo viejo y feo?

—Alto ahí. Mi primer caballito de madera no es feo, ¿Ya? Sería muy lindo que lo use mientras tenga ese pequeño tamaño.

—Claire, tranquila, que apenas va a cumplir 4 años, a duras penas puede sostener un lápiz.

—Si te pasaras por aquí más seguido verías que tu sobrina nos ha dibujado todos. A su manera —aclaro— pero nos ha dibujado.

—Siempre y cuando no la explotes, se convertirá en Picasso —dramatiza.

—Te podrás burlar, pero hablas por experiencia propia. —Me pongo seria —Casarte no es la única manera de salir de las garras de nuestra madre.

Ella mira su anillo —Tienes razón, pero yo si lo amo.

—Amarlo y querer casarte son dos cosas diferentes. ¿No querías enfocarte en tu carrera?

—Pero si quiero casarme —replica.

—Ujum. Como digas.

—¡Ya! —me empuja— deja de meterte en la vida de los demás. —Toma una de las galletas que están en la encimera de cocina— ¿Donde esta tu marido? Señora Ferran.

—Debe estar con Ann en los caballos ¿Quién creería que le agarraría el gusto a la agricultura?

—Pues no le dejaste más opción.

—Calma. Madrid estuvo bien hasta que tuvimos a Tania, luego vinieron los otros dos y acordamos criarlos aquí para que tuvieran una infancia cerca de su familia.

—Si no les salieran tan bonitos, te diría que ya es suficiente con tres. Pero pueden hacer otro y regalármelo.

—A ti no te gustan los niños —levanto una ceja.

—Es verdad. —Ella mira la hora —Ya me voy, nos vemos mañana en el cumpleaños de la pequeña Frida Kahlo.

Rie como si hubiera hecho un chiste tremendo.

Después de tomar tres galletas más desaparece por el umbral.

—¿Y tú que dices amor? ¿Vamos por tu papá y hermanas para cenar?

—¡Tyler! —escucho que Tania grita desde la sala. Así que voy a ella para corregirla.

—No es Tyler, es pa-pá.

—O el único hombre de tu vida —mi señor esposo replica, aclarándole un punto a su hija, y se acerca para darme un beso.

—Buenas noches, guapo —le digo.

—¿Como estas? Vida mía...

A veces no me creo la familia que construimos.

Hasta ahora, tenemos tres hermosos hijos, una finca de ensueño a una hora de mi antiguo hogar y dos negocios de cultivo completamente independientes. En Madrid y Braga.

En España le proveemos a los locales pequeños, y aquí nos encargamos de lugares más retirados, a los que las frutas y verduras de los Caussier no llegan.

En la casa principal todo sigue igual. Pero ahora mi tío Manuel debe criar un hijo desde cero. Por lo que es gracioso verlo correr y regañar por toda la casa. 

Tyler es entrenador en un gimnasio, les enseña inicial a los niños y hace preparación con adolescentes. Siempre llega a la casa diciendo que tiene chicos muy buenos y prometedores. Hace dos años que participo en sus últimas olimpiadas por lo que admiro como desarrolló pasión por otras cosas.

Yo sigo compitiendo en el salto ecuestre, pero como empece a criar mi propia línea de caballos, portugueses y españoles, —que Michael a veces me ayudan a arrendar— compito para exhibirlos y abrirme paso en el mercado. También lo hago de esa manera para cuidar mi salud.

Todos mis amigos, triunfaron siguiendo sus destinos, claro que bajo sus propias reglas. Pero esa es una historia que tal vez se cuente después.

Nosotros... Somos una familia que va todos los domingos a misa. Y aunque no puedo decir que vivimos felices para siempre. Esto es lo más cercano que podríamos estar.

<3

"Fin."

—AC

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