Capítulo 27: Reunión familiar

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●27

Despierto en mi departamento, envuelta en las sábanas y la suave luz del sábado entrando por las cortinas. Mi cuerpo se siente pesado, como si el peso de los últimos días en la isla todavía me presionara el pecho. No sé cómo pasó, cómo terminé firmando ese maldito contrato con Víktor Arlov. ¿Realmente lo hice? ¿Realmente acepté todo esto con él?

Me doy la vuelta en la cama, tratando de evitar que mi mente siga desmenuzando esos recuerdos, pero es inútil. Víktor... Sabes cómo jugar, eso está claro. Sabes manipular, mover las piezas para que todo salga como quieres. Lo peor es que ni siquiera te das cuenta que te esta manipulando hasta que es demasiado tarde.

Me quedo un rato mirando el techo, recordando esos momentos en los que casi me sentí conectada a él. Hay algo más detrás de esa fachada de CEO controlador, algo oscuro que está ahí, oculto. Lo siento cuando lo miro a los ojos, en esos momentos de silencio en los que parece estar a punto de derrumbarse, pero siempre mantiene el control. ¿Qué fue lo que lo hizo así? Tratas de ocultarlo, pero... Ningún hombre con una mirada como la suya creció en un hogar lleno de amor.

Mi teléfono vibra en la mesita de noche, interrumpiendo mis pensamientos.

-Aló, mamá, -respondo, ya anticipando el caos.

-Lina, ¿dónde estás? ¡Ya deberías estar aquí!

-Hola, mamá. Me acabo de despertar. Ya voy para allá -digo mientras me froto los ojos.

Suspiro internamente. El caos del sábado familiar acaba de comenzar.

-Y por favor, por lo que más quieras, ¿puedes pasar por el súper y traer algo de bebida? Ya sabes cómo son tus tíos, especialmente tu tío Tony. Se va a quejar si no hay ginebra, para su gin-tonic, ¿me entiendes?

Sus palabras salen tan rápido que casi no las puedo procesar, pero no es algo nuevo. Mi madre tiene la habilidad de hablar como si estuviera narrando una carrera de caballos. La amo, pero a veces siento que necesito un manual de instrucciones solo para seguirle el ritmo.

Mi madre es mitad latina, y aunque nació aquí, conserva todas esas raíces puertorriqueñas que siempre la mantienen bulliciosa, extrovertida y... agotadora. La amo, claro, pero su energía puede ser abrumadora. Mi abuela siempre dice que esa familia grande y ruidosa es lo mejor que nos había dado Puerto Rico. Bueno, no esta del todo equivocada, pero a veces solo quiero un poco de paz.

-Sí, mamá. Pasaré por el súper. No te preocupes -le respondo, aunque por dentro ya estoy anticipando el drama familiar que me espera-. Y recuerda, ¡nada de invitar a Daniels esta vez!
-añado rápidamente antes de que cuelgue.

-¿Por qué no, mija? A todos les cae tan bien Daniels. Es un buen muchacho
-replica ella, como si fuera la decisión más absurda que he tomado en la vida.

-Mamá, por favor. No lo invites esta vez. No quiero complicar las cosas -le digo, tratando de mantener la calma-. Además, Daniels está ocupado con sus cosas, no tiene tiempo...

-Está bien, está bien -dice, aunque sé que seguramente va a seguir mencionando lo encantador que es durante todo el día.

Cuando finalmente cuelgo, respiro profundamente. Daniels. Dios, otro problema del que no quiero pensar hoy. Mi madre lo adora, claro, ¿cómo no iba a hacerlo? Él es perfecto en su pequeño mundo de familia bulliciosa y cenas familiares, pero eso no cambia las cosas entre nosotros.

Me levanto de la cama y me preparo rápidamente. Un maquillaje ligero, lo suficiente para verme presentable ante mi familia y, francamente, para no parecer que estoy a punto de colapsar bajo la presión de todo lo que está sucediendo en mi vida. Me miro en el espejo mientras me arreglo el cabello. Soy guapa, lo sé, pero a veces me pregunto si eso es lo único que ve Viktor. Él es... jodidamente hermoso, y no solo eso, sino que también es devastadoramente bueno en la cama. Pero es algo que no pienso admitir jamás, por el bien de la humanidad, lo último que se necesita es un Víktor el doble de narcisista y egocéntrico.

Bajo la superficie del CEO [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora